Pablo Calviño, Agustín Giorno, Carlos Di Bella y Ricardo Martínez Peck integraron un panel temático variopinto en el que volcaron sus miradas sobre los aportes de las tecnologías a los sistemas productivos de la región sur.
La segunda y última jornada de A Todo Trigo —el congreso que reúne a más de 1700 personas vinculadas al mundo de los granos finos— arrancó con un panel que convocó a reconocidos especialistas bajo la premisa de integrar un recorrido por los sistemas de producción del Sudeste y Sudoeste triguero con herramientas tecnológicas vinculadas a las nuevas aplicaciones digitales y la agrónica.
Pablo Calviño, asesor privado de basta experiencia en el estudio del manejo de los cultivos de invierno en la zona sudeste, consideró que estamos en un “gran año para hacer agronomía, en el que será necesario prestar atención a todo: el clima, los precios, los mercados, la biología del suelo, la biología de las plantas… todas las interacciones que se pueden hacer en un sistema, donde si modificás algo cambia el todo”, remarcó.
En este sentido, reconoció que si bien hay precios muy altos, el productor se enfrenta a un contexto difícil marcado por los altos costos de los fertilizantes. “Estamos con precios totalmente fuera de lo común, con una urea que subió de 290 a 1300 U$S/tn”, enfatizó.
Pero no solo eso, también está la posibilidad de que en este contexto mundial no se consiga o haya escasez de insumos. Ahora, ¿cómo conciliar la restricción de insumos (si es que existe) con el logro de los potenciales que permite la zona? Calviño priorizó algunos insumos que no deben faltar: los herbicidas que no tienen reemplazo muy probado para crucíferas resistentes a gramíneas y fungicidas que no tienen reemplazo sobre todo para ramularia.
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En este aspecto, remarcó que para “hacer buena agronomía lo importante es “la calidad” basada en la planificación. Allí juega un papel importante la ambientación, en la cual hay que realizar cada proceso en su momento y donde juegan muchas variables. “Una de las claves en el sudeste es que el cultivo espigue temprano para expresar rendimiento alcanzable”, detalló.
Pasando a la región sudoeste, Agustín Giorno, técnico de AACREA, pidió prestar especial atención a los márgenes brutos en un momento complejo. En cuanto a la nutrición, “la región presenta un déficit muy marcado de nitrógeno, fósforo y azufre, pero el insumo más limitante es el agua”, remarcó.
Por eso puso el acento en que hay notorias diferencias entre los cultivos realizados en secano y los que se hacen bajo riego. Para citar un dato: en secano el trigo (y la cebada también expresa números casi similares) alcanza un rendimiento objetivo de entre 30 y 50 qq/ha, dependiendo de la zona, y bajo riego alcanza entre 65 y 90 qq/ha.
Además, argumentó que otro aspecto clave es un adecuado manejo de la estructura de cultivo, sobre todo siendo precisos en la fecha de siembra y prestando atención a una nutrición nitrogenada ajustada.
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Luego llegó el turno de las herramientas tecnológicas vinculadas a la digitalización aplicada al agro para manejar factores limitantes. Carlos Di Bella, profesor de la FAUBA e investigador del CONICET, realizó un interesante trabajo en el que sistematizó temáticamente el gran universo de las aplicaciones digitales (App) vinculadas al mundo agrícola. De esta manera, identificó algunos grandes grupos de apps: las que centran en el registro de datos (fecha de siembra, por ejemplo); las que capturan imágenes (para ver la situación de un lote o las deficiencias de una la planta, etc.); las que funcionan como calculadoras de diferentes datos (fertilizantes, herbicidas, etc); las que se basan en consultas a expertos; las que permiten monitorear clima (mapa de estabilización de lluvia, comparación de pronósticos, etc.); las de información satelital (las que se vinculan con la ambientación, por ejemplo) y, por último, las que permiten tomar u orientar decisiones. Según Di Bella, este último grupo son las de menor desarrollo y donde “hay una impresión realmente muy grande”.
El técnico consideró que si bien hay un desarrollo muy extendido de este tipo de apps todavía hay un camino largo para ganar en complejidad y precisión. “Uno de esos desafíos es vincular la geografía productiva y la experiencia de los productores. No todo se trata de inteligencia artificial”, apuntó. Además, consideró que un factor muy limitante es la escasa cobertura de Internet 4G, para la cual habrá que invertir mucho en infraestructura tanto desde el sector público como del privado.
“Una de las grandes deficiencias de estas aplicaciones es que aún no permiten una valoración en términos de beneficio económico. Hay muchas empresas que están desarrollando aplicaciones pero no hay datos acerca de cuánto ganamos con esto. No hay valoración económica”, remarcó.
Finalmente, Ricardo Martínez Peck realizó un recorrido por los aportes de la Agrónica a las diferentes facetas de la agronomía. Según este experto en mecánica agrícola, los aportes para la siembra a chorrillos se vinculan a diferentes tareas como el control de los niveles de tolva; el monitoreo de siembra y fertilización con conectividad remota; control de transferencia de carga sobre trenes de siembra y estabilidad de marcha; los mandos variables; los cortes por secciones, y mapas de siembra, entre otros.
“La agrónica es transversal a todos los procesos mecanizados. Es la responsable de generar información y ejecutar parte de la agricultura digital 3.0 y 4.0”, resumió. Pero aconsejó que para jugar con estas tecnologías hay que analizar bien la rentabilidad. “Porque no solo hay que poder adquirirla, también hay que mantenerla, y no se puede ignorar que estos equipos demandan mantenimientos que no son baratos. Si nos subimos a esta liga hay que estar preparados para jugar en este nivel”, advirtió.
Martínez Peck consideró que la agrónica ya es parte del presente pero se intensificará más en el futuro, por eso puso énfasis en prestar atención a la infraestructura de la conectividad que hoy implica un gran problema. Otro desafío serio, según este especialista, son los aspectos vinculados a la formación y capacitación de los jóvenes. “Es un error pensar que los chicos son más tecnológicos porque nacieron en la era digital. Los nuevos tractoristas tienen que aprender y tener tolerancia al fracaso, en muchos casos no saben leer o calcular el área de un rectángulo”. Para ello, advirtió que se deben hacer grandes esfuerzos por parte de los sectores público y privado para revertir esta deficiencia.
Fuente: Prensa Federación de Acopiadores