Con una inversión por obras contratadas que llega a los US$ 1200 millones, en la provincia de Buenos Aires avanza la cuarta etapa del dragado de la cuenca del Río Salado, con el fin de evitar inundaciones.
Esa etapa comprende 220 kilómetros en un trayecto que va entre el arroyo Las Flores y Bragado. Es considerada para el Gobierno el eslabón más importante del llamado Plan Maestro del Río Salado por su extensión e impacto positivo para la zona.
El plan Maestro, creado durante la gobernación de Eduardo Duhalde, abarca la adecuación, ensanche y profundización del cauce del río y va en toda su extensión desde Bahía de Samborombón hasta el límite de la provincia de Buenos Aires, en el oeste.
Según Pablo Bereciartua, secretario de Infraestructura y Política Hídrica del Ministerio del Interior, se trata de la obra más grande de protección de inundaciones en ejecución. El Gobierno proyecta que llevará alrededor de tres años concluir la cuarta etapa.
“La cuenca, conformada por 17 millones de hectáreas, es endorreica, por lo que no tiene una red de drenaje natural formada”, dijo.
Por la envergadura de la cuarta etapa, tiene 16 adjudicaciones. En este momento, hay tres tramos en ejecución que representan 100 millones de dólares. “Hasta el momento se dragaron más de cuatro millones de metros cúbicos, lo que simboliza 16 manzanas de la ciudad de Buenos Aires con edificios de diez pisos de altura o cuatro estadios del Monumental”, comparó el funcionario.
La empresa adjudicataria en cinco kilómetros, de una de las 16 licitaciones públicas, es una Unión Transitoria de Empresas (UTE) formada por las firmas Helport y Chediak.
“Se sacan 550 metros cúbicos de suelo por cada metro lineal de avance de río. Para hacer un comparativo, un camión chico lleva seis metros cúbicos de tierra”, contaron desde la empresa adjudicataria.
Este tramo de cinco kilómetros, que va desde el puente de Carlos Beguerie hasta la laguna de las Flores, a treinta kilómetros de Lobos, llevará un poco más de lo estimado porque las inclemencias del tiempo impidieron el avance de la obra.
José Alonso es jefe de obra de la firma Chediak. Este ingeniero industrial fue el encargado de reunirse con los productores de los campos linderos al Salado y explicarle cómo iba a ser el trabajo. Y, a su vez, negociar con ellos en qué condiciones les iban a dejar sus campos.
“Si bien es algo que les interesa porque se les soluciona el problema de la inundación, existe la contraparte de que el suelo pierde fertilidad y aunque se va a recuperar en un tiempo, no va a ser tan productivo”, dijo Alonso a LA NACION. Agregó que los productores de la zona valoraron la seguridad hacia el futuro que va a traer la obra terminada.
En varias zonas, con el consenso de los propietarios, se tiene en cuenta la calidad de los suelos. Si son fértiles, para que la tierra no tardé tiempo en ser reutilizada, se da vuelta ese suelo negro por encima del sedimento depositado. En otros, más ganaderos, se deberá esperar dos años al menos para que vuelvan a ser productivos y se recupere la materia orgánica de ellos.
Cómo es el dragado
Como un pequeño barco en el medio del río, con el frente de dragado por delante y con un movimiento de rotación constante, barre y succiona 3000 metros cúbicos por día. Tiene un cortador en la punta y como una especie de taladro va triturando el suelo del fondo y una bomba muy potente absorbe ese suelo. Luego, a través de grandes mangueras se transporta el agua (70%) junto con la tierra (30%) hasta mil metros, donde es depositada en bajos inundables. Allí se vuelca el barro, se decanta y el agua limpia vuelve al río.
“A través de un software se controlan las profundidades y la zona que se dragó”, explicó Juan Martín Ardilich, ingeniero de Helport. Por seguridad y estética visual, la zona de las orillas se realizan con retroexcavadoras. Así se logra una pendiente no tan pronunciada.
Adjudicación
“Una parte de la obra se pagará en diferido, donde el máximo que el Gobierno va a abonar en efectivo es el 50%, una vez que presentan los certificados, y el resto se pagará con un bono en dólares a cuatro años, con una tasa Badlar más cuatro por ciento por el Gobierno en la licitación”, indicó Bereciartua. Agregó que esto permite realizar “el doble de obras”.
Fuente: La Nación | Por: Mariana Reinke