El maíz es el segundo cultivo de mayor importancia en la Rep. Argentina. Durante la campaña 2019/20, el área sembrada fue de 7,26 millones de hectáreas, promediando en un rendimiento de 8.240 kg ha-1 (BCR, 2020), siendo Córdoba una de las provincias con mayor superficie destinada a la producción de maíz. Los departamentos Unión y Marcos Juárez alcanzaron un rinde medio de 9.830 kg ha-1 durante las últimas 3 campañas de maíz, encontrándose considerablemente por encima de los rendimientos logrados a nivel nacional (BCCBA, 2020).
Los rendimientos en estas localidades se deben a la combinación de suelos con una elevada capacidad productiva, campañas con una buena oferta hídrica y condiciones óptimas de radiación y temperatura para el cultivo. Otro factor relevante para estos rendimientos es la presencia de napas freáticas, las cuales son un factor crucial de incremento de la productividad debido al aporte de agua por parte de la misma, llegando a superar los 200 mm (Cisneros et al., 2007). Para ello la napa debe fluctuar dentro de una banda de profundidad óptima (1,40 – 2,45 metros para maíz, Nosetto et al., 2009) y tener un bajo contenido de sales.
El maíz muy eficiente en convertir radiación en biomasa gracias a su metabolismo fotosintético del tipo C4. Bajo situaciones hídricas y de nitrógeno no limitantes, la instalación temprana de altos niveles de cobertura en el cultivo y el mantenimiento de la superficie foliar fotosintéticamente activa durante el mayor tiempo posible aseguran interceptar mayor cantidad de radiación a lo largo del ciclo. En consecuencia, producen una mayor biomasa destinada a particionarse entre los órganos y el resto de la planta, determinando así el rendimiento del grano (Andrade et al., 1996).
Dentro de los factores de manejo que contribuyen a una mayor intercepción de radiación en maíz, se encuentra la reducción del distanciamiento entre hileras en la siembra. Una menor distancia entre estas permite una mayor equidistancia en la distribución de las plantas, posibilitando cubrir mejor el suelo y aumentar la captación de radiación en estadios tempranos (Maddonni et al., 2001). Esta práctica cultural incrementa la producción de biomasa en casos de maíces de ciclo corto implantados en el sudeste de Córdoba o cuando la reducción del espaciamiento entre el surco es de gran magnitud (Andrade et al., 1996; Cirilo, 2000). Sin embargo, en la mayoría de los cultivos bien manejados y con las densidades correctas se alcanzan las coberturas necesarias para una máxima intercepción de radiación, lo cual podría indicar que no siempre esta práctica lograra mayor rendimiento en contraste a los distanciamientos sugeridos (Cirilo, 2004).
Otros factores o externalidades que los miembros de la Chacra Justiniano Posse buscan aprovechar con un menor distanciamiento entre hileras son el uso de maquinaria con características comunes para varios cultivos, buscar una mayor competencia contra las malezas al alcanzar un índice de área foliar crítico más temprano, evitar la evaporación del agua en el suelo y favorecer la transpiración por parte del cultivo (Ventimiglia, 2019).
En ambientes donde la disponibilidad hídrica pasa a ser no limitante, son desconocidos los efectos en rendimiento y el sistema que conlleva el acortamiento entre hileras en maíces tempranos. En base a esta incógnita, durante la campaña 2020/21 se llevaron a cabo una serie de ensayos empleando diferentes distanciamientos entre hileras con el propósito de dar respuesta a las interrogantes planteadas por la Chacra Justiniano Posse.
Objetivo general
Evaluar el efecto del distanciamiento entre hileras sobre el rendimiento y el sistema en maíces tempranos sembrados en ambientes con influencia de napa freática en el sudeste de Córdoba.
Materiales y método
s Se realizaron cinco experimentos en lotes de producción bajo siembra directa durante la campaña 2020/21 en el sudeste de Córdoba. Los sitios se encontraron cercanos a las localidades de Justiniano Posse y Monte Buey, donde predominan los suelos Hapludoles y Argiudoles típicos (Cuadro 1). Al momento de la siembra, los sitios contaban con napas freáticas a menos dos metros de profundidad y buena recarga hídrica del perfil.
La siembra se efectuó con la maquinaria propia del productor y en cada sitio la fecha de siembra, genotipo, densidad, fertilización y manejo de plagas se realizó en base al manejo del lote. Todos los sitios fueron fertilizados en presiembra, asegurando una correcta dosis de nitrógeno inicial sin la necesidad de reingresar en el cultivo en estadíos posteriores. Los distanciamientos evaluados dependieron de la sembradora disponible en cada caso y en uno de los sitios se sumaron las variables genotipo y densidad (Cuadro 2).
