Grobocopatel es un apellido vinculado al negocio de la soja, pero ahora también podría quedar ligado a la historia del fútbol en Argentina.
A comienzos del siglo Gustavo Grobocopatel se ganó el mote de “Rey de la soja” por liderar la vertiginosa expansión que establecería a la oleaginosa como el indiscutido cultivo líder de Argentina.
Poco más de una década después, y tras un meteórico despegue comparable al de la soja, su primo Bernardo Grobocopatel busca que Club Agropecuario Argentino, un pequeño equipo de la ciudad natal de la familia, se transforme en el equipo más joven en jugar en la primera división del fútbol argentino.
“A nosotros nos iba bien económicamente, pero yo sentía que me faltaba algo en la vida y era hacer lo que uno tiene la pasión”, dijo a Reuters Bernardo Grobocopatel sobre el motivo por el cual decidió fundar hace seis años el club que, casi naturalmente, recibió el apodo de “el sojero”.
Club Agropecuario es un proyecto personal de Bernardo, un autodenominado obsesivo del fútbol que, utilizando sus ingresos provenientes de la producción y el transporte de granos, llevó a un ignoto equipo debutante de un torneo provincial a la segunda división de la Asociación del Fútbol Argentino en tiempo récord.
“Se empezó de cero, lo que se dice de cero: sin jugadores, sin cancha, sin ningún predio”, explicó Grobocopatel, que construyó un estadio que puede albergar a más de la mitad de los 20.000 habitantes de Carlos Casares gracias a una inversión de más de 20 millones de dólares en la institución.
En Argentina, una potencia global del fútbol cuya insignia mayor es el astro Lionel Messi, la soja es uno de los pilares de la economía ya que el país es el tercer exportador mundial del poroto y el principal proveedor de su aceite y harina derivados.
Los recursos originados de la agricultura también fueron los que permitieron a Bernardo sumar a las caras conocidas de la pequeña ciudad a Fabián Assman, Facundo Parra y otros jugadores que pasaron por equipos de la primera división argentina como Independiente, Newell’s Old Boys y Vélez Sarsfield.
Mientras tanto, la historia de hadas deportiva que mantiene en vilo a Carlos Casares -en cuyo centro se alzan los silos de la empresa Grobocopatel Hermanos- dependerá de la actuación del equipo “sojero” en las últimas dos jornadas del campeonato de segunda división, un torneo que llegó a liderar.
Tras perder como local 2-0 el lunes con Almagro, Agropecuario quedó a un punto de ingresar al torneo reducido de postemporada que definirá al club que acompañará al campeón en la Superliga argentina, donde juegan gigantes como Boca Juniors y River Plate.
“Tal vez con un poquito de suerte ya podremos estar clasificados para jugar en la Superliga (primera división) el año que viene”, dijo el fanático Oscar Ramón, un profesor jubilado de 66 años, en el estadio de Agropecuario, donde detrás del vestuario local se extiende la vasta pampa húmeda. Reuters