El economista Claudio Lozano, director del Banco Nación propuso crear una moneda que no sea convertible al dólar con el objetivo de mejorar el poder adquisitivo de la población. Su idea era establecer una moneda que cumpla con todas las funciones, excepto que no se pueda cambiar por dólar. Basó su propuesta en la necesidad de crear nuevas estrategias para acelerar la recuperación de la economía y recuperar el consumo de la población, luego de las Paso.

Pero luego dejó en claro que su planteo lo hacía como economista y en función de su participación como dirigente del partido Unidad Popular y no estaba ligada a un plan en análisis de la entidad bancaria o del gobierno.
Sus comentarios fueron desestimados por muchos economistas que dieron su opinión en las redes sociales. Guido Lorenzo, director ejecutivo de la consultora LCG, calificó la idea como un disparate alegando que nadie aceptaría esa moneda. Además, aclaró que el peso tampoco es convertible a dólar ya que el Banco Central no los cambia. Desde la salida de la convertibilidad no hay obligación por parte de nadie de cambiar peso por dólar.
Gabriel Camaño, director de la consultora Ledesma manifestó que era algo sin sentido. De todas maneras, cualquier cosa es transable por cualquier cosa. Es seguir obsesionado con los síntomas y no con las causas, aclaró.
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El director de Ecolatina, Federico Moll se expresó de manera similar advirtiendo que ninguna una moneda es inconvertible, siempre está la posibilidad de hacerlo y el Estado no puede hacer nada al respecto. Solo complicaría aún más el mercado cambiario. Además, planteó que se debe incrementar la demanda de pesos en vez de impedir la demanda de activos.
Fueron muchos los que recordaron a las cuasimonedas que surgieron luego de la crisis del 2001/2002 como resolución ante la imposibilidad del Banco Central para emitir moneda por la Ley de Convertibilidad. En términos nominales equivalían a un peso convertible pero luego empezaron a cotizar por debajo de ese valor. En un principio se trataban de un pagaré al portador que al vencimiento pagaban un interés, pero terminaron siendo utilizados como una moneda.
Camaño advirtió que uno de los riesgos de crear un instrumento semejante es que nadie quiera tenerlo y pierda valor respecto al resto de los bienes y servicios de la economía.
Alfonso Prat Gay, fue en la misma línea. Es algo que ya se intentó y la gente se quería sacar de encima esas monedas porque no tenían respaldo y eso aceleraba el traslado a precios, explicó.