Si bien se confirma un mercado tirante para el empalme de campañas de trigo, el nuevo ciclo dará revancha. El sector productivo argentino se encamina a obtener una cosecha récord de trigo para el 2018/19, sobre la base de una superficie estimada en 6,32 M ha. Con rindes tendenciales, ello facilitaría una producción de 21 Mt, habilitando una nueva marca histórica para las exportaciones del grano.
Aprovechando las buenas condiciones atmosférica y de reservas de humedad, el sector productivo en Argentina apunta no sólo a un incremento del 16% en el área sembrada, que se estima en 6,32 millones de hectáreas, sino también a potenciar tanto como sea posible el rendimiento unitario mediante la inversión en fertilizantes y manejo. Este marco permite trabajar con una hipótesis de rindes tendenciales que dejaría la producción en torno a los 21 millones de toneladas, un récord histórico para Argentina.
Esta producción récord de 21 millones de toneladas no sólo lograría satisfacer las necesidades de la molinería local, sino que habilitaría un saldo exportable récord para el cereal de nuestro país. Los despachos al exterior podrían alcanzar una marca histórica en torno a los 13,5 millones de toneladas.
Apoyando la idea de una gran fortaleza de la demanda exportadora en el nuevo ciclo, las ventas comprometidas al exterior a la fecha resultan las más altas registradas. Éstas suman 4,3 Mt para el año comercial 2018/19, algo más del 30% de los despachos que se están proyectando para todo el ciclo.
De confirmarse estos guarismos, el stock final 2018/19 podría mostrar una leve recuperación respecto al valor de la campaña inmediata anterior, aunque aún permanecería un 70% por debajo del promedio de los cinco años anteriores. La tabla que sigue resume el balance de oferta y demanda, según las proyecciones efectuadas desde la Dirección de Informaciones y Estudios Económicos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Como surge de la tabla, el principal escollo que le queda al trigo en Argentina es llegar a la campaña próxima. La caída en la producción como consecuencia de los excesos hídricos del invierno pasado se enfrentó con una demanda muy activa en la actual campaña 2017/18, que exprimiría el nivel de inventarios en Argentina.
Hay expectativas en que pueda repetirse el avance de la cosecha que, para fines de noviembre del año pasado, había logrado cubrir el 35% del área bajo cultivo de trigo, aunque ello dependerá de la evolución de las reservas hídricas en los próximos meses.
Mientras tanto, el mercado doméstico se hizo eco de la escasez de disponibilidades de trigo y el precio del segmento disponible en el Mercado Físico de Rosario se mantuvo por encima de los $ 6.000 toda la semana, cerrando el período con un valor de referencia de la Cámara Arbitral de Rosario de $ 6.100/t. En lo que va de agosto, el cereal ha experimentado un incremento del 5,2% en su cotización disponible, en tanto que el precio del trigo nuevo, según surge de los contratos diciembre de MATba con descarga en Rosario, aumentó un 3,7% en el mismo período hasta los US$ 218/t.
Mientras tanto, a nivel global, el clima adverso continúa acrecentando el pesimismo acerca de las expectativas productivas del trigo para Estados Unidos, Australia y Europa, aunque las condiciones en la última semana comenzaron a mostrarse más favorables para la región del Mar Negro.
Para EE.UU., la consultora Lanworth recortó su proyección de producción para la campaña 2018/19 a 50,5 Mt, un 1% por debajo de lo estimado el mes pasado. Esta merma responde a las condiciones desfavorables en el norte de las Planicies estadounidenses a fines de la temporada del trigo de primavera, que termina de llenar sus granos en con bajo nivel de reserva de agua en suelo por el regreso del clima seco desde fines de julio. Ese clima seco ha estado contrarrestando los efectos benéficos de las lluvias que se habían desarrollado a principios de ese mismo mes de julio. En tanto, la sequedad ha permitido que la cosecha de trigo de invierno esté llegando a su fin por delante del ritmo habitual, a excepción de unas pocas zonas en la región occidental. El siguiente mapa del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos muestra la escasez de precipitaciones en la semana comprendida entre el 29 de julio y el 04 de agosto.
Por su parte, Australia sufre un empeoramiento de la sequía en su región oriental, lo que hace peligrar la producción de trigo 2018/2019, pudiendo caer a 21,5 millones de toneladas, un 4% por debajo de la última actualización de Lanworth. La misma agencia advirtió que de no revertirse el déficit hídrico de aquí a octubre, el output podría reducirse hasta los 17,1 MT.
Del lado opuesto, los países de la región este del Mar Negro (Rusia, Kazajistán, Uzbekistán, etc.) se están viendo beneficiados por un clima más frío y lluvias dispersas en el norte, a pesar de que el sur permanece seco, de acuerdo con el informe climático semanal del USDA. Esto ayudaría a apuntalar al trigo de primavera, que se encuentra en fase de llenado de granos.
Los temores por los sucesivos recortes en las expectativas de producción del Hemisferio Norte han dado sostén a los precios internacionales del cereal durante la semana, a la vez que refuerzan el optimismo para las exportaciones argentinas en el nuevo ciclo. Quedará por ver si la productividad del trigo alcanza o supera los 34,2 quintales por hectárea que se han asumido en las proyecciones aquí mencionadas. Ello estará atado, por un lado, al devenir del clima en los meses venideros (fundamentalmente hacia principios de octubre, cuando gran parte del cultivo transita su período crítico) y, por el otro lado, a factores que dependen de la voluntad del productor tales como siembra, manejo, fertilización. En estos últimos, el sector productivo argentino ha redoblado su esfuerzo de cara a la nueva campaña, jugándose entero por la revancha del trigo.
Fuente: Franco Ramseyer-Desiré Sigaudo-Emilse Terré BCR