Prospectiva, una disciplina creciente en INTA

En el actual contexto global, nacional y regional, una planificación territorial basada en un proceso participativo multisectorial constituye un gran desafío, debido a que la resolución de conflictos vinculados al uso de la tierra no siempre garantiza un uso sostenible del territorio. La velocidad de los cambios globales y sus efectos casi inmediatos sobre el uso de la tierra a escala local y regional, hacen necesario poder anticiparlos y evaluar sus potenciales efectos sobre aspectos sociales, productivos y ambientales, a fin de desarrollar planes de acción, eficientes y factibles de ser implementados. La anticipación de dichos posibles cambios se puede abordar a través de estudios prospectivos, los cuales han sido incorporados, en forma creciente, como una herramienta de planificación estratégica. La prospectiva como disciplina, se utiliza cada vez con mayor intensidad en ámbitos dirigenciales, políticos y académicos, y constituye un proceso metodológico factible de ser aplicado al manejo sostenible de los agroecosistemas, en un contexto de incertidumbre de futuro. Dentro del INTA se la ha incorporado como herramienta de planeación estratégica, lo cual permitió que profesionales de diversas disciplinas se familiaricen con ella y su léxico específico. En este artículo se pretende familiarizar al lector con esta disciplina y enmarcar la prospectiva en el accionar del INTA, en general (en base a su breve historia), y en el de la EEA Paraná en particular (más reciente), a partir de la conformación de un grupo multidisciplinario local que propone llevar a cabo una primera experiencia de estudio prospectivo.

¿Qué son y cómo se construyen los escenarios?

En primer lugar, se considera conveniente realizar una revisión breve de los principales conceptos, algunas metodologías y visiones relacionada con los estudios de futuro, como marco de referencia. Los métodos y técnicas utilizados para planear el futuro son conocidos como planeación de escenarios, desarrollo de escenarios, pronósticos, anticipación o simplemente estudios de futuros. Para el presente trabajo usaremos esta última expresión. Un aspecto importante de los estudios de futuros es el desarrollo de imágenes que lo representan. Estas imágenes o “escenarios” son descripciones simplificadas y potenciales del futuro, basadas en un conjunto coherente de suposiciones acerca de factores (sociales, económicos y ambientales) que podrían incidir sobre la toma de decisiones. Así, la prospectiva por escenarios se diferencia de la proyección, del pronóstico y de la predicción en que no hay probabilidades ni demostraciones, sino que ella permite imaginar y construir el futuro en base a las tendencias y las incertidumbres de variables o factores que pueden incidir en el desenvolvimiento del mismo (Figura 1).

La construcción de escenarios intenta captar la riqueza y rango de posibilidades futuras y las organiza de una manera narrativa de forma tal que, comparado con informes que presentan gran volumen de datos, es más fácil de comprender y utilizar en la toma de decisiones. Asimismo, permite explorar un abanico de posibilidades futuras, pero a su vez evita la deriva hacia la ciencia ficción. La construcción de escenarios constituye un proceso participativo (también denominado “ejercicio”) e incluye diversos pasos, entre ellos: i) la definición de un horizonte temporal y alcance-foco (en términos de productos, área geográfica, tecnología, etc.) y ii) la identificación de actores, tendencias e incertidumbres críticas. El horizonte temporal de los escenarios es una guía tentativa, pero debe tener sentido y estar relacionado con los objetivos por los cuales se construyen los escenarios, los actores involucrados y la escala temporal en la que se planifica la toma de decisiones. El foco es el sujeto de estudio (por ejemplo, un sistema educativo, un sistema agroalimentario o simplemente una cadena productiva) en un marco de interrelaciones acotado al alcance que tiene el ejercicio de construcción de esos escenarios en particular. Los actores incluyen los representantes de los sectores de la sociedad, interesados, vinculados y alcanzados por el ejercicio, teniendo en cuenta sus funciones, intereses, y posiciones de poder. Las tendencias básicas son aquellas vinculadas con aspectos políticos, económicos, sociales, legales y tecnológicos que podrían afectar el foco de estudio. En gran medida, dichas tendencias sostienen los análisis de futuro más comunes, tales como proyecciones, perspectiva y modelado. Por otro lado, las incertidumbres críticas están dadas por eventos políticos, económicos, sociales, legales y tecnológicos que impactan significativamente sobre el foco del ejercicio. En muchas ocasiones, estas incertidumbres están relacionadas entre sí, aun cuando no todas las combinaciones pueden ocurrir. Así, una vez identificados el foco, las tendencias y las incertidumbres, se dispone de los principales ingredientes para iniciar el proceso de construcción de escenarios. Adicionalmente, un ejercicio de construcción de escenarios requiere la definición de las fuerzas impulsoras. Éstas son variables o factores que muestran una incidencia y afectación directa sobre el foco de estudio y pueden incidir en la misma manera y magnitud entre los escenarios o de manera diferente entre ellos. Las utopías y distopías también representan escenarios alternativos y extremos. Sin embargo, en estudios prospectivos, además de aquellos “mundos extremos”, los escenarios poseen un grado de complejidad mayor y por lo tanto deben ser chequeados en términos de consistencia y plausibilidad. Una simple descripción y progreso hacia escenarios iniciales puede resultar en escenarios implausibles, inconsistentes e irrelevantes. Los escenarios deberían describir diferentes futuros, pero posibles, más que simples variaciones en una temática. Para cualquier objeto de estudio, en algún lugar entre la utopía y distopía, se encuentran los escenarios posibles o “futuribles” y, entre los futuribles, el escenario deseable. En prospectiva, el término más utilizado es “plausible”. Éste se construye siguiendo los pasos indicados en la metodología descripta sobre prospectivas y permite identificar necesidades de investigación, desarrollar modelos cuantitativos y avanzar hacia escenarios de decisión o implementación.

