Aumento de casos de abigeato

En Olavarría, como en tantas otras localidades de la provincia de Buenos Aires, los delitos rurales están en crecimiento. Pero en la zona vienen sufriendo un número creciente de denuncias de animales carneados.

La semana pasada, un productor que tiene su establecimiento a cinco kilómetros del casco urbano, volvió a denunciar un caso de abigeato. Hace cuatro meses le habían carneado dos novillos y en esta oportunidad denunció la faena de un animal.

En la Estancia Las Rosas, sobre la ruta 226, días atrás faenaron tres animales y en junio habían perdido seis novillos de la misma manera.

Los productores piensan que deben ser los mismos responsables, que tienen marcados los campos para delinquir. Es un delito que abruma a los productores, que no logran prevenir ni esclarecer los hechos con las patrullas rurales.


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Desde la Sociedad Rural de Olavarría, Daniel Ayçaguer que es responsable de la Comisión de Seguridad, indicó que ha habido un aumento de casos en los últimos tiempos. Hace diez años se faenaban mas de 450 animales y hay preocupación entre los productores de que esas cifras vuelvan a crecer. En ese momento se insistió para que se hicieran las denuncias y consiguieron una fiscalía especializada en delitos rurales. El trabajo de la fiscalía dio resultados y en el año pasado solo registraron 80 animales carneados. Este año ya llegan a 100, por lo que crece la alarma en la zona.

El distrito tiene 800.000 hectáreas que albergan a más de 800.000 cabezas de ganado y más de 2000 kilómetros de caminos rurales. Por esa razón, solicitan hace tiempo mas seguridad rural. Este año recibieron 12 móviles del Ministerio de Seguridad Bonaerense pero no cuentan con personal suficiente para hacer los recorridos. En Olavarría, la policía de seguridad colabora con la patrulla rural pero no es suficiente. Cada dependencia tiene tres policías por turno, que no pueden ocuparse de las rondas y dejar las dependencias sin personal. Se busca mejorar la posibilidad de hacer patrullajes y medidas de prevención, algo que es limitado por el momento.

Otro de los pedidos que hacen los productores es contar con personal de inteligencia especializado para la investigación de los casos. “Si no se esclarece dónde va la carne robada, nunca van a poder terminar con los delitos”, argumentaba un productor.

En la zona saben que la carne se vende luego de manera clandestina, por esa razón insisten que el Estado debería abordar este delito también desde la bromatología.

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