En los últimos años el cultivo de soja presenta una situación de estabilidad luego de dos décadas de tendencia creciente, a pesar de ello sigue manteniendo una alta participación en el total de la producción agrícola nacional. De este modo en el gráfico 1 se muestra la evolución de la superficie sembrada con los principales cultivos a nivel nacional en distintos períodos desde comienzos de 1970, se incluyen en el eje izquierdo cereales (maíz y trigo) y oleaginosas (soja y girasol) mientras que en el eje derecho se muestra la superficie sembrada de soja.
Se ve un importante crecimiento de soja respecto al total, especialmente en el período entre 1990 y 2008 debido a las favorables condiciones de mejoras tecnológicas (siembra directa y semilla modificadas genéticamente) y adecuados precios internacionales. En el promedio del último trienio analizado (2017-19) se observa un menor crecimiento de soja al mejorar la competitividad productiva y económica de los cereales ante cambios de las políticas sectoriales que hizo que aumentara la superficie de maíz y trigo y se estabilizara el crecimiento de soja. A nivel local, en Córdoba también se dio el proceso de aumento de superficie con la oleaginosa desde comienzo de la década del ’80 en comparación con otras actividades agrícolas de importancia (trigo, maíz y girasol)
La superficie agrícola aumentó durante el período de 1980 a 2010 en forma importante un 157% mientras que el cultivo de soja lo hizo aún en forma más marcada, un 1306% (pasando de 0,36 millones de hectáreas -mill ha- en 1980/81 a 5,05 mill ha en 2010/11). Por ello se incrementó su participación en el total del 13,6% al 74,5% en 2010/11. En los últimos ciclos este proceso se estabilizó debido al importante aumento en la superficie ocupada por cereales (maíz y trigo) representando aún, en la última campaña 2019/20, con 4,1 mill ha un 49% del total de superficie. A pesar de ese estancamiento sigue siendo la oleaginosa la principal producción agrícola en la provincia y a nivel nacional. En el gráfico 3 se muestra la evolución de la producción global de los cultivos mencionados y la participación de soja en el total.
La producción agrícola de la provincia en el período tuvo también un marcado incremento al sumar el efecto de aumento de superficie y la mejora de productividad debido a la eficiencia tecnológica. De este modo, en los treinta años desde 1980/81 hasta 2010/11 la producción agrícola aumentó un 355% mientras que en soja lo hizo en 1551% y por ello, la participación de la oleaginosa pasó del 17% al 61%. Esta tendencia decayó en los últimos ciclos, como se expresa en 2019/20 con una baja importante en la proporción de soja respecto al total por la mejora relativa de menores aranceles en cereales respecto a soja lo cual impulsó el incremento de producción en trigo y maíz, disminuyendo levemente el cultivo de soja.
Esta situación favorable desde el punto de vista agronómico y económico, al diversificar el ingreso y disminuir el riesgo global, debe sin embargo ser analizada más detalladamente mediante un análisis económico comparativo. Teniendo en cuenta la importancia del cultivo de soja en la agricultura nacional, surge como objetivo del presente informe evaluar los indicadores económicos esperados del cultivo para la nueva campaña 2020/21 respecto a alternativas competitivas en el uso del suelo Para analizar la evolución de la producción y superficie sembrada de soja en la provincia, en el gráfico 4 se muestran estas variables a partir del ciclo 2000/01.
La superficie sembrada tiene una alta relación con la evolución del precio interno de la oleaginosa, por ello la suba de precios, desde 2005 a 2008 produjo un importante crecimiento de la superficie la que se estabilizó en valores cercanos a las 5 millones de hectáreas hasta 2015/16. A partir de ese ciclo, las mejoras relativas de la política sectorial respecto a cereales hicieron bajar la superficie de soja hasta estabilizarse en las últimas campañas en valores de 4 mill ha. La producción siguió esta tendencia con variaciones debido a las oscilaciones de productividad por razones climáticas especialmente entre 2008/09 y 2011/12. En gráfico 5 se muestra la evolución del rendimiento provincial.
