Cuando el escenario se vuelve incierto, cuando las reglas de juego cambian, hay que activar nuestros sentidos, revisar nuestras cartas y pararnos firmes en nuestra realidad para sostener o re direccionar decisiones productivas y comerciales tomadas. Se propuso detener la rebaja de 0,5% mensual en las retenciones a la soja lo que, de hacerse a partir de junio, nos dejaría con retenciones del 27,5% y causaría un ajuste en los precios futuros, cotizados hasta ahora considerando esta rebaja progresiva. Junto a esta posibilidad también está el aplicar un 10% de retenciones al trigo y maíz, y esto también impactaría directamente sobre las cotizaciones actuales y futuras.
Veamos cómo podrían resultar los precios en caso de tomarse esta medida:
La posibilidad de recorte en los precios inmediatos de trigo y maíz, genero ofertas de ventas ante los rumores respecto a las retenciones. Vemos en el cuadro que el disponible de soja queda igual, dado que se propone suspender las bajas de retenciones pero no se habló de aumentarlas. Sin embargo, en trigo y maíz las retenciones del 10% resultarían en esos valores en PESOS.
En el siguiente cuadro vemos cómo se verían afectados los precios futuros, tomando como base el cierre del Mercado a Término de Buenos Aires (MATBA) al jueves 24 de mayo pasado, descontando el 10% a trigo y maíz y el 6% a soja, porcentaje que debiera ser descontado desde mayo 2018 a mayo 2019, si continúa el régimen de rebajas vigente hasta hoy.
En los cuadros solo vemos valores, pero lo relevante es cómo estos valores afectan nuestra matriz de costos y márgenes hacia la campaña que viene. Considerando que una forma de obtener rentabilidad es a través de la relación entre margen bruto y costo directo (MB/CD), veamos cómo se ve la rentabilidad de soja de primera, maíz y trigo-soja de segunda, con los precios futuros actuales y con los precios posibles en caso de aplicar este viejo y conocido recurso recaudatorio.
Las rentabilidades son calculadas según un modelo de márgenes, que considera costos de implantación para obtener 40 qq/ha de soja de primera, 100 qq/ha de maíz temprano, 40 y 30 qq/ha de trigo y soja de segunda respectivamente. Los costos de comercialización consideran una distancia a puerto de 120 km, y el alquiler se considera en 16 quintales de soja por hectárea.
Vemos en la simulación planteada, que la soja de primera es la que se ve menos afectada, tanto en planteos de campo propio como alquilado, dado que se descuenta en el precio futuro el 6%, mientras a trigo y maíz, que a futuro ya tienen valores muy inferiores respecto a los actuales, se le descuenta un 10%, causando un recorte en la rentabilidad que se torna muy riesgoso, principalmente para el doble cultivo trigo/soja de segunda en campo alquilado.
Una de las alternativas planteadas es reducir la superficie de trigo y maíz, considerando que uno de los puntos a favor que motivaba su siembra, era el hecho de estar libre de este impuesto a la exportación. Pero, ante las complicaciones financieras, son estos dos cultivos los que se vuelven vulnerables otra vez, por exigir mayor nivel de inversión en su implantación, y son las siembras en campo alquilado las primeras que dejarían de hacerse, además de la siembra en campos propios que quedaron en rojo por la sequía de este año y solo acceden a financiaciones caras.
Por otro lado, se plantea el riesgo de baja de precios en soja ante un potencial aumento de área de siembra en nuestro país, una mayor producción de soja en Estados Unidos y un acuerdo positivo entre China y este país, para volver a comercializar sin aranceles distorsivos. En caso de que las bajas de precios fueran una realidad, deberíamos sacar márgenes considerando rangos de precios muy por debajo de los actuales, por ejemplo, pasar de U$S 310-290/TN, a U$S 280- 260/TN, con posibles desmoronamientos hacia los U$S 240/TN, como ya hemos visto el año pasado.
Para no quedarnos en la queja o el miedo y tomar una actitud proactiva frente a estas amenazas, remarquemos que tenemos herramientas productivas y comerciales a nuestro favor.
Las productivas se relacionan con sostener niveles de rotación, evitando quedar atado a solo un cultivo, con los riesgos productivos y comerciales que esto significa. El ejercicio logrado en las últimas dos campañas, elevando superficie de maíz y trigo, debería ser sostenido e insistir con planteos de agregado de valor, para evitar que un cambio en las reglas de juego nos deje fuera del partido de las gramíneas en la rotación.
Las herramientas comerciales, también son financieramente funcionales si las usamos a tiempo, por ejemplo disminuir los costos de la futura siembra, a través de compras con los precios de soja 2018, que a noviembre 18 aún ofrecen buena relación costo/beneficio respecto a precio de insumo/precio de soja, con valores por encima de U$S 320/tn. Lograr reducir pedidos de financiación, por hacer buen uso de la comercialización, es uno de los objetivos de la presente campaña, independientemente de lo que ocurra con las retenciones. Por otro lado, recomendamos sembrar trigo con decisiones comerciales a cosecha tomadas, aprovechar valores por encima de U$S 190/TN o usar estrategias de cobertura flexibles para asegurar pisos de precio y quedar abierto a subas, en caso de baja en la superficie de siembra y menor volumen potencial de cosecha. Sembrar maíz considerando planteos de agregado de valor, evitando enviar a exportación un grano con tanto potencial productivo. Por último, tomar valores de soja futura, con el mismo criterio de trigo, protegiendo pisos, con herramientas flexibles que permitan captar subas
Conclusiones:
Poner o no retenciones no debe ser motivo de paralizar nuestras decisiones productivas ni comerciales, sino por el contrario, debe motivarnos a replantear nuestros números y proteger rentabilidad. Pero las retenciones sí deben motivarnos a repensar nuestra representatividad en el gobierno y la sociedad, que aún no logra ser suficientemente clara ni fuerte, y nos deja como blanco fácil ante la necesidad por cualquier embate de la macro economía local.
Antes de los rumores de retenciones, vimos un fuerte descenso en los precios de soja presentes y futuros, producto de múltiples factores. Podemos revisar, entonces, los valores alcanzados en el mercado y las decisiones comerciales tomadas en ese tiempo, para calcular la rentabilidad que dejamos de ganar ante la falta de decisión y comparar esa renta perdida con los recortes potenciales que causarían estas medidas. Hacer este análisis nos permite evaluar si solo son los funcionarios tranquera afuera los que perjudican nuestra renta o si, además, como administradores de nuestros recursos, también nosotros nos perjudicamos tranquera adentro.
Por último, poner sobre la mesa que las retenciones no resumen los problemas del campo ni las soluciones del país y buscar respuestas superadoras en el corto y mediano plazo, debe ser una meta de todos, desde los productores hasta las entidades que los representan y los funcionarios que nos gobiernan.
Fuente: INTA por Ing. Agr. Marianela Sabrina de Emilio