El hecho le sucedió, hace 20 días, a Gonzalo Lecumberri, productor agropecuario de Pergamino, quien cargó la última jaula de las 300 vaquillonas Aberdeen Angus que tuvo que vender porque ya no las podía alimentar, a causa de la sequía que las dejó sin forraje. “Fue un sacrilegio. Venimos trabajando en inseminación y selección de madres desde hace 25 años y, lamentablemente, esas vaquillonas terminan en un frigorífico”, explicó.
Y agregó: “En los 30 años que hace que me dedico a esto, nunca me había pasado tener que tomar una determinación así. La pensé y la repensé porque no lo quería hacer, pero no me quedó otra opción”, le comentó al diario La Nación.
“En mi zona hemos pasado tres o cuatro sequías importantes en los últimos diez años, pero esta es tremenda. Nos comimos absolutamente todas las reservas (de forrajes) y tuvimos que empezar con el plan de emergencia”, agrega.
Lecumberri comenzó a vender algunos vientres. “Me vi obligado a vender todas las vaquillonas de reposición porque alimentarlas a rollos con el valor que tienen hoy era perder plata día a día y no sabíamos cuándo iba a llover. Decidimos sacrificar eso porque todas las otras madres estaban preñadas y pariendo”, explicó.
Más achique. Sucede que desde julio pasado los rollos de alfalfa aumentaron más del 100%. “Por el más barato están pidiendo $15.000 cuando lo pagaba a $6.000 hace seis meses”, señala el productor, quien también vendió otras 90 vacas con un peor estado corporal.
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Según Lecumberri, las consecuencias de su decisión van a notarse en los próximos 2 años. “Ahora las vacas están pariendo y, si bien va a haber una merma de producción de terneros, no va a ser tan importante como en 2024, donde van a caer los destetes”, admitió.
Hace más de 30 años, luego de terminar sus estudios de abogacía, tomó la administración del campo que su abuelo le donó en vida. Está ubicado en el norte de Pergamino, muy cerca del límite con Santa Fe. Tiene 1.200 ha propias y le alquila a su tío otras 1.100 ha, donde tiene un plantel de unas 1.000 madres.
Su negocio es recriar el ternero hasta alrededor de 230 kilos, según su valor de venta. Para alimentarlos usa verdeos, rollos y picado de sorgo, entre otros forrajes. “En esta zona se habla mucho de la agricultura, pero hay muchos campos ganaderos que hay que defender y cuidar”, indica el productor, socio de la Sociedad Rural de Pergamino.
“Hemos tenido la emergencia agropecuaria en 2018 y lo único que logramos es que el municipio nos posponga la tasa de red vial y la provincia no nos dio absolutamente nada. Ahora veo una situación parecida, es decir que no nos dan nada”, comentó.
Al respecto, indicó que están trabajando para que se cobre la tasa de acuerdo con la productividad del suelo. “Como la tasa vial se cobra de forma lineal por hectárea, sin importar el tipo actividad y el tipo de suelo, en la cría al margen lo destroza”, concluyó.