Después que el Congreso aprobó el acuerdo con el Fondo, ¿comienza a gobernar Alberto?

El Gobierno le dio a los anuncios de hoy el título de “guerra a la inflación”, según palabras del propio presidente, Alberto Fernández. Pero en realidad ese es el aspecto más visible o el tema que aqueja al ciudadano de a pie, y que una vez más el Gobierno intentará abordar con recetas ya probadas y sin efectos superadores, tras 2 años de gestión. Pero más allá de este tema, el “albertismo” busca relanzar la gestión del primer mandatario no sólo en lo económico.

El Presidente cree que tras la aprobación del acuerdo con el FMI en el Congreso comienza una nueva etapa para la Argentina, en la que desplegará su “esquema programático” de gobierno. Según citó el diario El Cronista, en la Casa Rosada sostienen que Fernández no dará una receta para frenar la inflación, sino que impulsará directrices generales para encarar la próxima etapa de su gestión que se sintetizan en 6 ejes centrales:

Políticas antiinflacionarias. Este es el punto más visible de los anuncios de hoy. Las medidas en su mayoría ya se conocen: aumento de las retenciones al campo; conformación de fideicomisos acordados con exportadores y supermercados para subsidiar precios internos de determinados productos; mayor control de la lista del programa Precios Cuidados; fomento de créditos para exportar trigo y un seguimiento de la cadena productiva. Independientemente de estas u otras medidas que se dispongan, queda claro que habrá una mayor intervención estatal en la economía.

Relación con CFK. El Presidente transita su peor momento con la vicepresidenta. El vínculo está prácticamente roto. Nada será como antes. El debate del acuerdo con el FMI y el rechazo del diputado Máximo Kirchner a ese entendimiento sellado por Martín Guzmán marcaron un antes y un después de la relación de la fórmula presidencial. Un punto de no retorno con final abierto. En el Gobierno admiten que será el inicio de una nueva etapa del Frente de Todos, donde el eslogan “unidad en la diversidad” ya habría caducado.


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El mundo. La aprobación del acuerdo con el FMI marcará para el Gobierno el inicio de una nueva etapa en las relaciones exteriores, especialmente con EE.UU. marcando una diferencia con la línea prorrusa que imponía el kirchnerismo duro. Alberto no abandonará su alianza con China, aunque prepara una agenda movida con Washington, que ya empezó a preparar el embajador argentino Jorge Argüello. La pregunta que nadie puede contestar es si hay posibilidades de que la Argentina aplique sanciones económicas a Rusia en medio de la guerra. Hasta ahora esto es impensado para la Casa Rosada. Nadie sabe hasta donde se sostendrá esa posición, frente a un mundo occidental que exige arrinconar cada vez más a Vladimir Putin. Un dato que siembra dudas: el embajador en Moscú, Eduardo Zuain, envió en su nombre a un segundo funcionario de la embajada argentina en la capital rusa a una reunión convocada por el Kremlin, para informar a los jefes de misiones diplomáticas de países latinoamericanos sobre el acontecer de la guerra en Ucrania y agradecerles que no sancionaran a Rusia.

Los empresarios. El Gobierno los convocará en las próximas horas para comprometerlos en la “guerra” contra la inflación. Hay mucha resistencia a ese llamado ya que nadie del mundo empresarial privado acuerda con un mayor intervencionismo estatal para frenar el alza de precios. Pero Alberto está empecinado en incluirlos en su nueva batalla económica. Desde ese ámbito, solo los referentes del campo anunciaron un esquema de enfrentamiento directo con la Casa Rosada, ante la idea, por ahora no aplicada, de cierre de exportaciones de granos y aumento de retenciones a esos productos. Pese al riesgo de reeditar los días de 2008, con el rechazo en las rutas a la resolución 125, el Presidente insiste en que en la nueva etapa habrá que contar con una fuerte alianza con el sector empresarial.

¿Nuevas caras en el gabinete? En Balcarce 50 rechazan la idea de un recambio ministerial. El Presidente no quiere ceder en este sentido, ante presiones de la prensa. Pero al mismo tiempo muchos funcionarios admitieron en las últimas horas que para encarar un relanzamiento del gobierno se necesitarán nuevas caras. El ministro de Economía es uno de los más señalados. Una vez aprobado el acuerdo con el FMI en el Congreso, el ministro Guzmán habrá cumplido su objetivo, razonan aquellos que lo cuestionan y no lo quieren más en el gobierno. Pero Guzmán tiene aún el plan económico que acordó con el FMI bajo el brazo y el Congreso lo dejó de lado. ¿Tiene o no vigencia ese plan en este relanzamiento de la gestión presidencial?

El PJ y los gobernadores peronistas. El presidente recibió el miércoles al gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, para contenerlo tras su enojo por la medida que tomó el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, al cerrar las exportaciones para aumentar las retenciones a la harina y aceite de soja, actitud que también tuvo el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti. Por eso Alberto avaló la idea de Perotti de ofrecer un plan de incentivo a los productores de trigo, como moneda de cambio. Así, trata de cuidar el frente interno de la liga de gobernadores. Sabe que necesitará del apoyo del PJ ortodoxo de los mandatarios provinciales, si es que busca acariciar el sueño de la reelección. En este punto también habrá una suerte de relanzamiento de gestión, con fuerte apoyo en el Frente Renovador de Sergio Massa y el peronismo tradicional, en detrimento del alicaído poder de La Cámpora.

 

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