La producción agrícola argentina, enfocando en los principales granos, soja, trigo y maíz y sus derivados como harinas y aceites, es responsable del ingreso de más de un tercio de las divisas anuales por exportaciones, más de U$S 20.000 millones de U$S 60.000 millones aproximadamente. Esta producción es alimentada por diferentes regiones del país, con diferente proporción de importancia. En un año complejo, con precios que se orientan a la suba en el corto plazo, los pronósticos para la campaña de verano 20/21 se afianzan complicados para algunas de estas regiones. Veamos cuál es el aporte de producción de estas regiones y cuál el impacto posible de recorte productivo, tomando como ejemplo las últimas tres campañas para trigo, soja y maíz.
En el siguiente cuadro puede verse la proporción de aporte en volumen del país agrupando seis áreas diferentes, en base a datos informados por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Se destacan las principales zonas productivas, que aportan más del 65-70% de la producción nacional.
Recordemos que la campaña 17/18, cruzada por una fuerte sequía, dejo rendimientos nacionales de 17 millones de toneladas de trigo, 36 de soja y 31 de maíz, campaña en la que las tres principales zonas productoras de soja y maíz recibieron de 50 a 100 mm por debajo de lo normal, entre los meses de diciembre 2017 a marzo 2018.
En los siguientes mapas pueden verse las anomalías de precipitaciones para enero 2018, a la izquierda, y el contenido de agua útil en el perfil de suelo a septiembre 2020 a la derecha.
Según los pronósticos estacionales, publicados la semana pasada, se esperan lluvias escasas de octubre 2020 a marzo 2021 para algunas zonas de Córdoba y zona núcleo (circulo en los mapas).
Si comparamos las diferencias productivas entre campañas para las principales zonas de trigo, soja y maíz, podemos decir que el recorte de la 17/18 respecto a las dos campañas que le siguieron, fue inferior a 1 millón de toneladas para trigo, de 13 millones de toneladas para soja y 15 para maíz, cuando a nivel país el recorte fue de 2 millones para trigo, 19 para soja y 18 para maíz.
Con estos datos, promediados entre el recorte de una campaña, 17/18 respecto al promedio productivo de las dos campañas siguientes 18/19 y 19/20, no quiere decir que este año tendremos recortes similares. Cada campaña trae sus propias particularidades; en este caso, trigo, por ejemplo, avanza con más del 50% de la superficie sembrada en condiciones regulares a secas y se esperan recortes de 1,5 a 2 millones de toneladas respecto a la campaña anterior, pero aún hay mucho por definir.
Conectar lo ocurrido con lo que posiblemente ocurra, solo es útil para comprender el impacto sobre los rendimientos tranquera adentro, y sobre los precios internacionales y locales. El impacto de cada agro empresa es lo que se sigue día a día, milímetro a milímetro. El de precios debe comprenderse en función del aporte que el mundo espere desde Argentina, y la importancia de la producción sobre el consumo local.
Para terminar, entonces, repasemos el nivel de consumo interno del total de nuestra producción nacional y el protagonismo exportador de Argentina, es decir, de todo lo que se exporta en el mundo, qué proporción aporta nuestro país.
Cuando decimos que soja consume en el mercado interno el 63 a 65% de soja, nos referimos al consumo de la industria, que exporta el 89-90% de la harina de soja que produce, y cuyo protagonismo exportador es del 40% del total de harina de soja exportada en el mundo, muy por encima del protagonismo exportador del grano de soja.
El impacto en los precios internacionales, podría ocurrir principalmente en soja-harina de soja y maíz, y en menor proporción en trigo, que recibirá precios locales muy por encima de los internacionales por su impacto en la demanda local, además de exportadora.
Los precios internacionales de soja y maíz, podrían sufrir recortes ante el avance de cosecha estadounidense y, a partir de noviembre-diciembre, comenzar a verse influidos más fuertemente por el clima sudamericano. En la medida que los productores locales administren el riesgo precio de la 20/21, lograrán capturar mejor valor promedio de la cosecha, a fin de diluir un eventual recorte de rendimientos.
Conclusiones: Considerando que el agro, solo teniendo en cuenta los complejos de trigo, maíz y soja, aportan un tercio de las divisas nacionales, la buena administración del riesgo precio desde el productor hasta los exportadores, elevará el potencial ingreso de divisas en los meses venideros y para la próxima cosecha. Argentina es importante en el mundo para el abastecimiento de maíz y harina de soja, pero hay fuertes competidores muy cercanos, como Estados Unidos y Brasil, que no se detienen y avanzan con grandes producciones. Es por esto que, un quebranto productivo de 10 a 15 millones de toneladas para soja y/o maíz, y 2 millones en trigo, no necesariamente se transformara en subas de precios muy por encima de los precios actuales.
Se reitera la importancia de usar herramientas comerciales que aseguren pisos de precios, con flexibilidad a la suba, cuyos costos y forma de operar fue descripto en los dos informes anteriores. La gestión comercial marca la diferencia entre planificar y reaccionar frente a los precios del mercado.
Argentina necesita divisas, pero más que divisas, necesita buenos administradores.
Fuente: INTA por Marianela Sabrina De Emilio