Relevamiento de la calidad de silos de maíz de la campaña 2016/17 en el sur del Departamento Unión (Córdoba)

En los sistemas ganaderos de leche los forrajes conservados son un recurso clave que permite la sostenibilidad
de la carga animal a través de una dieta balanceada. En este sentido, el silaje de maíz es un alimento energético
por su concentración de grano, provee abundante fibra fermentable, y además con un adecuado tamaño de
picado aporta fibra efectiva, para estimular la rumia y la salivación del animal.
Los silajes pueden variar en su calidad nutritiva y rol metabólico en función del cultivo conservado, los factores
ambientales, y de manejo. En la confección, los puntos críticos de controlson: el momento de picado, la altura
de corte, la longitud teórica de corte y el tamaño de partícula logrado, el procesamiento o no del grano
(cracker), la compactación, el dimensionamiento del silo, la aplicación de aditivos, el tapado, y el tiempo de
fermentación. Dichos factores afectan el proceso de fermentación y de estabilización, y por ende la correcta
preservación del forraje.
El conocimiento de la variabilidad en los silajes implica el compromiso de realizar el análisis de cada forraje
conservado que se incluya en la dieta, para lograr una correcta nutrición (Boetto et al., 2016). Los principales
análisis recomendados son de tipo: químicos (relacionado con la composición química), biológicos
(relacionados con la digestión), y organolépticos (determinaciones visuales, olfativas y táctiles). En este
sentido los valores nutritivos de silajes de maíz para obtener una buena calidad son: 28-35% de materia seca
(MS), y en base de MS: 8-9% de proteína bruta (PB), 45-50% de fibra en detergente neutro (FDN), 27-32% de
fibra en detergente ácido (FDA), 1,5-2% lignina, y 3-4% cenizas (Gallardo, 2008).
El objetivo de este informe fue analizar los parámetros nutricionales de los silajes de cultivos de maíz y su
variabilidad para aportar información a productores y profesionales del sudeste de Córdoba.

En 20 tambos ubicados al sur del departamento Unión (provincia de Córdoba), se realizó el relevamiento de
21 silos de cultivo de maíz de la campaña 2016/17. Se registró el tipo de confección (aéreo/puente o bolsa), y
el estado del cultivo al momento del ensilado.
Las muestras de silos de maíz se extrajeron entre los meses de marzo a junio de 2017. En todos los casos los
silos tenían al menos 30 días desde su confección, de manera que el material se encontrara estabilizado. Se
extrajo una muestra compuesta de tres submuestras en cada silo, se colocó en bolsa de polietileno, y se
compactó para retirar el aire (Opacak & Clemente, 2017). El traslado desde el campo hasta laboratorio se
realizó de forma refrigerada para no alterar ningún valor nutricional.
En laboratorio se determinó el contenido de humedad (MS) de la muestra, y se realizó análisis químico a través
del método NIRS CV (espectroscopía de reflectancia en el infrarrojo cercano). Se determinó proteína, grasa,
fibra, hidratos de carbono, minerales, análisis cualitativos, energía e índices calculados.
Para las propiedades analizadas se evaluó la existencia de diferencias según forma de confección del silo, entre
forma aéreo y bolsa, a través de prueba t de Student, con el software estadístico Infostat (Di Rienzo et al.,
2017). Se analizaron las medidas de resumen (mínimo, máximo, media, desvío estándar, y coeficiente de
variación) de cada propiedad analizada.
Se registraron las precipitaciones mensuales desde septiembre de 2016 hasta abril de 2017 en las localidades
de Canals, Santa María, Pueblo Italiano, y Viamonte (Cuadro 1).

RESULTADOS

Al momento de la confección de los silos los cultivos de maíz se encontraban en estado muy bueno a excelente.
Entre otros factores, las precipitaciones registradas durante la campaña fueron óptimas para el desarrollo de
los cultivos (Cuadro 1).
En cuanto a la forma de confección de los silos: 7 se realizaron en bolsa, y 14 de tipo aéreo. No se observaron
diferencias según la forma de confección del silo en los parámetros relacionados al procesamiento y
conservación del forraje (MS, pH, ácido láctico), ni en los relacionados a la composición química (proteína
bruta, fibra detergente neutro, fibra detergente ácido, lignina, extracto etéreo). Se observaron diferencias en
el contenido de ácido acético (% MS) entre la confección en silo aéreo versus silo bolsa (p=0,04), siendo de
1,72 y 2,74, respectivamente.
Al no observarse diferencias según la forma de confección del silo en la mayoría de los parámetros evaluados,
se analizan de forma conjunta. Es posible considerar como valores de referencia a los resultados del análisis
de la muestra ganadora del 1º premio en la categoría silo de maíz en el 12º Concurso de Forrajes Conservados
de Mercolactea 2015. Siendo de 33,88% de MS, pH de 4,00, 7,02% proteína, 36,28% FDN, 20,78% FDA, 34,12%
almidón, y 4,75% de cenizas (Sanchez, com. pers.).

