Cultivares de soja: potencial y estabilidad de rendimiento en Entre Ríos y Corrientes. Actualización 2020

Para un determinado ambiente, el rendimiento potencial de un cultivo (RP) se obtiene cuando al mejor cultivar se lo maneja de manera de utilizar al máximo los recursos de dicho ambiente, al tiempo que se minimizan las limitaciones de agua y/o nutrientes y se neutraliza la incidencia de plagas, enfermedades, malezas, vuelco y otras limitantes. El cultivo de soja, en Corrientes y Entre Ríos (aprox. 1,2 millones de ha en 2018/19), se realiza principalmente en secano.

Conceptualmente, entonces, se puede definir un nivel inferior al RP que admite limitaciones de agua, el rendimiento potencial en secano (RPs). Esos rendimientos teóricos no son estáticos. Así como cambian en el espacio (distintas localidades proveerán diferentes RP y RPs para un cultivo), también cambian en el tiempo: cambios de mediano y largo plazo en los niveles de temperatura, radiación incidente y concentración de dióxido de carbono conllevarán cambios en RP y RPs, para cada ambiente. También el mejoramiento genético provoca cambios de RP y RPs en el tiempo: nuevos cultivares con mayor potencial de rendimiento “empujan al techo” del rendimiento potencial del cultivo.

Semejando un juego de palabras, potencial de rendimiento de un cultivar, y rendimiento potencial de un cultivo, son dos caras de la misma moneda: el mejor desempeño de un nuevo genotipo tiene la capacidad de mejorar el desempeño del cultivo en su conjunto. Las mejoras en el manejo del cultivo también influyen en el aumento de los rendimientos. La interacción entre manejo y mejoramiento constituyen un circulo virtuoso en el crecimiento de la productividad. En Argentina, varios trabajos dan cuenta de la parte del progreso de rendimiento que es atribuible al mejoramiento en soja, demostrándose que esta disciplina es responsable de hasta un 60% del progreso de rendimiento (Santos et al., 2006 y 2017; de Felipe et al., 2016; Santos 2019).

Como fruto del mejoramiento, cada año se inscriben numerosos cultivares de soja (un 23 % de renovación en la RECSO 2019/20). Para su evaluación, se utilizan ensayos comparativos de rendimiento (ECR) en red. Éstos, por ser comparativos, permiten conocer el potencial de rendimiento de los cultivares y establecer un orden; y, al conducirse en red, habilitan la estimación de su estabilidad en rendimiento entre ambientes. El grupo de ECRs más importante en nuestro país es la Red de Ensayos Comparativos de Rendimiento de Soja (RECSO) conducida por INTA en convenio con la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA).

Habitualmente, llegado el momento de la siembra, la elección de cultivares se basa en dos criterios secuenciales: disponibilidad comercial y potencial de rendimiento (tablas RECSO); quien va a sembrar, sabiendo qué materiales traerá su proveedor habitual, consulta los resultados de la red de ECR viendo qué cultivar de los disponibles rindió más, especialmente en la localidad de esa red más cercana a su lugar de siembra. Desde las EEAs Corrientes, Mercedes, Concepción del Uruguay y Paraná del INTA estimamos y proponemos, como herramienta de elección, un tercer criterio: la estabilidad del rendimiento. A partir de muchos datos de la RECSO, y basándonos en metodología estadística ya clásica (Finlay y Wilkinson 1963), hemos generado un índice de estabilidad, sencillo y fácil de comprender (Santos et al., 2005; 2007; 2011). Con el objetivo de poner a disposición de profesionales y productores información clara, potente y de fácil lectura referida al rendimiento de cultivares comerciales de soja en la región en estudio, se realizó la presente publicación.

¿Cómo se realizó la experiencia?

Cada ensayo RECSO está constituido por un conjunto de cultivares de un mismo grupo de madurez (GM) sembrados en un mismo ambiente. En el periodo de tiempo analizado (ciclos agrícolas 2014/15 a 2019/20), los ambientes fueron 37, en 13 localidades. En Paraná se contó con dos ambientes por ciclo agrícola, replicando los ensayos de GM 4 Largo, o más, en una fecha tardía. A partir de esa base, se trabajó con 3386 promedios de rendimiento de 262 cultivares agrupados en 202 ensayos.