El mismo permite relacionar los rindes con las variaciones de la producción provincial, De este modo se dieron oscilaciones importantes en algunos ciclos debido a condiciones de sequía durante el ciclo del cultivo en cinco ciclos productivos lo que afectó la producción global. En la situación actual (primera quincena de agosto 2020) se proyecta, a nivel local, que se estima que se mantendrá estable la superficie y producción de soja en la próxima campaña. Esto se debe a la incierta situación económica nacional y mundial por la recesión debida a la pandemia del Covid19 que afecta el consumo mundial. Unido a este escenario de incertidumbre se agrega la perspectiva climática de una primavera y verano con tendencia neutra a niña para el hemisferio sur que proyecta una situación hídrica deficitaria para el ciclo del cultivo con lo que la opción de soja proyecta más estabilidad en rindes respecto a los cereales. Para desarrollar las proyecciones se presenta primeramente la situación de las variables fundamentales del mercado mundial. En el gráfico 6 se muestra la evolución de estas variables en la última década y los valores proyectados para el nuevo ciclo 2020/21 (Wasde, 2020).
La producción se incrementó un 30% en la última década y, a su vez, el consumo lo hizo en un 40% al igual que los inventarios finales, en cinco campañas en la década se dieron incrementos mayores en la oferta que en el consumo lo que hizo crecer los stocks finales a pesar del mayor uso industrial de la oleaginosa en forma de biodiesel. En la campaña anterior, 2019/20, la baja de producción se compensó por un menor consumo debido a la disminución de uso en alimentación de porcinos ante el foco de fiebre porcina en China y luego la pandemia también hizo decrecer el uso de biodiesel. De este modo los stocks finales se mantienen en niveles altos ocasionando expectativas bajistas en el precio.
En el gráfico 7 se muestra la evolución de la relación stock final /consumo en el período analizado
A partir del bajo valor del ciclo 2012/13 se produjo una continua suba del indicador, que se mantiene en altos valores en la actualidad y en la perspectiva de la nueva campaña 2020/21 baja muy levemente por lo que se mantiene una tendencia estable a bajista del precio de soja en la nueva campaña.
Metodología
Se utilizó la metodología de cálculo de márgenes (Gonzalez y Pagliettini, 2006) para determinar los resultados económicos del cultivo y las opciones competitivas. Para ello se estimaron precios de productos esperados a cosecha 2020/21 (Mercado a Término BsAs, 2020) y precios de insumos de julio para el cálculo de los costos (revista Márgenes Agropecuarios, 2020). En el caso de los precios esperados se tomaron los valores promedio de julio en MATBA para las posiciones diciembre ’20 /enero’21 en trigo, abril ’21 en maíz y mayo’21 en soja. En el caso de rendimientos se usó el promedio del último quinquenio 2014/15 al 2018/19 para el departamento Marcos Juárez según estadísticas (MAGyP, 2020) (Bolsa de Cereales de Córdoba,2020).
Resultados y discusión
La evaluación económica del cultivo utiliza el paquete tecnológico modal del sudeste de Córdoba (Ghida Daza et al, 2017) que puede considerarse representativo de la zona núcleo pampeana. Para ello en el cuadro 1 se muestra el esquema usado.
A partir de estos datos en el cuadro 2 se muestra la situación esperada de los cultivos competitivos por el uso del suelo agrícola en el sudeste de Córdoba considerando que corresponde a productores propietarios que usan siembra directa aplicando un nivel tecnológico modal que usan maquinaria propia y solo contratan la labor de cosecha.
La soja de primera mejora levemente respecto al ciclo pasado, presentando solo una desventaja de un 13 % en el margen respecto a maíz que es el más competitivo. La opción de soja como complemento del trigo en el doble cultivo tiene los mejores resultados, un 11 % superior al maíz y un 40 % por encima de soja de primera. El aspecto financiero (anteúltima fila del cuadro) muestra una leve mayor eficiencia en soja de primera respecto a las otras producciones ya que presenta el mayor retorno por peso gastado, en una situación intermedia se muestra que también el doble cultivo trigo /soja presenta una eficiencia intermedia pero mayor a la opción de maíz. El nivel de riesgo (indicado en la última fila) muestra que el rinde de indiferencia que cubre el total de costos indica mayor eficiencia en soja de primera que requiere un 44 % de la productividad media mientras en maíz es 52 %, en trigo 46 % y soja de segunda 48 %. En el cuadro 3 donde se observan los precios esperados a cosecha 2020/21 comparados con los valores recibidos en la campaña finalizada.
