El mercado mundial de fitosanitarios está complicado. Y en la Argentina, más aún

Derivaciones productivas y logísticas vinculadas con la pandemia del Covid-19, por una parte, y la cada vez más aguda restricción cambiaria, que el Gobierno argentino impone a los importadores para liberar licencias y divisas al cambio oficial, componen un cóctel que puede dificultar más aún el escenario de la campaña agrícola 2022/2023.

El pasado viernes 11, Bayer Cropscience, desde su sede central en Alemania, anunció que por razonas de “fuerza mayor” -una falla mecánica en una planta industrial de uno de sus proveedores clave- las entregas pautadas de glifosato podrían experimentar inconvenientes (demoras en las entregas), al menos en los próximos 3 meses, razón por la cual sugirió a sus clientes “revisar las posiciones de abastecimiento local y monitoreo de los precios relativos”.


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El inconveniente global del gigante químico alemán es una dificultad más que se suma los problemas y demoras que se registran en el ingreso al país de fitosanitarios formulados y principios activos, porque las autoridades nacionales retacean licencias de importación y divisas, ante el prácticamente inexistente nivel de reservas del Banco Central. Esta última situación, que muchas empresas vienen experimentando con mayor intensidad en las últimas semanas, más el escenario mundial podría agravar la situación de faltante de fitosanitarios que se viene dando desde 2021.

“Los productos más complicados son aquellos que ya vienen formulados, como el metsulfurón”, dijo Lionel Camps, director Ejecutivo de la Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines Bonaerense (Cedasaba). Actualmente, además, están faltando algunos insecticidas para el cultivo de soja, que son indispensables en aquellas zonas que no fueron afectadas por la sequía.

“El año pasado los faltantes de productos se cubrieron en buena medida con stocks remanentes de las empresas y de los distribuidores, pero eso ya no existe en la actual campaña, lo que permite vislumbrar que el escenario puede llegar a ser muy complejo de aquí en adelante. La producción agropecuaria es el motor económico de la Argentina y necesitamos estos insumos clave para poder asegurarla”, advirtió Camps.

Respecto de la demanda, debido a la sequía que afecta a gran parte de la geografía agrícola argentina, no hay apuro de los productores de anticipar compras para la próxima campaña fina. En lo que hace a fertilizantes, hay oferta y se espera que próximamente la baja de precios internacional se replique en el mercado doméstico.

 

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