La avena es un cereal que se siembra principalmente para producción de forraje, ya sea para pastoreo o para la confección de reservas. En nuestra región, además del uso forrajero, se realiza la cosecha de grano ya que las condiciones agroecológicas permiten lograr buenos rendimientos y alta calidad de grano. Una buena parte de la semilla de avena que se emplea en todo el país se origina en nuestra zona. Algo de la cosecha es consumida como grano forrajero y una porción menor se destina a la industria de avena para consumo humano.
En la campaña agrícola 2019/20 la avena con sus diversos destinos ocupó el 12.6 % de la superficie de cultivos de fina relevada en los 4 partidos de influencia de la Chacra Experimental Integrada Barrow (MDA – INTA), estimándose unas 36.263 hectáreas para cosecha de grano, siendo Tres Arroyos el de mayor superficie sembrada. En Tres Arroyos hay empresas en el Parque Industrial que agregan valor a unas 20.000 toneladas de grano de avena por año, transformando el grano de avena en distintos productos para la alimentación humana. Otras realizan algún proceso sumando valor para otros usos, incluyendo industrias ubicadas en el Gran Buenos Aires que compran el grano en nuestra región para procesarlo en sus plantas para alimento o cosméticos por ejemplo.
El principal problema que enfrenta es la sanidad, ya que la avena en general es susceptible a las royas de la hoja (Puccinia coronata) y del tallo (Puccinia graminis). La primera está presente durante todo el ciclo del cultivo, mientras que la segunda es de aparición más tardía en la primavera afectando generalmente a los cultivos sembrados para grano y también puede hacerlo en las destinadas a reservas; aunque desde la campaña pasada la estamos observando en los verdeos. Por lo tanto se recomienda monitorear los cultivos desde su implantación.
Cultivares
Se recomienda siempre comprar semilla de calidad e identificada, dónde se especifique el cultivar, ya que en la no identificación varietal se explica muchas veces el no poder alcanzar los objetivos planteados. El productor cuenta hoy con un interesante número de cultivares, casi en su totalidad generados en los programas de Mejoramiento genético de INTA a través del trabajo realizado en la Estación Experimental Agropecuaria de Bordenave y en la Chacra Experimental Integrada Barrow y también por la Facultad de Agronomía de la 2 Universidad Nacional de La Plata. También hay algunos cultivares introducidos por empresas como FU 15, Faraona (Brasil) y Cantara (Uruguay).
Hay avenas que producen forraje de muy buen rebrote con una distribución equilibrada del pasto durante el otoño e invierno y con distinto perfil sanitario, mientras que otras son más productoras de grano con diferente calidad del mismo. En los últimos años se han inscripto Elizabet INTA, Lucía INTA, Juana INTA, Paloma INTA, Sofia INTA, Bonaerense INTA Aikén, Bonaerense INTA Sureña, Bonaerense INTA Yapa, La Plata FA y Los Hornos FA.
Cuestiones de manejo
Las siembras para producción de pasto se hacen desde fin de verano a otoño y para grano desde fin de otoño a invierno. Elegido el cultivar según el propósito que se le dará, es importante conocer el cultivo antecesor y el registro de herbicidas empleados en el lote donde se sembrará, ya que hay algunos productos que tienen mucha residualidad y que pueden malograr la implantación de los verdeos principalmente, pero también podrían afectar siembras tempranas para grano o silaje.
No es un tema menor, ya que hay herbicidas con amplio poder residual que necesitan de tiempo y lluvias importantes para su degradación una vez finalizado el cultivo para el que se aplicaron o para control de malezas problemas durante el barbecho. Así los herbicidas inhibidores de la ALS/AHAS como sulfonilureas, imidazolinonas y tirazolopirimidinas pueden permanecer en el suelo y ocasionar graves daños a los cultivos siguientes, existiendo diferencias en sensibilidad según el cultivar empleado.
En siembras para grano hay que pensar que el lote no debe contener malezas gramíneas, como raigrás y en especial cebadilla o avena negra ya que no se pueden controlar con herbicidas en el cultivo de avena y además de competir con el cultivo, la presencia de sus semillas serán castigadas en la comercialización. La cebada no es un buen antecesor de la avena para grano, ya que puede emerger como maleza en el cultivo y sus granos son difíciles de separar en la limpieza, considerándose como materia extraña.
Si bien hay una tendencia a sembrar temprano las avenas para grano (mayo, junio), muchos de los cultivares que existen en el mercado, son de ciclo intermedio a corto, por lo que es conveniente un manejo similar a trigos de ciclos intermedios, respondiendo mejor en rendimiento y calidad con fechas de siembra de fines de junio a mediados del mes de julio.
En la campaña 2020 en los ensayos sembrados en julio, en suelo con limitante de profundidad y en siembra directa con 160 kg/ha de fosfato diamónico a la siembra y en 3 macollaje 120 kg/ha de urea, controlando malezas y con una aplicación de fungicida en dosis comercial para control de roya de la hoja se obtuvieron rendimientos de grano promedio de 4800 kg/ha, oscilando entre 5840 y 4130 kg/ha.
El peso hectolitrico promedio fue de 49.90 kg/hl, destacándose Bonaerense INTA Yapa con 55,20 kilos por hectolitro. Este es un parámetro de calidad comercial de referencia para la industria que debe ser superior a 50 k/hl y está muy relacionado a la variedad y también a las condiciones de producción. La elección del cultivar según el destino, la fertilización, el control de malezas y el clima incidirán en el logro de un buen cultivo.
Cuáles sembrar para producción de grano
Las avenas de la CEI Barrow Bonaerense INTA Aikén, Bonaerense INTA Calén, Bonaerense INTA Maná, Bonaerense INTA Sureña y Bonaerense INTA Yapa tienen muy buen potencial de rendimiento de grano y alto peso hectolítrico. Para una misma fecha de siembra BI Sureña y BI Maná son las que alcanzan la madurez primero. Elizabet INTA, Paloma INTA, Horneros FA y La Plata FA también son una alternativa para cosecha.
Para reserva
La avena junto con el centeno y la cebada forrajera han sido los verdeos de invierno más utilizados en nuestro país. A diferencia de estos, la avena mantiene su calidad aún en estados avanzados del cultivo, lo cual constituye una ventaja apreciable. El uso como reserva forrajera en rollos y también en una práctica más reciente como es el silaje de planta entera ó simplemente como cultivo de cobertura, ha revalorizado a éste cereal. En Argentina son muchas las hectáreas sembradas con éste fin, y en los últimos años la expansión de la agricultura ha llevado a disminuir el área destinada a la ganadería debiendo ser más eficiente en el uso del suelo. La siembra con este propósito se puede realizar a partir del mes de abril ó mayo y dependiendo del ciclo del cultivar es posible estar cortando el cultivo panojado a partir del mes de setiembre. En ensayos realizados en Barrow, dependiendo de las condiciones del año, hemos obtenido rendimientos de materia seca en kilos por hectárea entre 8.900 y 10.200 kilos por hectárea en un año seco (2016) y entre 10.650 y 16.600 kilos por hectárea en un año más favorable (2018). En cuanto a la calidad nutricional, se han obtenido valores muy satisfactorios en cortes realizados desde mediados de panojamiento a estado de grano lechoso, destacándose Bonaerense INTA Aikén, Juana INTA, Julieta INTA y Bonaerense INTA Sureña por tener mayor concentración energética por kilo de materia seca.
Fuente: INTA por Nilda Liliana WEHRHAHNE