Por qué la agronomía se ha vuelto un músculo que hay que ejercitar

Los Centros de Entrenamiento de Nidera Semillas se han convertido en un gimnasio en el que distribuidores y asesores le sacan punta a sus conocimientos con el objetivo de llevar soluciones cada vez más complejas a los productores.

Entre maíces y sojas en diferentes estadíos de evolución se encuentra un grupo de personas sentadas alrededor de una bandeja que contiene mazorcas de distintos tamaños. De pie, como si fuera un DT, alguien explica una serie de diagramas que hablan de la respuesta económica y biológica a la densidad en diversos ambientes. Todos debaten, preguntan, argumentan y comparten sus experiencias. La escena, que se desarrolla en un campo ubicado sobre la ruta 33 en el partido de Rivadavia, provincia de Buenos Aires, se repite desde hace dos años en 11 puntos estratégicos del área agrícola de Argentina y muestra en acción a los Centros de Entrenamiento de Nidera Semillas. Allí, técnicos de la empresa, distribuidores exclusivos de la Red In y asesores le dan sintonía fina a sus conocimientos agronómicos con el objetivo de llegar a los productores no sólo con la mejor genética sino con todo el conocimiento de manejo que hace falta para hacer frente a los desafíos que presenta cada ambiente.

Javier Latorre es gerente de servicio técnico de Nidera Semillas y uno de los entrenadores a cargo. “Nos capacitamos en el conocimiento de nuestros productos, su desarrollo, el manejo en distintos ambientes y fechas de siembra”, explica. “En todos los casos exponemos a los materiales a situaciones extremas para ver hasta dónde llegan, a qué densidades responden, hasta qué fecha los podemos sembrar y cuál es el manejo nutricional más adecuado. A partir de esa información que vamos generando tenemos herramientas para darles el mejor asesoramiento a los productores”, agrega.

Desde el Centro de Entrenamiento ubicado en Rivadavia (América), Latorre explica que en lo que hace a maíz, los ensayos exhibidos fueron sembrados en dos fechas contrastantes: fines de septiembre y diciembre. Con dos manejos nutricionales distintos: con nitrógeno a la siembra y otra con un refuerzo. A su vez, cada híbrido se presentó con 5 densidades para hacer una curva de interacción genotipo/densidad e ir descubriendo cuál es la mejor para este campo. Esa información después se junta con el resto de los centros de entrenamiento y se hace una curva, por ejemplo, para la Pampa Húmeda.

“Para una fecha temprana, si el productor de la zona sabe que se va a repetir el efecto napa, recomendamos unas 70 o 75 mil plantas con híbridos que pueden ser NS 7761, NS 7784 o NS 7917. Todos en VT3P. En el caso del NS 7822 podemos poner una densidad un poco menor, de 60 mil plantas, por si la napa baja o la oferta de agua afloja”, recomienda Latorre y remata: “de ahí para abajo tenés todas las opciones”.

En cuanto a soja también se presentaron alternativas de manejo de densidades con las principales variedades y un ensayo comparativo de rendimiento con tres fechas de siembra bien contrastantes. Además se compararon con los materiales más sembrados de la competencia. En el campo de América se pudo ver la variedad NS 4309, de grupo 4 medio y altísimo potencial de rendimiento, recomendada para siembras en una fecha relativamente temprana, con 28 a 30 plantas logradas por metro cuadrado. “A medida que el ambiente va desmejorando, desaparece la napa o aparece la tosca, o en condiciones de arena, se puede ir a un grupo 4 largo tipo una NS 4955 o NS 4619 IPRO, para una fecha más tardía”, detalla Latorre.