Bajo ciertas circunstancias, el consumo de maíz en pie por el ganado puede generar problemas sanitarios y de manejo. Uno de ellos: la Diplodiosis. Recomendaciones del INTA Balcarce para evitar pérdidas de producción.
Los problemas climáticos son una constante en la producción agropecuaria. Este año no fue la excepción ya que a un verano seco, le siguió un otoño muy húmedo.
El maíz fue uno de los cultivos afectados por este fenómeno, por esta razón, muchos productores optaron por esperar el secado del cultivo en pie, con los inconvenientes que esto conlleva, o utilizarlos directamente para pastoreo. “Tomada la decisión de utilizar el maíz como alimento de nuestro ganado, hay que tener en cuenta que el exceso de humedad puede traer aparejado problemas sanitario y cambios en cuanto al manejo de los animales”, explicó Ignacio Llada, Jefe de residentes del Servicio de Diagnostico Veterinario Especializado, área de Producción Animal del INTA Balcarce
Según el profesional, este cultivo, en estas condiciones, está predispuesto al desarrollo de hongos que disminuyen el valor nutricional y la palatabilidad del grano, afectando su consumo, y como consecuencia, la ganancia de peso de los animales. Más importante aún, estas condiciones de estrés climático favorecen la producción de micotoxinas.
“Si el ganado consume granos infectados, podrían desarrollar distintos cuadros clínicos. Esto dependerá de la edad de los animales, genero y estado reproductivo de los mismos, de la especie de hongo predominante y la cantidad y tiempo de consumo de la micotoxina presente”, agregó Llada.
Una de las consecuencias más problemáticas del consumo de micotoxinas está asociado a la inmunosupresión, que muchas veces pasa desapercibida, lo cual puede actuar como predisponente para la presentación de otras enfermedades.
Siendo más específicos, la micotoxicosis cada vez más diagnosticada en los últimos tiempos es la Diplodiosis bovina, producida por la ingestión de maíces diferidos y/o rastrojos contaminados por el hongo Stenocarpella maydis.
Sin dudas, uno de los factores que tiene mayor influencia en difusión de este hongo es el clima. “Maíces que hayan sufrido episodios de sequía durante el período de floración, seguido de lluvias, y sin una rotación adecuada de cultivos, es altamente probable que sufra el ataque de este hongo”, destacó el profesional.
Signología de la intoxicación
Acerca de los signos clínicos de la Diplodiosis, Llada menciona que suelen aparecer entre 2 y 15 días posteriores al ingreso de los animales al maíz contaminado. Generalmente se observaran temblores musculares y dificultad en la marcha. En vacas preñadas, que consumen este maíz en el último tercio de la gestación, puede producirse abortos, nacimiento de terneros débiles y con signos nerviosos, manifestando dificultad para incorporarse, no calostran y terminan muriendo.
De acuerdo con Llada, la prevención es el único curso de acción para poder minimizar las pérdidas. Por eso recomienda el recorrido del potrero y prestar atención a la presencia del hongo en el maíz. Este hongo crece en “manchones”, de ahí la importancia de la recorrida de todo el lote.
“De contar con maíces infectados como única fuente de alimentación, se recomienda ingresar con animales jóvenes, vacas vacías o vacas en el primer tercio de gestación, vigilándolos diariamente en búsqueda de signología clínica ya que la presencia por si sola del hongo no necesariamente indica que el mismo esté produciendo toxinas”.
Si se observaran animales afectados, Llada recomienda retirarlos inmediatamente del potrero, siendo factible su recuperación dentro de los 7 a 10 días del cambio de alimentación.
Teniendo en cuenta la alta susceptibilidad de las hembras preñadas durante el tercer tercio de gestación a presentar abortos y/o nacimiento de terneros débiles, se sugiere priorizar la alimentación de estos vientres en potreros no infectados.
Otra alternativa de manejo de maíces infectados es la dilución del tóxico presente en el alimento. En este sentido resulta útil complementar la dieta de maíz diferido y/o rastrojo con rollos, silo o combinado con verdeos de invierno.
Es de importancia mencionar que hasta la fecha no se han reportado casos de Diplodiosis asociado al consumo de grano cosechado. Sin embargo, cuando estos se almacenan con humedad superior al 15%, el hongo puede proliferar y llegar a contaminar el resto de los granos.
Fuente: INTA por Gloria Kaspar