Los mercados siguen su curso influenciados por distintos factores de oferta y demanda, tanto en el nivel internacional como en el local. La soja es en estos momentos el producto con más factores inciertos que van a influir en la futura tendencia de los precios.
Esta semana se conoció la noticia de que el secretario de Agricultura de los Estados Unidos, Sonny Perdue, declaró que la Comisión de Créditos para los Comodities (CCC, por sus siglas en inglés) es una de las herramientas en consideración para compensar las pérdidas de los productores agropecuarios. Con esta declaración hizo referencia a la potencial entrada en vigor de los aranceles del 25% por parte de China a productos estadounidenses, entre ellos la soja.
La CCC fue creada en 1933 por el presidente Franklin Roosevelt y depende del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). Está autorizada a generar líneas de asistencia por hasta US$30.000 millones, para “establecer, respaldar y proteger los ingresos y los precios agrícolas”, vía préstamos, pagos a productores y compra de parte de la cosecha. En marzo último, el Congreso amplió las competencias de la CCC para apuntalar el precio de los granos.
Como adelantamos en este espacio el 14 de abril último, con el 25% de aranceles a la importación de productos estadounidenses, China provocaría un conflicto entre los farmers y la administración Trump, es decir, entre el presidente de los Estados Unidos y quienes le dieron los electores necesarios para su triunfo. Y si se llega a esta medida, el gobierno de Trump debería compensar a los farmers con US$3000 millones para evitar la quiebra del sistema.
Bien, el Día D llegó y ahora tendremos que evaluar la repercusión que ambas medidas podrían tener en el mercado. De arranque podemos estimar que la demanda de soja estadounidense por parte de China va a tender a disminuir. De hecho los chinos vienen reduciendo su dependencia durante los últimos tres años, en una estrategia estudiada y sin improvisaciones. En el mismo periodo China fue elevando sus compras de soja en Brasil y si la Argentina no siguió el mismo camino fue por la sequía que nos produjo la pérdida de 25 millones de toneladas. Además, nuestro país es más competitivo como exportador de aceite y de harina que de grano.
En este sentido hay un par de medidas que adoptó el gobierno chino que confirman nuestro análisis, un mes atrás China autorizo la importación de 100.000 toneladas de aceite de soja procedentes de la Argentina. Otra medida del gobierno chino fue ir liberando los aranceles de importación de harina de soja, para poder abastecerse tanto de la Argentina como de Brasil. Los chinos están compensando las menores importaciones de soja en grano de los EE.UU., por mayores importaciones de aceite y de harina de soja. Hay un cambio de paradigma, quitándole la protección a su industria aceitera y tomando decisiones de política comercial más pragmáticas; se hace lo que es negocio.
En el mientras tanto, los productores argentinos tienen en su poder 10 a 12 millones de toneladas de soja sin vender y ya se han perdido varios trenes en el camino. La soja de US$320 por tonelada ya fue, es una foto que no volveremos a ver, salvo que algún cisne negro irrumpa en el mercado. Hoy hay un tema concreto, la soja disponible se cotiza a US$280 y la soja nueva cosecha en el Matba se cotiza a US$275. Si tenemos que hablar de riesgos, hay serias chances de que el mercado entre en una corriente bajista para la nueva cosecha, buscando los US$250. En la medida que el clima en Sudamérica y en EE.UU. se comporte normal vamos a una triple cosecha récord.
Fuente: La Nación | Por: Pablo Andreani El autor es director de AgriPac Consultores