Mientras el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, que encabeza Julián Domínguez, resiste en sus oficinas de la Av. Paseo Colón 982, CABA, y en cuanta aparición pública haga en la geografía agropecuaria argentina, el ministro, que está en contra de un aumento de los derechos de exportación (DEX) (o retenciones), sigue escuchando casi a diario a otros miembros de su gobierno que siguen agitando la idea de aumentarlas.
Tras la desmentida por Twitter del pasado viernes, casi una desautorización al propio presidente Fernández, quien había expresado el acuerdo con la suba de las retenciones en una nota radial, este lunes el primer mandatario volvió a insistir sobre el tema. Fue al ser entrevistado por otra emisora, cuando dijo que “queremos desacoplar los precios internos de los externos y para eso las retenciones son un instrumento idóneo. Y para eso necesito una ley, pero tengo una oposición que dice que no quiere que se toque ese tema”.
Ante la nueva insistencia radial del presidente, esta vez, Domínguez no usó su cuenta de Twitter. El ministro, que viene de prometer en aquel tuit de desmentida, hace una semana, que no habrá nuevas subas de los derechos de exportación (la última fue en marzo pasado, de 31 a 33% para la harina y el aceite de soja para crear el Fondo Estabilizador del Trigo Argentino -FETA- y subsidiar la harina a las panaderías), no acuerda con una mayor carga de derechos de exportación (DEX).
Pero ayer, Julián Domínguez, volvió a escuchar “fuego amigo”. Como cada jueves, la portavoz presidencial, Gabriela Cerruti dio su conferencia de prensa en la Casa Rosada, ante los periodistas allí acreditados. Y otra vez puso el tema en agenda: “Las retenciones son una herramienta adecuada en este momento para desacoplar precios y convoco a la oposición a que revea su posición. Es una de las posibilidades que tenemos que pensar”, dijo.
Pero su voluntarimso duró poco. Seguidamente admitió: “Si la oposición, antes de cualquier proyecto, encabeza un tractorazo contra las retenciones, o apenas el Presidente lo dijo sale en coro a decir que se oponían, es una pérdida de tiempo dar esa batalla en el lugar inadecuado, el Congreso, donde según la regulación se podría dar esa discusión”.
Resistir de otra forma. En Agricultura, no pasa inadvertido lo que se dice en otros ámbitos gubernamentales, pero insisten en que están “firmes” en la postura de no aumentar las retenciones y en que buscan pelear el tema “desde adentro”.
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Como saben que en el Congreso no prosperará ninguna iniciativa legislativa de ese tipo, por más que pueda aparecer algún diputado oficialista que presente un proyecto, se dedican a trabajar para quitarle cualquier argumento a quienes quieren subir retenciones.
Y lo hacen usando una herramienta que el ministerio de Agricultura sí maneja por simples resoluciones administrativas que controlan el comercio exterior de granos. Son los denominados “volúmenes de equilibrio”, algo que viene disponiendo discrecionalmente Domínguez, a través del subsecretario de Mercados Agropecuarios, Javier Preciado Patiño, funcionario de su equipo. Se trata de un mecanismo que limita las ventas al exterior de trigo y maíz.
Al abrir cupos de exportaciones, por ejemplo, permite que se registren ventas y se paguen derechos de exportación con las alícuotas actuales. Por ello, aunque no hay por ahora decisión de abrir nuevos cupos, de manera permanente en Agricultura elaboran informes del impacto que tendría abrir o no esos cupos. Es una herramienta que, al impedir el libre flujo comercial de las ventas externas, controla indirectamente los valores que los exportadores pagan a los productores, que por este motivo rechazan estos “volúmenes de equilibrio”.
Al respecto, días atrás la consultora AZ-Group calculó que, con el trigo ya registrado por más de 8,4 M de toneladas para exportar de la campaña 2022/2023, que apenas ha comenzado a sembrarse, y quedando un potencial de 5,5 M de toneladas, una eventual suba de retenciones de 3%, de 12 a 15%, solo aportaría US$71 M extra al fisco.
Mientras tanto, en Agricultura, con cierto alivio, reiteran que “no dan los números” en el Congreso para que prospere una suba de DEX. Algunos creen allí que plantear el tema retenciones puede ser una estrategia de otra área del Gobierno para que la oposición pague el costo político ante la sociedad de no querer conceder esa medida.
Solo 1,14%. Por su parte, Silvio Montenegro, integrante de la Asociación Argentina de Productores Autoconvocados (AAPA), publicó un trabajo en el que explicó que los derechos de exportación (DEX) y la brecha cambiaria ya “desacoplan el precio de los productos agropecuarios” y que bajar impuestos tendría más impacto que subir retenciones como pregona el Gobierno.
“La prueba es que por ejemplo, por el trigo, aquí nos pagan 44.000$/t, 208,20 US$ billete/t, mientras que en Kansas vale 437,26 US$/t y en Chicago 469,04 US$/t. Es decir que el trigo aquí vale menos de la mitad. Por otro lado, el Estado se queda con 232,10 US$, que no usa para bajar el precio del pan, con gastos de carga del buque de 17,62 US$/t y 17,08 US$/t (3609$/t) que deberían formar parte del precio que recibimos (FAS teórico) pero que se pierde en manos de los exportadores en la intervención de mercados y fideicomisos. De esos 232,10 US$/t de trigo que se queda el Estado, el 50% es producto del aumento del precio internacional del trigo del último tiempo y tampoco lo usa para subsidiar el precio del pan al consumo interno”, señaló Montenegro.
Luego detalló: “Siguiendo con el trigo, si se subieran los DEX del 12% actual al 57% el precio del trigo bajaría de los 44 $/kg actuales a los 22 $/kg. Esa rebaja del precio del trigo de 22$/kg provocaría una rebaja del precio del pan de 2,86 $/kg de pan, es decir una baja de su precio del 1,14%, debido a que el trigo tiene solo una incidencia del 13% sobre el precio del pan, cuando si solo se le quitara el IVA esa rebaja sería del 17,36%”.