Los precios esperados para la nueva cosecha 2020/21 (en el promedio de julio 2020), expresados en dólares son, en todos los casos, algo inferiores a los promedios del quinquenio en cereales (trigo 3% y maíz 7%) mientras que en soja es más importante la diferencia respecto al valor histórico, un 12,5% menor por la situación internacional ya mencionada de menor uso como biocombustible y como forraje unido al mantenimiento de la disputa comercial entre China y EEUU que es un factor más que afecta el comercio. La variación del tipo de cambio oficial actual respecto al informe del año anterior es 44%, este es un valor similar a la de la inflación mayorista medida por el IPIM que es 40% (INDEC, 2020). Respecto a estos valores surge la escasa suba del precio esperado de los granos medidos en moneda corriente comparado con los valores obtenidos en la última cosecha, en todos los casos la variación es bastante menor a la inflación esperada siendo más marcada esta situación en trigo y soja. Considerando que una importante parte de la producción se realiza con productores arrendatarios se elaboró el cuadro 4. En el mismo se muestra un análisis de sensibilidad del resultado ante distintos escenarios negativos de baja de rendimiento de soja e incremento del monto de alquiler pagado a partir un valor base.
El efecto de baja de rindes esperados (columnas) es mayor que el de incremento de alquiler (filas). En el conjunto de las situaciones negativas presentadas en el cuadro, la proyección se muestra algo peor que la esperada en el ciclo anterior, porque en 2019/20 se obtenían 10 de 16 valores negativos mientras que la expectativa para 2020/21 es de 11 márgenes negativos. De este modo el contratista esperaría un resultado con mayor incertidumbre especialmente considerando que las primeras proyecciones del mercado de alquileres de tierras mencionan solo leves bajas en los valores de arrendamiento para la nueva campaña (Bolsa de Cereales de Córdoba, 2020). Respecto al precio esperado, el mercado a término en soja (MATBA, 2020) cotiza el precio a cosecha (mayo 2021) desde marzo 2020. En el gráfico 8 se presentan los valores.
Se observa una caída en la primera parte y luego una leve tendencia creciente a partir de mayo de 2020 cuando se llegó a los menores valores producto del efecto de la pandemia sobre el consumo de combustibles ante la fuerte recesión económica mundial. Luego, las sucesivas aperturas económicas permitieron una recuperación del comercio y del precio del petróleo con lo que también cambió la tendencia del precio de soja. En el grafico el polinomio muestra mayor ajuste que la recta, con una base a partir de 221 US$ /t.
Comentarios finales
La nueva campaña muestra expectativas económicas inciertas para todos los cultivos por la situación de pandemia que mantiene una situación recesiva a nivel mundial. A esto se debe agregar la situación local, para ello se muestra el último mapa disponible de agua útil para la zona pampeana (figura 1), en base a información del MAGyP (ORA, 2020) lo que agrega una mayor incertidumbre en las proyecciones.
De acuerdo a esto, teniendo en cuenta la expectativa climática de año neutro o niña, surge la importancia de cuidar los recursos escasos como el capital circulante y realizar cultivos con mayor resistencia a condiciones de stress hídricos. En este caso la soja presenta la doble característica de mayor margen por peso gastado y una mejor plasticidad para adaptarse a carencias hídricas. Unido a ello también debe buscarse una mayor sustentabilidad económica en la empresa mediante el uso de las herramientas que aseguren un nivel de ingresos estable mediante el uso de seguros para cubrir la producción y la fijación de precios aceptables con la herramienta de los mercados de futuros y opciones. También, la planificación en el largo plazo de un esquema de rotaciones entre actividades asegura la sustentabilidad agronómica y económica de la empresa en contextos de alta incertidumbre como en la actualidad.
Fuente: INTA por Carlos Alberto Ghida Daza
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