La decisión de ahora puede condicionar acciones futuras, mejor planificarlo bien.
El barbecho es el tiempo que transcurre entre la cosecha de un cultivo y la siembra del siguiente. Por lo tanto, la rotación de cultivos determinará el largo y momento del año en que se ubique el barbecho. A la hora de manejar malezas no es un momento menor y por lo tanto la planificación de los barbechos merece mucha atención.
Existen diversas alternativas a la hora de decidir como transcurrir ese tiempo. Una opción es realizar una rotación intensa de manera que los períodos de barbecho entre cultivos sean lo más cortos posible. Obviamente, esto depende de la oferta ambiental, mayormente del agua disponible. Otra opción de intensificar es incorporar cultivos de servicios, que también acortarán los barbechos al ocupar gran parte de este tiempo. En este caso, el consumo de agua es menor a la de un cultivo de cosecha y tiene una serie de beneficios más allá del aporte al manejo de malezas. La tercera opción y más frecuente, aunque también la menos aconsejada de las tres, es realizar el barbecho químico en el que las malezas presente se controlan con herbicidas, de modo tal que la elección de los mismos y los momentos es clave y a eso nos referiremos en adelante.
Monitoreo e historia del lote
El monitoreo es la herramienta básica de toma decisión. Su frecuencia dependerá de la zona y consecuente dinámica de malezas, pero debe hacerse de manera que permita tomar las decisiones correctas evitando “llegar tarde”. El monitoreo permite además tener un historial del lote en cuanto a malezas. Contar con el registro de cada lote de años anteriores facilita mucho la planificación y la toma de decisiones.
La distribución desuniforme de las malezas en el lote exige que el monitoreo se haga exhaustivamente
Largo del barbecho
El largo del barbecho estará definido por la rotación de cultivos. Como ejemplo, entre un cultivo de soja y un trigo posterior puede haber un barbecho de 30 días, mientras que si luego de la soja se hace maíz tardío el barbecho puede durar más de 200 días (Figura 1). Esto impactará profundamente en la planificación del barbecho, siendo más complejo cuanto más largo sea ya que deberán ir encadenando aplicaciones de manera de ir controlando las malezas eficazmente en todo ese período. Por supuesto que la presión de selección con herbicidas es mucho mayor en estas circunstancias que frente a un barbecho más corto a causa de una mayor intensidad de rotación.
Figura 1: Línea roja: emergencia de maleza otoño invernal; línea azul: emergencia de maleza primavero estival; flecha roja: momento típico de un barbecho largo o de otoño; flecha azul: momento típico de un barbecho corto o de primavera. Los momento de cada cultivo, emergencia de malezas e intervención química son muy variables entre zonas. Fuente http://www.aapresid.org.ar/rem-malezas/emergencias
Conocimiento del suelo y el clima
El suelo y el clima son los principales reguladores de los procesos biológicos. Van de definir la residualidad de los herbicidas, así como la dosis que es posible utilizar. Por ejemplo, un suelo de pH alcalino incrementará la persistencia de una sulfunilurea, mientras que una imidazolinona lo hará a pH ácido. El clima determinará también la eficacia del herbicida residual, ya que todo herbicida de suelo necesita agua para poder incorporarse y ejercer control. En períodos secos sin lluvias no pueden esperarse muy buenos controles, aunque también los nacimientos serán menores. Lluvias excesivas podrán posicionar al herbicida debajo de la zona de nacimiento de malezas, especialmente si es muy soluble en agua.
Hacer foco en el problema
Para definir una estrategia química se debe definir en primer lugar la maleza más problemática, sabiendo su época de emergencias (Figura 1) o rebrote (en el caso de una especie perenne) y conociendo los herbicidas que aseguran un buen control sobre la misma. Con esa información se elije el herbicida más adecuado y el momento de uso; posteriormente se definen que herbicidas usar antes y después de esa aplicación, de manera de no repetir sitios de acción y no generar apilado de herbicidas en el suelo que pueden dar como resultado fitotoxicidad al cultivo. Por ejemplo, si la maleza problema es Chloris, de crecimiento primaveral, y decidimos usar un herbicida ALS en esa época, deberíamos elegir otro sitio de acción para la aplicación de otoño, como podría ser una Triazina, un PPO u otro. En cambio, si la maleza problema es Rama negra, con un gran pico de nacimiento otoñal y decidimos utilizar un ALS en ese momento, deberíamos utilizar otro sitio de acción en primavera, como los citados u otros como cloroacetamidas, HPPD, etc., siempre dependiendo de las malezas presentes en esa época del año (Figura 2).
Figura 2: Arriba: se prioriza la maleza de primavera, escogiendo el herbicida “A” y utilizando en el otoño el herbicida “B” y en el cultivo el herbicida “C”. Abajo: se prioriza la maleza de otoño, escogiendo el herbicida “A” y utilizando en la primavera el herbicida “C” y en el cultivo el herbicida “B”.
