Mientras se espera que, tras la suspensión de exportaciones de harina y aceite de soja “hasta nuevo aviso”, el Gobierno aumente los derechos de exportación de 31% a 33% para esos subproductos, se conoció que lo recaudado se usará para subsidiar los precios de la harina de trigo y de maíz
Esa recaudación rondaría adicional rondaría los 400 millones de dólares, monto con el cual el Gobierno planea crear un nuevo fideicomiso público con estos recursos para comprar casi 4 millones de toneladas de trigo para vender a los molinos a precios inferiores a los de mercado.
Así, las panaderías que accedan a la bolsa de harina subsidiada se comprometieron con a vender el kilo de pan a precios populares, que serían los que regían antes de que comience la invasión de Rusia a Ucrania, en torno a $240, en vez de los $300 actuales.
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En menos de un mes el precio de la bolsa de 25 kg de harina de trigo aumentó en promedio un 100% en el país, Ante la preocupación por la escalada de esta materia prima de todos los panificados, el Gobierno busca con esos 400 millones de dólares financiar un nuevo fideicomiso para sostener el precio de la harina de trigo y maíz.
El presidente Alberto Fernández se reunió con el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, para definir cómo será el aumento en las retenciones a los subproductos de soja.
De acuerdo al artículo 18 de la resolución 128 de 2019 del Ministerio de Agricultura de la Nación, el domingo se había decidido que desde ese día y “hasta nuevo aviso” se suspendiera la aprobación de solicitudes de Declaración Jurada de Operaciones de Exportación (DJE) de subproductos de soja, como la harina y el aceite.
El próximo paso que daría el Gobierno es aumentar las retenciones de ambos productos del 31% al 33%. Así se suprime el diferencial de derechos de exportación que hay entre el poroto de soja que paga 33% y estos 2 los subproductos, con lo cual todos pagarían 33% de derechos de exportación.
La decisión del aumento es meramente fiscal, ya que el Gobierno, acuerdo con el Fondo Monetario Internacional Mediante, tiene que empezar a equilibrar sus maltrechas cuentas públicas.
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Para eso está buscando recursos de dónde puede. No obstante, según los cálculos del economista Fernando Marull, la recaudación del Gobierno aumentará en u$s 450 M por subir 2 puntos esas retenciones a la harina y aceite de soja, lo que representa 0,9% del Producto Interno Bruto (PIB), algo poco significativo “per se”, pero que no deja de sumar en la búsqueda desesperada de recursos de un Estado quebrado y un Banco Central sin reservas.
Mientras hace semanas el Gabinete económico discute cómo desacoplar todavía más los precios internacionales de los alimentos, en alza por el conflicto bélico en Ucrania, con los valores locales, hay fuertes internas porque los funcionarios de la coalición gobernante tienen posturas muy distintas. Domínguez sostuvo en sus últimas apariciones públicas que no estaba de acuerdo en subir las retenciones, pero el sector liderado por el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, presentó una propuesta para duplicar los derechos de exportación.
Las entidades del campo que componen la Mesa de Enlace rechazaron con un comunicado el cierre de exportaciones de harina y aceite de soja anticipándose a lo que anunciaría el Presidente y pidieron a el Congreso: “poner un orden institucional sobre la legislación en materia de retenciones”.
“La historia reciente marca que, después de este tipo de medidas, viene un nuevo esquema de retenciones”, remarcaron Coninagro, CRA, FAA, la Federación Comercial de Córdoba (Fedecom) y la SRA. “Queda tan devaluada la palabra del Gobierno después de subir los combustibles. Que un día digan que están preocupados por la mesa de los argentinos y aumenten de un solo golpe el 11,5% el precio, no es creíble, no ayuda a bajar la inflación”, argumentó Carlos Achetoni, presidente de FAA.
