Con un pronóstico que predice una primavera y parte del verano con lluvias escasas, presentamos diversas estrategias productivas para lograr rindes óptimos en la campaña estival por venir.
Una de las características principales de la campaña pasada fue la gran variabilidad de los rendimientos, en particular en el cultivo de soja. Las redes de evaluación de cultivares de soja de INTA Centro-Sur de Santa Fe y AFA muestran claramente esta situación. Zonas con rendimientos muy altos y en contraposición, otras de rendimientos bajos o muy bajos, debido principalmente a las grandes diferencias en la disponibilidad de agua.
Donde se pudo, se implantó el trigo, con muy poca humedad y luego transcurrieron 4 meses casi sin lluvias. A esta situación difícil se agregaron numerosas e intensas heladas.
El panorama de los lotes de trigo, antes de la lluvia era también de mucha variabilidad, lotes con buenas posibilidades de recuperación si llovía y otros muy afectados. Estas diferencias se debieron a calidad del lote, relieve, cultivar y manejo. “A perro flaco no le faltan pulgas”, volvió la lluvia y aparecieron las enfermedades.
Tuvimos una importante lluvia generalizada y con mucho retraso, y estamos en fecha de siembra de maíz de primera. En estos momentos tenemos un perfil con poca agua, buena humedad superficial y temperaturas en ascenso pero con mucha incertidumbre hacia adelante, con pronósticos que predicen una primavera y parte del verano con lluvias escasas.
Considerando estos pronósticos, deberíamos pensar en estrategias de producción defensivas. En maíz los tardíos o de segunda ofrecen mayor estabilidad, y en el caso de maíz de segunda, permitirían aprovechar el remanente de fertilidad de un trigo de menor rendimiento que el estimado durante la implantación.
Como planteó un asesor del Departamento Caseros, sería importante pensar en diversificar con otras alternativas productivas, como es el caso de sorgo granífero (buenos precios y márgenes) y girasol, competitivo con soja en lotes de mediana productividad.
En soja, en el sur de Santa Fe tenemos ambientes de diferentes productividades. Ambientes de alta productividad, ambientes de relieve plano, plano cóncavo, con presencia de napas y con muy buen comportamiento en años normales de cultivares de grupos cortos y siembras de octubre. En estos sectores del sur santafesino, napas que se encontraban a menos de un metro hoy se encuentran a más de 3 metros. En estas condiciones, siembras tempranas y cultivares de grupos cortos sería muy riesgoso, tendrían su momento crítico fines diciembre principios de enero y no tendrían napa.
Atrasar la siembra y elegir cultivares más largo sería la estrategia más conveniente. En ambientes de mediana fertilidad, de relieve plano (sin napas) con siembras en años normales de fines de octubre, primera quincena de noviembre con cultivares 3 largo, 4 corto y 4 medio, se recomienda atrasar siembra y apuntar a un cultivar de mayor desarrollo vegetativo y mayor ciclo que desplacen su momento crítico a febrero. En lotes de baja productividad, los cultivares grupo 5 corto y medio (los cultivares más difundidos en estos lotes) y siembras de 2da y 3ra década de noviembre nos otorgarían mayor estabilidad.
Los pronósticos son pronósticos pero en los últimos tiempos han logrado mejorar el nivel de certeza. Es necesario considerar las secuelas de la campaña pasada, con resultados negativos en la situación económica de muchos contratistas, que son los responsables de sembrar el 70 % de la superficie de nuestra región.
Fuente: INTA por Oscar Alfredo Gentili