El escándalo generado por las fotos del cumpleaños de Fabiola Yañez puso al presidente en una incómoda situación.
Si bien la denuncia es por un delito menor, es por lo menos, extrañísimo que deban juzgarlo por un decreto que el mismo impulsó. Acusado y acusador son la misma persona.
El presidente no puede alegar inconstitucionalidad de la medida como lo hace la defensa de una de las concurrentes al festejo, Stefanía Dominguez.
Desde el inicio de las restricciones hubo infinidad de causas por incumplimiento del decreto presidencial, pero son pocas las que prosperaron. Los fiscales no han proseguido con las investigaciones ya que la gran mayoría de las actas tenían deficiencias o por la poca magnitud de la acción.
Pero en el caso de las fotos de Olivos, el festejo fue fotografiado, filmado y hay registros oficiales que cuentan el ingreso de los asistentes a la quinta presidencial. No es relevante que nadie haya sido contagiado en ese festejo. El decreto presidencial prohibía eventos de cualquier índole que impliquen la concurrencia de personas.
Las infracciones que han sido tenidas en cuenta por los fiscales terminaron con probations, tareas comunitarias a cambio de la suspensión del juicio. Algo que no corresponde a un funcionario público. Otras causas, se cerraron luego de una conciliación, como la de la persona que viajó en Buquebús contagiado y obligó a 400 personas a hacer cuarentena. En ese caso se acordó un pago de 500.000 pesos al Hospital de Niños.
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El presidente ni siquiera nombró un abogado. Su pareja designó a Juan Pablo Fioribello, abogado de celebrities.
El expediente, que está en Comodoro Py, debería radicarse en el juzgado de San Isidro de Sandra Arroyo Salgado, ex mujer del fallecido fiscal Alberto Nissman. Alberto Fernández cambió su postura sobre la muerte del fiscal desde que era crítico al kirchnerismo al presente.
Por el momento las disculpas presidenciales no conformaron a nadie. Un rápido cierre de la causa podría ser mas perjudicial que dejar que continúe y la indignación de la gente vaya desapareciendo. Hay que esperar para ver si el escándalo se diluye y no hace demasiado daño en el resultado de las elecciones.