Rotar y mezclar sitios de acción herbicidas
Es la premisa básica del manejo de la resistencia. Como fue explicado, pensar una secuencia ordenada de herbicidas permite ir rotando los sitios de acción en el tiempo. Otra práctica necesaria y aún más efectiva es la mezcla de sitios de acción en cada aplicación. Se debe prestar atención al sitio de acción y no solo al principio activo y menos aún a la marca comercial ya que muchos productos que parecen muy diferentes pertenecen al mismo sitio de acción.
Es importante también que se rote la forma de utilizar los herbicidas entre campañas. Esto significa que aunque tengamos un buen resultado con determinado sitio de acción en un momento del año, tratemos de cambiarlo entre años para no adaptar las malezas de esa época con el uso del mismo herbicida entre campañas. La rotación de cultivos es una práctica que colabora enormemente en esto.
Tecnología del cultivar
Otro aspecto que se debe tener en cuenta al momento de planificar la rotación de herbicidas es la genética del cultivar a sembrar. Gracias al fitomejoramiento genético, actualmente contamos con varias opciones de cultivos resistentes y tolerantes a herbicidas que cumplen la función de hacer más simple y flexible el manejo de malezas, pero que exigen un adecuado conocimiento de las tecnologías disponibles y del manejo adecuado de las mismas. Como opciones de cultivos resistentes y tolerantes a herbicidas en Argentina tenemos: soja resistente a glifosato (RR) y tolerante a sulfonilureas (STS); maíz resistentes a glifosato (RR), glufosinato de amonio (LL), 2,4D + Haloxifop (Enlist) e imidazolinonas (CL); esto último también la podemos encontrar en el girasol. En todos los casos estas opciones permiten sumar herramientas de manejo ya que aumentan las alternativas de sitios de acción posibles a utilizar en un cultivo, teniendo siempre presente que luego deberán manejarse de manera específica los “guachos” posteriores.
La ventaja de los barbechos “abiertos”
Dejar un barbecho “abierto” significa que puedo sembrar más de un cultivo posteriormente, por ejemplo podría ir a soja o a maíz. Esto muchas veces no es posible porque el herbicida utilizado solo es tolerado por un cultivo y ante un cambio de escenario no puedo hacer otro. Por ejemplo la utilización de picloran en un lote que irá a maíz no puede luego cambiarse a soja, o al revés, algunas sulfunilureas que se pueden hacer previo a sojas STS no permiten luego cambiar a maíz.
No obstante, esto debe tomarse como un factor de decisión más pero no el único que condicione la elección de determinado herbicida, ya que es más importante un control eficaz de las malezas presentes o una rotación de herbicidas que tener la alternativa de cambiar de cultivo en la planificación.
Barbechos tardíos
Como puede notarse, muchos de estos análisis y toma de decisiones se hace imposible ante un escenario de barbecho tardío por un alquiler que se define tarde. Este tipo de prácticas empresariales van en desmedro de un correcto manejo agronómico. Si bien existen herramientas para solucionar la mayoría de estas situaciones, se está forzando el sistema y las consecuencias están a la vista.
Calidad de aplicaciones
La calidad con la que se hacen las aplicaciones queda normalmente en un segundo plano. No obstante, cada vez hay un mayor uso de herbicidas de contacto, se hacen mezclas de mayor cantidad de productos, se presentan malezas muy sensibles al tamaño en las que se aplica, todos factores que hacen de la calidad de aplicación un factor decisivo del éxito o el fracaso.
En este contexto debemos evaluar en primer lugar las condiciones de la pulverizadora con la cual vamos a realizar la aplicación. Es importante que los elementos de la misma, como ser filtros, mangueras, picos, etc., estén en correcto estado y sean evaluados periódicamente.
La limpieza del tanque de la máquina también es prioridad al momento de planificar una aplicación. Debe realizarse previo a la carga de una nueva mezcla y/o al final del día para evitar depósito de productos en el tanque que nos podrían ocasionar fitotoxicidad en el cultivo siguiente a aplicar.
Otro aspecto fundamental al iniciar la pulverización es la evaluación de las condiciones ambientales como la temperatura, la humedad y el viento, para elegir la calibración del equipo que mejor se adecue a la situación y así evitar pérdida de producto por evaporación o deriva.
Por último debemos mencionar que siempre es primordial la periódica capacitación de quien está a cargo de realizar la pulverización, ya que éste debe contar con los conocimientos adecuados para tomar decisiones al momento de llegar al lote y de esta manera lograr la mejor aplicación posible, que realice un efectivo control de las malezas, minimizando el riesgo para las personas y el impacto ambiental.
Fuente: Aapresid