Como en publicaciones anteriores, se estimó el potencial y la estabilidad de rendimiento para cada cultivar. El potencial promedio fue obtenido al promediar todos los rendimientos absolutos y relativos a la media del ensayo, que cada cultivar “traía” de los ensayos donde participó. La estabilidad se estimó a partir de la “pendiente b” de la recta que, para cada cultivar, relacionó los rendimientos obtenidos en los distintos ambientes y el rendimiento promedio de esos ambientes. La pendiente “b” suele oscilar entre 0,7 y 1,3, siendo, en la mayoría de los casos, no diferente a 1 (cultivares de rendimiento estable). Si bien a los materiales cuya pendiente estimada se acerca a los extremos 0,7 ó 1,3 se los considera de rendimiento inestable, consideramos correcto denominarlos cultivares “con adaptación específica”. Aquellos con pendiente menor a 1 son adaptados a ambientes de menor calidad, usualmente con menor oferta hídrica (ejemplo año Niña), mientras que los de pendiente mayor a 1 pueden ser recomendados para ambientes opuestos: suelos profundos, barbechos con gran recarga hídrica, año Niño o en sistemas bajo riego.

¿Qué resultados se obtuvieron?

Los rendimientos promedio de los ensayos analizados (o índice ambiental IA) oscilaron entre 4818 y 805 kg/ha, según el ambiente y el GM considerado. Los casos superiores a los 45 qq/ha se observaron en los ciclos agrícolas 2016/17, con los GMs 7C y 7L_8 en Villa Mantero; y el GM 6 en General Almada; y durante 2018/19, con los GMs 3L, 4C y 6 en Villa Mantero y con el GM 5L en General Almada y en Victoria.

A su vez, los ensayos con rendimientos entre 10 y 8 qq/ha se registraron en su totalidad, durante el ciclo agrícola 2017/18: el GM 5L en Paraná, fechas temprana y tardía; los GMs 4C, 4L, 5C y 7L_8 en Villa Mantero; y los GMs 5C y 6 en San Salvador. Los resultados se presentan en cuatro tablas, según gran grupo de madurez: cultivares muy precoces, precoces, de ciclo intermedio y de ciclo largo para la latitud de Paraná (Tablas 1 a 4, respectivamente). Se incluyen a todos los cultivares de alto potencial, con rendimiento relativo > 102%, ordenados por índice de estabilidad “b” creciente. Complementariamente, se agrega, para cada cultivar, su GM de origen en los ensayos RECSO; su denominación, y la tecnología que poseen (RR1 o RG: sojas con el evento genético 40-3-2 con tolerancia a glifosato; INTACTA RR2 PRO: sojas con los eventos MON87701 X MON89788, con tolerancia al herbicida glifosato y resistencia a lepidópteros, y sojas STS con resistencia a sulfonilureas).

En síntesis… La mayoría de los cultivares comerciales se manifiestan como estables (b no diferente de 1), aunque existen cultivares adaptados a situaciones de baja y alta oferta ambiental. En una misma localidad, o incluso región, la época del año en que coinciden los periodos críticos de cada sub grupo de madurez, enmarca los alcances de esta discriminación entre estables/adaptados a ambientes de alta y baja oferta ambiental. Por lo cual, aplicar este marco conceptual a los cultivares muy precoces será muy diferente al de los cultivares medios o a los de ciclo completo; posiblemente el marco conceptual será especialmente útil con el GM central de una localidad. Aun así, el uso de un índice sencillo de estabilidad, como el propuesto, acompañado del potencial de rendimiento, es una herramienta útil para la elección de cultivares.

 

Fuente: INTA por Diego José Santos, Arias N.M, María Mercedes Pereira, Enrique Alberto Figueroa, Juan José De Battista

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