Recopilación informativa sobre los insectos transmisores del virus del enanismo rugoso del maíz (MRCV) o Mal de Río Cuarto.
Las “chicharritas” (Homopteros: Auquenorrhyncha) son generalmente insectos fitófagos con capacidad de transmitir patógenos. El “virus del enanismo rugoso del maíz” (MRCV) o Mal de Río Cuarto es una enfermedad del cultivo cuyos vectores principales son Delphacodes kuscheli y D. haywardii (imagen 1) caracterizado por diferentes síntomas según el momento de transmisión que va desde la pérdida de plantas, cuando el ataque es en implantación, hasta síntomas visibles como malformaciones, menor altura de plantas por entrenudos cortos, y espigas deformadas sin granos. La manifestación típica es la formación de verrugas (enaciones, imagen 2) que pueden observarse en el envés de las hojas y su cantidad depende del momento de infección y de la susceptibilidad del híbrido.
Imagen 2: típicas enaciones generadas por MRCV. El atraso de la fecha de siembra óptima por falta de humedad predispone al aumento de las poblaciones de dichos vectores. Estas especies pueden variar en la densidad de sus poblaciones según la zona pero ambas son efectivas en la transmisión de la virosis.
Condiciones Predisponentes para el MRC
Inviernos benignos (pocas lluvias y pocas heladas) favorecen las altas poblaciones de chicharritas y los vientos facilitan su dispersión masiva. La cercanía de cereales de invierno, verdeos y malezas hospedantes llegando al fin de su ciclo, aumentan la probabilidad de que los cultivos de maíz reciban migraciones de insectos buscando plantas verdes para alimentarse. Sobre todo en lotes que salen de trigo y avena de pastoreo que es donde se generan las poblaciones infectivas desde agosto en adelante. Las formas adultas de Delphacodes kuscheli, con sus alas largas (macropteros) migran hacia los cultivos de maíz, no se reproducen allí sino que luego de alimentarse se dispersa a otros cultivos y malezas, donde ocurre la oviposición, cría, trasmisión y adquisición del virus, para luego retornar nuevamente a los cereales de invierno.
Las condiciones predisponentes para que se produzca la enfermedad están determinadas por la interacción de diversos factores:
* Momento de desarrollo de la planta cuando es infectada (muy sensible en estado de coleoptile y estadios tempranos);
* Población estacional del vector;
* Carga de virus dentro del vector.
Incidencia y severidad según el momento de infección
La incidencia se refiere a qué porcentaje de plantas presentan algún síntoma de la enfermedad, y la severidad refleja la gravedad de los mismos en las plantas afectadas. La incidencia dependerá de la cantidad de chicharritas dentro del cultivo de maíz. Cuanto mayor sea el número de individuos, mayor será la probabilidad de que más plantas sean infectadas. Imagen 3: síntomas en plantas. La severidad está muy relacionada con el momento en que las plantas son picadas. Los mayores grados de severidad se registran cuando las infecciones se producen hasta la primera hoja. A medida que el cultivo de maíz se desarrolla, aumenta su tolerancia a la enfermedad, manifestándose a través de síntomas (imagen 3) menos severos y menores disminuciones de rendimiento. Si las infecciones se producen después de las 5 hojas, la sintomatología es leve o nula. Ciertos insecticidas sistémicos aplicados a las semillas, protegen a las plantas en los primeros estadios más susceptibles del cultivo reduciendo la incidencia y severidad de los síntomas. Si el cultivar no tiene tolerancia genética, el curasemillas puede mejorar hasta cierto grado la protección pero no confiere inmunidad.
Estrategias de Manejo
Esta es una enfermedad en la que la incidencia de la virosis depende principalmente de los vectores infectivos que llegan al cultivo de maíz desde áreas vecinas y de la época en la que alcanzan su máxima densidad poblacional, por lo cual su manejo debe realizarse a fin de disminuir el inoculo inicial y disminuir el tiempo crítico de exposición del cultivo al patógeno (Ornaghi et al., 1993b). El conocimiento de la fluctuación poblacional de los vectores de enfermedades a lo largo del año tiene gran importancia, ya que permite estimar las épocas de mayor incidencia y en esa forma planificar y ejecutar programas de manejo integrado de las poblaciones insectiles.
Monitoreo: se han identificado más de 32 especies hospederas de la chicharrita entre cultivos invernales y malezas gramíneas que actúan como reservorio por lo que es recomendable el monitoreo visual directo o el uso de elementos como la red de arrastre para determinar su presencia e indirectamente cuantificar el nivel de infestación. A nivel de estudio de dinámicas poblacionales se utilizan trampas pegajosas que pueden usarse a nivel de lotes para determinar el ingreso al mismo o no.
Fecha de siembra: adelantar las fechas de siembra es una herramienta que tiene por finalidad escapar la presencia de picos poblacionales en los períodos críticos de desarrollo de la planta es decir en los primeros 45 días de emergida la misma.
Uso de materiales tolerantes: a través de años de selección de líneas e híbridos en la zona endémica, se pudieron lograr niveles de tolerancia muy superiores a los que se contaban hace una década. A mayor cercanía del área endémica, mayor tolerancia se requiere en los híbridos.
Uso de Insecticidas curasemillas: los insecticidas para semillas sistémicos permiten disminuir la incidencia y severidad de daños del MRCV en los cultivos de maíz. No reemplazan la tolerancia genética, pero sí la mejoran en cierto grado.
Adecuado manejo del cultivo: Cuanto mejores condiciones de crecimiento tenga el cultivo, menores serán las pérdidas de rendimiento ante una misma presión de ataque. Cualquier tipo de estrés como competencia del cultivo con malezas, compactaciones, sequía, anegamientos temporarios, detoxificación de herbicidas, daños mecánicos, daños por insectos, déficit nutricionales, derivas de glifosato, etc.; predisponen a mayores daños. Utilizar materiales de alta tolerancia a esta virosis. Ante la presencia de densidades altas de chicharritas en cultivo y materiales de maíz susceptible el control químico es una opción que junto al tratamiento de semillas puede disminuir la incidencia y severidad de daños. Recopilación: Ing. Agr. Fernando Flores (EEA INTA Marcos Juarez) e Ing, Agr. Marcela Iris Genero (AER INTA Huinca Renanco).
Fuente: INTA por Fernando Miguel Flores, Marcela Iris Genero