Dante Romano, Celina Mesquida y Enrique Erize hicieron una radiografía del trigo con la moderación de Raúl Dente, director ejecutivo de la Federación de Acopiadores, y resaltaron el papel clave de la Argentina como proveedor del cereal al resto del mundo en medio de la pandemia de coronavirus.
“El trigo es el que mejor la está pasando en este contexto, y esto debería mantenerse de aquí en adelante”. Con esa frase arrancó su exposición Dante Romano, analista FYO, en un discurso en el que remarcó las diferencias con los precios de la soja y el maíz desde que se desató la crisis del Covid-19. “Es que el cereal no tiene implicancias en biocombustibles ni en el forraje, como sí ocurre con los otros dos productos. De hecho, al estar en confinamiento, las personas consumen más alimentos de contenido farináceo”, destacó.
Para Romano, es interesante ver algunas particularidades del mercado de trigo antes de hacer conclusiones: mientras existen mercados que se mueven por la cercanía para la compra y venta, también es cierto que si alguno de los países tiene un problema, habrá impactos y movimientos complejos de anticipar, muchas veces explosivos. El grueso de los países productores se ubica en el hemisferio norte, y eso genera un efecto de estacionalidad bastante fuerte entre junio y julio. También hay varios países importadores, a diferencia de lo que pasa con el mercado de soja. Y, además, se arman mercados regionales.
“Hay países que son grandes productores, pero su participación en la exportación es menor. Y están China e India, que producen mucho pero se autoabastecen y no participan tanto del comercio internacional. Sacando a esos dos jugadores, vemos que los niveles de stock/consumo para la campaña 2020/21 son parecidos a los promedios: no son los niveles altos que vimos de 2014 a 2017, ni tampoco los bajos de 2012/13. Esto tiene una correlación directa con los niveles de precios”, analizó. En ese sentido, el experto tomó el termómetro de los precios de Chicago en los años de rangos intermedios y recordó que eran de entre 500 y 600 centavos de dólar por bushels. “Hoy trabajamos en un nivel similar. Viendo un mundo en el cual la relación stock/consumo está en niveles promedio, no deberíamos registrar picos de locura en el precio de trigo, ni niveles tan bajos como los de 2017/18”, adelantó.
La demanda, la gran incógnita
Celina Mesquida, broker RJO’Brien, en tanto, también hizo fuerte hincapié en la actual crisis mundial y aseguró que los commodities no se quedaron afuera del enorme movimiento que generó la caída del petróleo. “La baja drástica en el consumo de gasolina impactó en el derrumbe de precios del maíz y la soja. El trigo, en comparación, no tiene un componente energético. En 2020, la relación trigo/maíz fue muy favorable al trigo en detrimento del maíz, pero no es que el trigo subió muchísimo, sino que el maíz bajó demasiado. Ahora, vemos que el trigo está bajando un poco más”, indicó.
La analista resaltó que, hoy, el trigo no tiene problemas de producción y existe un crecimiento de stocks mundiales en relación al año pasado, tal como lo informó el USDA en su reporte de mayo, que generó un desplome en los precios. “No sabemos cómo seguirá todo más adelante. El problema hoy es que no podemos hacer un análisis limpio de oferta y demanda, porque la demanda es la gran incógnita. Muchos países van a seguir comprando trigo, pero no sabemos si todos lo van a vender, porque lo que se va a resguardar ahora es la soberanía alimentaria”, aseguró. Como ejemplos, se apoyó en los casos de Rusia, que anunció que frenará cuotas de exportación hasta que no arranque la nueva cosecha; Rumania, que dijo que sólo exportará a países de Europa; o China, que no quiere comprar cebada de Australia porque ese país levantó una investigación para saber dónde se originó el Covid-19.
“En Argentina, Brasil es el principal cliente, pero también nuestro país ganó mucho espacio en el Sudeste Asiático gracias al faltante de producción de Australia en las últimas campañas. En Brasil la moneda está sumamente devaluada, y si bien va a importar más trigo por necesidad, estará complicado con los precios en un contexto de picos de contagios”, sostuvo Mesquida. El otro cliente muy importante de Argentina es Indonesia, también debido a la pérdida de Australia. “Pero si Australia se recupera, Indonesia puede empezar a comprarle nuevamente por cuestión de cercanía: habrá que cuidar clientes y tener buenas relaciones con el exterior”, advirtió.
Lo que viene
En coincidencia con la mirada de Romano y Mesquida, Enrique Erize, presidente de Nóvitas, consideró que el trigo será en esta batalla el “gran ganador”, porque el 80% de la producción se destina al consumo humano directo.
“Nadie pensará en cambiar el auto, pero sí todo el mundo necesitará comer”, explicó en un análisis final que tocó varios frentes. Para el analista, el único problema argentino es político. “Argentina es súper competitiva: tiene una estructuralidad exportadora única en el mundo. Nadie nos iguala, ni siquiera Ucrania. Podemos producir alimento barato para 44 millones de personas y al mismo tiempo llenar de dólares al BCRA si quisiéramos”, disparó, aunque alertó que “hay gente en el Gobierno Nacional que piensa que se puede meter mano en el mercado de trigo”.
En materia de precios, Erize hizo un cálculo al que consideró “muy teórico pero válido para excel”. Para diciembre de 2020, estimó un precio FOB de US$ 204, y dijo que la clave será la localización de la producción. “¿Quiénes tienen trigo? Los exportadores tienen 2,9 MMt, y los productores, 2,3 MMt”, afirmó. Y recomendó prestar atención a los posibles escenarios de junio a octubre, donde aparecen varias incógnitas. “¿Habrá registro? ¿Cuál será el efecto Mercosur? ¿O habrá una pulseada entre productores y exportadores versus industria?”, lanzó.
Fuente: Prensa Federación de Acopiadores