Así se desprende de un relevamiento que semanalmente realiza la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac). De allí surge que en 7 provincias del país hay actualmente “muy bajo o nulo” suministro de gasoil. Se trata de Jujuy, Salta, Formosa, Tucumán, Misiones, Corrientes, Entre Ríos. Además, ante la escasez en las estaciones de servicio, en registran aumentos de precios del combustible a granel muy por encima de los incrementos registrados en los surtidores.
El “Mapa de abastecimiento de gasoil”, creado por técnicos Fadeeac, se puso en marcha en abril. Es un semáforo virtual que tiene como objetivo monitorear en tiempo real la disponibilidad de combustible en Argentina. Desde entonces, semanalmente, la federación que nuclea a 43 cámaras de transporte de todo el país, consulta a sus asociados sobre el acceso al combustible, eventuales restricciones o faltantes, según la zona geográfica.
Además de las citadas 7 provincias, que en el mapa lucen el color rojo, donde la gravedad de la situación es extrema, en el último relevamiento, con más de 600 respuestas procesadas, el mapa mostró los siguientes resultados:
– 7 distritos en naranja, donde el promedio de suministro es de 20 litros por unidad: Chaco, Santiago del Estero, Córdoba, San Juan, Mendoza, Buenos Aires y CABA.
– 4 provincias en amarillo, donde se cargan entre 21 y 50 litros por unidad, y entre 51 y 100 litros: Catamarca, La Rioja y San Luis, en el primer subgrupo, y La Pampa, en el segundo.
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Bolivia, sí; Argentina, no. Roberto Guarnieri, presidente de Fadeeac dijo que “el desabastecimiento que estamos sufriendo lleva más de 2 meses. Entendemos que no es un tema sencillo de solucionar, pero nos queda en claro que se trata de un problema generado por la falta de divisas y la dificultad para avanzar rápido en las políticas que se requieren. Desde hace varias semanas, cientos de camiones de Bolivia vienen al puerto de Campana a buscar el combustible que importa su país. Si se paga, hay combustible disponible. Mientras tanto, en Argentina tenemos camiones varados a orillas de la ruta, por falta de gasoil”, dijo.
Y agregó: “Es un problema que afecta a todo el país, de diferente manera. La situación más crítica se vive en el centro y norte; en el sur, por ahora, no se han registrado mayores complicaciones, pero si no se encuentra una solución de manera urgente, empezaremos a ver desabastecimiento. No podemos llevar la cosecha en tiempo y forma, ni el ganado o los alimentos. La industria en general empezará a sentir las consecuencias. El combustible es un elemento esencial para poder cumplir con nuestra tarea. Más del 90% de la economía argentina se mueve en camión”.
La falta de suministro regular de combustible se refleja en los tiempos de espera para el abastecimiento. De acuerdo con el relevamiento, 31% de los encuestados esperó entre 6 y 12 horas para poder cargar gasoil; 26% debió aguardar más de 12 horas; 26% entre 3 y 6 horas; y 17%, entre 2 y 3 horas.
“Las pérdidas que ocasiona esta situación son muy grandes, desde el punto de vista económico y social. El tiempo de espera y la incertidumbre de un transportista que no puede saber cuándo saldrá, ni cuándo llegará a destino produce un daño enorme. Y lo más angustiante es que pese a las reiteradas promesas de diferentes funcionarios diciendo que todo se normalizaría, no tenemos ninguna novedad”, comentó Guarnieri.
A granel, mucho más caro. Por otra parte, de la encuesta surge otro dato importante. Se trata del incremento del precio del combustible a granel muy por encima de las subas registradas en el surtidor. Esta situación provocó que muchos transportistas dejen de lado la opción de abastecimiento en playas privadas, para hacerlo en estaciones de servicio ubicadas en las rutas (62%) y en centros poblados (24%), con el consiguiente impacto negativo en cuanto al abastecimiento para las zonas de influencia de esas estaciones de servicio.
Según el informe de Fadeeac, es particularmente compleja en las estaciones de servicio ubicadas en los cascos urbanos atravesados por las rutas. La convivencia forzada entre tránsitos locales e interurbanos obliga a los transportistas a desenganchar sus equipos y realizar la carga con el tractor y, en muchos casos, a realizar las filas durante la noche, en detrimento de la calidad de su concentración diurna.
