El aumento poblacional y el avance del insecto derivó en la declaración de la emergencia fitosanitaria en Río Negro, Chubut y Santa Cruz. En consecuencia, un comité interinstitucional –integrado por el Senasa, el Ente de la Región Sur, el Conicet, el INTA y agricultores– trabaja en la difusión de herramientas para minimizar el impacto en los cultivos y en los pastizales.
La tucura sapo es una especie endémica de la Patagónica argentina y, por sus características, solo es posible encontrarla desde el sur de Río Negro hasta el sur de Santa Cruz. Sin embargo, el aumento poblacional y el avance del insecto derivó en la declaración de la emergencia fitosanitaria en toda la región. Por esto, investigadores del INTA advierten sobre la necesidad de realizar un manejo integrado para disminuir su densidad poblacional a niveles inofensivos.
Valeria Fernández Arhex, especialista del Instituto de Investigaciones Forestales y Agropecuarias Bariloche (IFAB) –unidad integrada entre el INTA y el Conicet–, señaló que “la tucura sapo es un insecto nativo, que juega un rol importante dentro del ecosistema y que no hay que eliminarla, sino saber manejarla”.
En este sentido, la especialista del INTA destacó la conformación del comité interinstitucional de emergencia en Cushamen (Chubut) y una mesa interinstitucional sobre manejo y prevención de tucuras en Río Negro para trabajar en la difusión de herramientas y minimizar el impacto en los cultivos y en los pastizales. “El comité en Chubut y la mesa en Río Negro, son significativos porque están constituidos por representantes técnicos del Senasa, del Ente de la Región Sur, del Conicet, del INTA, agricultores e integrantes de las comunidades de pueblos originarios de Chubut”, indicó.
“En la Argentina, las explosiones demográficas de algunas especies de tucuras son un fenómeno recurrente”, explicó Fernández Arhex y agregó: “Es probable que este aumento de la población se vincule con las condiciones climáticas, como la sequía”.
El aumento en la cantidad de individuos provocó daños en cultivos hortícolas, pasturas y pastizales naturales y amenaza la capacidad productiva de los campos. “La alta densidad poblacional de la tucura sapo ha ocasionado perjuicios productivos significativos a las actividades de agricultores y comunidades de pueblos originarios de agricultura en pequeña escala y de subsistencia”, describió la especialista del INTA.
En esta línea, Fernández Arhex destacó la importancia de trabajar en conjunto para la prevención. “Es importante que los técnicos y productores que manipulen productos químicos utilicen los elementos de protección personal adecuados para cada producto”. Y agregó: “Resulta clave cuidar el ambiente y trabajar conforme a las buenas prácticas agrícolas y al uso responsable de productos fitosanitarios”.
Qué es la tucura sapo
Conocida como tucura sapo (Bufonacris claraziana), es un insecto nativo de la Patagonia argentina. Puede medir hasta 5 centímetros en estado adulto, no posee alas (áptera) por lo que no vuela y se desplaza caminando o saltando.
Si bien es una especie herbívora que se destaca por su voracidad y capacidad de comer todo el material verde que encuentre a su paso –desde los tiernos pastos de los mallines hasta los más duros de la estepa–, la tucura sapo no representa un peligro directo para las personas. Sin embargo, frente a la falta de alimento, puede alimentarse de individuos muertos de la misma especie.
Estos insectos tienen una generación por año y poseen una amplia capacidad para adaptarse a distintos ambientes. De hecho, en la Patagonia, el ciclo de vida de las ninfas y los adultos va desde septiembre hasta fines de marzo; mientras que los meses más fríos permanece en estado de huevo bajo tierra–.
“El aumento en la población que se registró este año, probablemente sea consecuencia de la sequía que afecta a la zona”, anticipó la especialista del INTA y analizó: “Los depredadores naturales –hongos y bacterias– se encuentran bajo tierra y necesitan suelo húmedo para desarrollarse. Frente a la falta de agua, los huevos continuaron su desarrollo con una alta tasa de supervivencia, hasta eclosionar y dar origen a una elevada población de ninfas”.
A los depredadores naturales, se suman enemigos como aves insectívoras –Loica común, tero, Becasina común, Sobrepuesto común, Bandurria, Cachirla común, Pico de plata, Choique, Gaucho serrano– y también lagartijas que actúan como controladores biológicos.
“Cuando la tucura sapo tiene condiciones muy favorables para crecer, el abanico de controladores naturales no alcanza para contenerla”, señaló Fernández Arhex y afirmó: “Se debe tener en cuenta que la etapa perjudicial del ciclo está próxima concluir”.
Para mayor información, se recomienda contactarse con Valeria Fernández Arhex, del IFAB, o con Sergio Binda, de la Agencia de Extensión Rural El Maitén, Esquel.
Fuente: INTA