El contenido de MS de los silos analizados varió entre 21,9 y 46,1%, con un valor medio de 32,5% (Cuadro 2).
La ventana de picado se ubica entre 32-38% de MS, y los valores óptimos objetivo varían entre 35-38%
(Bragachini et al., 2018). Valores inferiores a los mencionados pueden derivar en una fermentación butírica o
en un exceso de lixiviación de azúcares, mientras que niveles superiores pueden retrasar e incluso impedir que
la fermentación se lleve a cabo. Según el relevamiento realizado en esta campaña el 48% de las muestras
analizadas se encontraron por debajo del 32%. En estos casos, cuando se trabaja con 30% de MS, la primer
pérdida que ocurre es el incremento de los costos de transporte de agua desde el lote al lugar donde se
confecciona el silo. A su vez, al momento de la confección del silo en bolsas, es necesario eliminar el agua
excedente (denominada efluente) para que el material no se deteriore. Pero dichos efluentes eliminados del
silo contienen entre 6-8% de nutrientes solubles de alta calidad (Sanchez et al., 2017), generando una pérdida
adicional.

 

El grado de acidez del material, medido a través del pH, varío entre 3,48 y 4,05, con un valor medio de 3,83
(Cuadro 2). El pH fue la determinación donde se registró la menor variabilidad entre las muestras, y en todos
los casos los valores se encontraron alrededor de los parámetros normales(3,8-4,0), que indican una adecuada
fermentación y un estado estabilizado donde se inhibe el crecimiento de todas las bacterias, y permite una
óptima conservación (Bragachini et al., 2018).
La proteína cruda varió entre 4,80 y 9,50%, con un valor medio de 7,87% (Cuadro 2). Donde un 43% de los silos
analizados se encontró por debajo del 8%, valor objetivo de buena calidad (Gallardo, 2008).
Los carbohidratos estructurales que representan a las paredes celulares, determinados como fibra en
detergente neutro (FDN) varió entre 25,0 y 49,9%, con un valor medio de 38,2% (Cuadro 2). Las muestras
analizadas se encontraron dentro del rango de calidad optimo (<45-50%), ya que valores por encima de dichos umbrales pueden limitar el consumo por parte del animal. En tanto, la fibra en detergente ácido (FDA), que
cuantifica la celulosa y la lignina de los forrajes, y posee una relación inversa con el grado de digestibilidad del
forraje, y varió entre 15,1 y 30,4%, con un valor medio de 24,2% (Cuadro 2). Dichos valores se ubican dentro
del rango óptimo de calidad del forraje. Ambos parámetros, FDA y FDN, registraron una similar variabilidad.
La lignina es un componente indigestible de los forrajes, y aumenta a medida que la planta madura. Para los
silos analizados en la presente campaña el contenido de lignina varió entre 2,73 y 4,70%, con un valor medio
de 3,33% (Cuadro 2). Dichos valores son levemente superiores a los recomendables para un silo de buena
calidad, pero se encuentra dentro de rangos aceptables.
La fracción compuesta por los minerales totales determinada por el contenido de cenizas varió entre 3,30 y
5,97% con un valor medio de 4,68% (Cuadro 2). En ningún caso se sospecharía contaminación con tierra, ya
que todos los valores registrados son menores al 6-7% (Bragachini et al., 2018), a pesar de que el objetivo
máximo sería lograr un porcentaje de cenizas menor al 3,5% (Gallardo, 2008).
El contenido de grasa varió entre 2,73 y 4,60% con un valor medio de 3,49% (Cuadro 2). Siendo adecuado para
las bacterias ruminales, por no superar el 14%.

CONCLUSIONES

La calidad de los silos analizados en el sur del departamento Unión a través de los parámetros químicos
determinados fue óptima para la mayoría de los casos. Pero se detecta la necesidad de corregir el momento
de picado de los cultivos de maíz, para aprovechar las ventajas nutricionales que brinda un lote ensilado con
un contenido de MS de entre 35-38%.
Se registró una importante variabilidad de los parámetros evaluados, lo cual confirma la importancia de la
determinación de calidad de cada silaje confeccionado, y no utilizar valores medios reportados en la
bibliografía para la formulación de las dietas.

 

Fuente: INTA por Andrea Verónica Lardone