La región central de la provincia de Buenos Aires viene atravesando un período de sequía que se acentuó en la salida del invierno e inicio de la primavera. Están afectados el crecimiento del forraje y el estado corporal del ganado vacuno. Según un informe del INTA y la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA), septiembre fue el mes de menor crecimiento forrajero de las últimas dos décadas para esa zona. Si bien en las últimas semanas llovió, la situación no se revertiría fácilmente.
El estudio fue elaborado por el INTA Cuenca del Salado y el Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección (FAUBA-CONICET) sobre la base de imágenes satelitales y recorridas a campo. En particular, se alerta sobre la situación de los departamentos de Tapalqué, Olavarría, General Lamadrid y Laprida, que abarcan más de 2 millones de hectáreas, donde se observó un bajo crecimiento forrajero en el 80% de la superficie forrajera. No obstante, la sequía también afectó a la provincia de Mendoza, el este de Neuquén, el centro-sur de Chubut y el centro-norte de Santa Cruz, donde la producción de materia seca durante septiembre y octubre fue baja o muy baja, comparada con el mismo período de 2000-2018.
“Las bajas temperaturas de los meses de julio y agosto, la escasez de lluvia de los meses posteriores, y sumado a ello una menor mineralización de la materia orgánica del suelo, generaron condiciones desfavorables para el crecimiento del forraje de primavera y el rebrote de las especies invernales naturales. El menor crecimiento del forraje se manifestó de forma diferente dentro de la Pampa Deprimida, con foco en el centro sur de la región”, detalló el informe publicado en http://produccionforrajes.org.
“En los tres recursos forrajeros más importantes en extensión (campo natural, pasturas de agropiro y pasturas consociadas de leguminosas y gramíneas), el crecimiento de septiembre fue el más bajo de los últimos 19 años, inclusive por debajo del año 2008, y la situación se fue agravando desde mayo hasta septiembre”, añadió.
Mariano Oyarzabal, docente del Departamento de Métodos Cuantitativos y Sistemas de Información de la FAUBA e investigador del Laboratorio de Análisis Regional y Teledetección (IFEVA), destacó que el forraje constituye la principal fuente de alimento para el ganado vacuno en la Argentina. En este sentido, explicó: “Las bajas tasas de crecimiento forrajero que se registraron durante el inicio de la primavera comprometen la situación hacia delante, pese a que en el último mes cayeron lluvias en la región, porque hubo más de tres meses con muy poco crecimiento de pasto y los animales perdieron peso”.
Situaciones contrastantes
La difícil situación del centro bonaerense contrasta con la de otras regiones donde el crecimiento forrajero fue bueno. Según un informe nacional reciente, también elaborado por el LART, “la producción de materia seca durante la segunda quincena de octubre de 2019, comparada con el promedio 2000-2018 del mismo período, fue alta y muy alta en áreas de la mitad norte del país y algunas áreas aisladas de la mitad sur, y similar al promedio en áreas del centro y sur del país”. Incluso el documento informa que entre mayo y octubre la producción de materia seca aumentó respecto del promedio histórico en la mayoría de los recursos forrajeros de las regiones Chaco, Espinal, Mesopotamia y Patagonia.
“Nos llaman la atención, por lo extraordinario y porque prende una alarma para los sistemas ganaderos, algunos sitios ubicados en el centro de la provincia de Buenos aires, en algunas áreas de Mendoza, Chubut, y Santa Cruz, que tuvieron producciones de materia seca bajas o muy bajas en los últimos dos o tres meses, de manera consecutiva. Eso es una catástrofe porque implica no solo que no hay pasto ahora, sino que no lo va a haber en los próximos meses”, lamentó Oyarzabal.
Por último, Oyarzabal consideró que el informe publicado puede colaborar para ajustar el manejo de los animales. “Ahora, por ejemplo, se está definiendo el momento del servicio de rodeos de cría en gran parte de la región pampeana. Esta instancia no sólo determina el éxito de las vacas a la hora de quedar preñadas, sino también la fecha en la cual van a nacer los terneros. La parición debe lograrse cuando la oferta forrajera sea alta, si no el éxito reproductivo estará malogrado”, explicó.
Fuente: Prensa FAUBA