El diseño experimental utilizado consistió en franjas ubicadas completamente al azar con dos repeticiones. El ancho de cada franja estuvo determinado por el ancho de labor de la sembradora utilizada, mientras que el largo de la misma vario entre 300 y 500 m, dependiendo del lote.
Durante el ciclo de desarrollo del cultivo, se realizó un seguimiento del nivel freático del lote y las características fenológicas entre los diferentes distanciamientos, densidades e híbridos evaluados. Además, se realizó el seguimiento de la evolución de la cobertura generada por el cultivo mediante el uso de la aplicación Canopeo (Patrignani et al., 2015). A madurez de cosecha se determinó el rendimiento con utilizando una cosechadora.
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Resultados
Clima
Se observaron diferencias en las precipitaciones totales acumuladas y en su distribución frente a los valores históricos de la región. Si bien la campaña 2020/21 comenzó con un episodio de lluvias que permitió realizar la siembra del maíz con perfiles próximos a capacidad de campo, durante la etapa de crecimiento del cultivo las mismas fueron ligeramente inferiores a las históricas, registrándose un evento de grandes precipitaciones durante en el mes de Enero que permitió acercarse a los valores normales para la zona (Gráfico 1).
Las temperaturas las máximas durante el ciclo del cultivo se encontraron dentro de los valores históricos, pero no así las mínimas, las cuales fueron menores a las normales (Gráfico 2). Este factor trajo como consecuencia días con mayores amplitudes térmicas comparando con las usuales, condición que en ausencia de estrés en el cultivo y buena radiación solar generaría buenos potenciales de rendimiento en el cultivo (Andrade et al., 1996).
Fisiología y malezas
Los resultados de la evolución de cobertura mostraron que el cultivo de maíz sembrado a menores distancias entre hilera alcanzó altos niveles de cobertura en estadíos fenológicos más tempranos (V4-V6) que en el resto de los distanciamientos evaluados. Aún así, llegado el período crítico (PC) del cultivo (29/12 – 05/01) todos los distanciamientos evaluados alcanzaron máxima cobertura (Gráfico 3).
El análisis estadístico arrojó diferencias significativas atribuidas al distanciamiento sobre la altura de la planta cuando se comparó la interacción distanciamiento x híbrido. El resto de las diferencias obtenidas fueron atribuidas únicamente a los híbridos y densidades utilizadas en la evaluación (Cuadro 3).
Rendimiento
Los rendimientos explorados variaron según el sitio en evaluación, alcanzando un rendimiento promedio de 14.482 kg ha-1 , con máximos de 15.923 kg ha-1 y mínimos de 13.174 kg ha-1 . A diferencia de lo indagado en bibliografia (Ventimiglia, 2019), el efecto del distanciamiento entre hileras sobre el rendimiento de maíz no fue significativo (Cuadro 4, Gráfico 4).
Dentro del sitio Cotoras, en donde se sumaron al análisis diferentes densidades y genotipos, las diferencias encontradas en los rendimientos obtenidos fueron explicadas por los híbridos, pl m-2 utilizadas y la interacción entre ambas variables (Cuadro 5, Gráfico 5).
Conclusiones
Los resultados obtenidos evidenciaron que el uso de menores distancias entre hileras en ambientes sin limitantes hídricas (napa + precipitaciones), permiten obtener los mismos rendimientos que los alcanzados por los distanciamientos convencionales (52 – 70 cm) utilizados en el sudeste de Córdoba. Con respecto al control de malezas, práctica que se dificulta en la región debido a la aparición exponencial de especies resistentes a diferentes principios activos de herbicidas, esta práctica mostro ser efectiva y una alternativa al uso de fitosanitarios para su control.
La mayor cobertura inicial generada en los distanciamientos más estrechos permitió un menor ingreso de luz hacia el entresurco, lo que trajo como consecuencia un menor crecimiento de malezas para el cultivo de maíz y permitió no tener que ingresar al lote para hacer una aplicación de herbicidas previa al cierre del surco.
Al no encontrarse una diferencia estadísticamente significativa en los rendimientos alcanzados entre los distanciamientos estrechos y convencionales, la posibilidad de unificar la maquinaria para efectuar la siembra de dos cultivos aparece como una estrategia posible, con un gran impacto sobre los gastos de estructura y mantenimiento en los márgenes obtenidos por los productores. Sin embargo, prácticas de manejo como la elección de híbridos y densidades utilizadas para estos distanciamientos, requieren de seguir realizando ajustes para obtener las mejores opciones disponibles dentro del mercado que se adapten a estas situaciones.
Fuente: INTA por Franco Bardeggia, Alejo Ruiz, Hugo Villarreal, Luis Federico Pagnan