El progreso genético del rendimiento en trigo resultó de 0,8 % anual para los cultivares liberados en los últimos 30 años. Dicho progreso se mantuvo ante condiciones limitantes de nitrógeno y agua, reforzando la idea de que la mejora genética en ambientes potenciales se trasladaría a ambientes limitantes. La mejora del rendimiento estuvo asociado principalmente a un aumento en el número de granos e índice de cosecha.
El trigo es un cereal de gran importancia para la alimentación a escala mundial. En Argentina, si bien tanto el rendimiento en grano (RG) promedio como su ganancia a través de los años son cercanos a los valores a nivel mundial, la productividad potencial es mucho mayor a la real. Entre los principales factores determinantes de esta brecha se encuentran los déficits nutricionales (e.g. nitró- geno, N) y condiciones climáticas como la sequía (Aramburu Merlos et al., 2015). Desarrollar genotipos que presenten buen potencial de RG con alta estabilidad, obtenida a través de un uso eficiente de agua y N, permitiría sostener los rendimientos en sistemas productivos marginales. Sin embargo, no es simple sostener ganancias de RG aceptables cuando la variabilidad ambiental aumenta y la fertilización es insuficiente (Hall y Richards, 2013). El estudio de las bases ecofisiológicas de la ganancia de RG bajo ambientes limitados por N y/o agua es un antecedente necesario para la identificación de características promisorias que sirvan para realizar selección indirecta, tendiente a mejorar el RG y la estabilidad bajo dichos ambientes (Araus et al., 2008). El objetivo de este trabajo fue determinar la tasa de progreso relativo del RG, sus determinantes fisiológicos (BT: biomasa total; IC: índice de cosecha) y componentes numéricos (NG: número de granos; PG: peso de grano) bajo condiciones de disponibilidad de N y/o agua contrastantes en cultivares de trigo adaptados a la Pampa ondulada y liberados en los últimos 30 años.
MATERIALES Y METODOS
Los ensayos se realizaron en el campo de la EEA Pergamino, durante la campaña 2016 (Figura 1). Diez cultivares de trigo (Tabla 1) en una combinación factorial de (i) dos condiciones de N en el estrato 0-60 cm del suelo (N0: 20 kg.N/ha; N200: 200 N kg/ha), y (ii) dos regímenes hídricos (S: secano; R: riego suplementario). Los cultivares fueron liberados al mercado entre 1980 y la actualidad, eligiéndose 5 de ciclo largo (CL) y 5 de ciclo corto (CC). La fecha y densidad de siembra fueron las óptimas para cada ciclo. La fertilización con urea tuvo lugar entre mitad de macollaje y principio de encañazón. Se estableció una diferencia de 60 mm de lámina aplicada entre R y S, de la cual un 46 % se concentró durante el período crítico comprendido entre inicio de encañazón y antesis sobre una precipitación acumulada durante todo el ciclo del cultivo de 265 mm. . Todos los tratamientos se mantuvieron libres de agentes bióticos mediante aplicaciones preventivas de fitoterápicos. En madurez se determinó el rendimiento en grano (RG, g/m2 ), número de granos por unidad de área (NG, número/m2 ), PG (en mg), biomasa total (BT, g/m2 ) e índice de cosecha (IC= RG/BT). Para estimar el progreso a través de los años, los valores para cada carácter fueron estandarizados calculando los desvíos relativos al índice ambiental (IA: promedio de los 10 cultivares) de cada condición de crecimiento.
La tasa de progreso relativa en función del año de liberación de cada característica estudiada se evaluó mediante regresión lineal, donde la pendiente de dicha regresión expresada en porcentaje es la tasa de progreso porcentual, es decir el porcentaje de cambio de un carácter por año respecto al IA. Se utilizó test de pendientes para establecer diferencias significativas entre las mismas. Con el fin de establecer las tasas absolutas de progreso del rendimiento se afectó la tasa relativa al índice ambiental para cada condición de crecimiento. Se estimó un porcentaje de caída en la tasa absoluta del rendimiento en función a la condición potencial (N200 R).
RESULTADOS
La tasa de progreso relativo fue significativa para la mayoría de las variables medidas, excepto para la BT y el PG (p>0.10). Dado que el test de pendientes no detectó diferencias significativas entre las diferentes condiciones de crecimiento, se estableció un modelo único para cada variable. En valores absolutos, las tasas de progreso de rendimiento fueron de 4,7; 4,2; 2,2 y 1,9 g.m-2.
año-1 para las condiciones N200-R, N200-S, N0-R y N0-S, respectivamente (figura 2). Dichas tasas de
progreso estuvieron asociadas a aumento en el IC y el NG (figura 3).
Figura 3. Valores de desvíos relativos para las variables biomasa, índice de cosecha (IC), número de granos (NG) y rendimiento en función del año de liberación; b indica la tasa de ganancia del carácter en porcentaje; **, *, NS son los niveles de significancia a un p<0,05, p<0,10 y no significativo respectivamente para el r2 del ajuste de la función lineal (a). Valores de índice ambiental para las mismas variables de los 10 cultivares en cada condición de cultivo (N200 R, N200 S, N0 R y N0 S) y de los cultivares agrupados por longitud de ciclo (CC: ciclo corto, CL: ciclo largo) para todas las condiciones de cultivo, los bigotes representan el valor máximo y mínimo dentro del 90 % de la distribución de los valores alrededor del valor promedio mientras que la caja representa el 50 % (b).
DISCUSION Y CONCLUSION
El rendimiento aumentó 0.8% anual durante los últimos 30 años, contrastando con un trabajo reciente de Lovalvo et al (2017) que sólo observó una tasa de progreso de 0.18% anual en cultivares liberados durante los últimos ca. 20 años. El mejoramiento no influyó en la BT ni el PG, pero sí en rasgos como el IC y NG indicando que en nuestra región ambas características siguen siendo las principales limitantes al rendimiento, contrastando con resultados de otros países (eg. Shearman et al., 2005). En general, la mejora fue similar para las diferentes condiciones ambientales establecidas (agua y N), reforzando la idea de que la mejora de rendimiento bajo condiciones potenciales se expresa también en condiciones sub-óptimas (Fischer y Edmeades, 2010), por lo cual el mejoramiento por adaptación amplia es una estrategia efectiva en nuestra región.
Fuente: INTA por Facundo Curin, María Elena Otegui y Fernanda Gabriela Gonzalez