 

Resumiendo, una vez definido el foco de estudio, las tendencias, las incertidumbres y las fuerzas impulsoras, será esencial describir tanto el escenario tendencial (conocido en inglés como “bussiness as usual”), como algunos escenarios plausibles. La prospectiva es un proceso de previsión que comienza con el diagnóstico y la planeación y continúa con el desarrollo de estrategias y planes de acción (Figura 2).

La prospectiva en INTA

La mirada prospectiva en INTA comenzó en 2006, evaluando el desarrollo nacional desde el sector agropecuario. Este primer ejercicio de construcción de escenarios, conocido como Sistema Agroalimentario Argentino 2030 (SAA), se realizó a partir de trabajos iterativos y multidisciplinarios, definiendo el foco de estudio y horizonte temporal. Además, se identificaron las fuerzas impulsoras, las que pueden operar como invariantes estratégicas (es decir, operan de la misma manera y magnitud en todos los escenarios) o como incertidumbres críticas (se diferencian según los escenarios). La cultura del agronegocio y la evolución de la agriculturización, son respectivos ejemplos de invariantes estratégicas e incertidumbres críticas. Una vez caracterizados los escenarios, a través de su Instituto de Prospectivas y Políticas Públicas (IPyPP), el INTA llevó a cabo un ejercicio de vigilancia prospectiva. Este consistió en el seguimiento del SAA, analizando los movimientos y novedades ocurridos luego de la definición de los escenarios, como un ejercicio constante de exploración de los futuribles. A través de este trabajo, se detectaron movimientos y cambios en fuerzas impulsoras (i.e., la evolución del proceso de agriculturización), que determinaron cambios en los escenarios. Un ejemplo de ello es el fin de la expansión agrícola, dado por el estancamiento de rendimientos, la aparición de malezas resistentes y el mayor control social sobre la aplicación de agroquímicos, todo lo cual modifica sustancialmente la diferenciación entre los escenarios sujetos a la evolución de la agriculturización. Por otro lado, a través de trabajos en redes de unidades, el INTA comenzó a desarrollar escenarios futuros con diversos objetivos. Entre ellos, numerosos estudios estuvieron enfocados en comprender procesos de expansión de la agricultura y la forestación, en detrimento de coberturas naturales (fundamentalmente bosques y en menor medida pastizales) y proyectar escenarios futuros, espacialmente explícitos, según diversas alternativas plausibles. Además, desde 2013, mediante la implementación de Proyectos Regionales con Enfoque Territorial (PRETs), los estudios prospectivos se incorporaron en numerosas unidades de INTA, dando lugar a la construcción colectiva de conocimiento bajo el paradigma de la complejidad e integrando el pensamiento con la acción. Esto permitió que el uso de metodologías prospectivas fuera avanzando con diversidad de focos y escalas.

En Entre Ríos…

La prospectiva fue lentamente incorporada a partir de seminarios y conferencias brindadas desde el IPyPP, entre los años 2010 y 2016. A partir de 2017, la EEA Paraná identifica y promueve estudios de prospectivas, lo cual permitió desarrollar vínculos con profesionales del Institute for Sustainable Development and International Relations de Francia (IDDRI) y trabajar en el marco de una iniciativa denominada “Senderos para la Transformación Agrícola, destinada a asistir a países en desarrollo en sus trayectorias de transformación de los sectores productivos. El desafío planteado entre el INTA y el IDDRI incluye la aplicación del enfoque de prospectiva, a nivel sub-nacional (estado o provincia), con Entre Ríos como primer caso de estudio. El proceso en Entre Ríos contempla actividades de exploración colectiva a partir de la participación de diversos actores (públicos y privados), identificando escenarios posibles, construyendo un futuro colectivo deseable y culminando en un plan de acción para alcanzarlo, en el marco de los objetivos globales de sustentabilidad definidos por FAO (2015) y en el contexto de la realidad provincial, con un horizonte al año 2030.

 

Fuente: INTA por Oscar Rodolfo Valentinuz, Noelia Cecilia Calamari, Walter Alberto Mancuso, Ernesto Segundo Massa, Carlos Alberto Main

 

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