El INTA Yuto trabaja en estrategias para recuperar bosques de selva pedemontana afectados por incendios forestales. La iniciativa es parte de un proyecto piloto que impulsa el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación junto con otros actores.
Como todos los grandes objetivos, la mayoría se logran en equipo. Con el impulso del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación junto con otros actores, el INTA Yuto lleva adelante un proyecto piloto que busca evaluar diferentes estrategias para recuperar los bosques de selva pedemontana, afectados por los incendios forestales que ocurrieron entre 2009 y 2013 en la provincia de Jujuy. Los técnicos ya iniciaron los primeros trabajos a partir de la plantación de especies forestales nativas, uno de los métodos de restauración que probarán.
“En este proyecto piloto, llevamos adelante a modo experimental una restauración del bosque de tipo activa, es decir, intervenimos en la sucesión natural después de los incendios en busca de recuperar, fundamentalmente, las posibilidades de manejo forestal”, explicó Ezequiel Balducci, responsable del grupo de Investigación Forestal de la Estación Experimental de Cultivos Tropicales del INTA en Yuto –Jujuy–.
El proyecto, que se desarrolla en el marco del Proyecto Regional con Enfoque Territorial “Pedemonte y Yungas” del INTA, contempla la implementación de dos estrategias de recuperación: enriquecimiento y manejo de la regeneración natural.
La primera “se realiza mediante la plantación en fajas que se abren en los sectores de bosque más degradados, con baja ocupación de sitio y escasa cobertura de copas”, mientras que la segunda “se plantea en las áreas que presentan mayor potencial, dado por la presencia de árboles que puedan actuar como semilleros y en lugares donde haya abundante regeneración espontánea”, describió el especialista.
En esta línea, María Inés Zigarán, ministra de Ambiente de la provincia de Jujuy, remarcó que la iniciativa “permite recuperar áreas boscosas afectadas por incendios de considerable magnitud y, de esta manera, contribuye a restaurar el equilibrio ecosistémico de esos lugares, los servicios ambientales que prestan y la capacidad de regeneración de la naturaleza impactada”.
Luego de ponderar la participación y el trabajo permanente del equipo de la Brigada de Incendios Forestales, que colaboró en la plantación de los ensayos, Zigarán valoró la articulación con los equipos del INTA, “con quienes venimos trabajando en la implementación de diversas acciones en territorio y, en este caso, en una en particular que nos da la oportunidad de ejecutar nuestra política de desarrollo sustentable y de conservación de la biodiversidad”.
Los cuatro sitios experimentales se encuentran la Selva Pedemontana de las Yungas en los departamentos de Ledesma y Santa Bárbara, dentro del área denominada Cuenca Forestal Caimancito. Son propiedades de uso tradicional forestal, cuyo trabajo está basado en el aprovechamiento del bosque nativo y que, entre 2009 y 2013, fueron alcanzadas por incendios forestales de grandes magnitudes.
“Como resultado, hoy encontramos una degradación del bosque que afecta tanto los servicios ecológicos como los productivos”, indicó Balducci.
Recuperar lo perdido
Los trabajos de recuperación comenzaron con la plantación de especies forestales nativas, que son propias del tipo de bosque y tienen importancia productiva. Entre esas, cedro (Cedrela balansae) lapacho rosado (Handroanthus impetiginosus), afata (Cordia trichotoma), tipa blanca (Tipuana tipu), pacará (Enterolobium contortisiliqum) y tipa colorada (Pterogyne nitens).
De acuerdo con el técnico, estas especies “necesitan luz para desarrollarse –son intolerantes a la sobra, de hecho–, son consideradas de crecimiento rápido a medio y suelen instalarse luego de disturbios en el bosque”.
A su vez, tanto el cedro como el lapacho rosado y la afata son especies trabajadas por el INTA en el marco del Proyecto Específico de Mejoramiento Genético de Especies Forestales Nativas. “De esta manera, los ensayos nos permiten evaluar aspectos de la domesticación de estas especies y su manejo silvicultural, con el aporte de datos a nuestro propio proyecto”, señaló Balducci.
Asimismo, destacó que “el manejo de la regeneración –y de rebrotes naturales– es una buena acción que pueden replicar los productores, ya que se trabaja sobre árboles establecidos en un sitio, lo cual elimina los costos y riesgos que conlleva la plantación en enriquecimiento”.
El proyecto es impulsado en el marco de la Estrategia Nacional de restauración de Áreas degradadas del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. De la implementación, participa el INTA Yuto, con el apoyo técnico del Nodo Norte 1, la Asociación Foresto Industrial de Jujuy y el Ministerio de Ambiente de Jujuy a través de la Secretaría de Desarrollo Sustentable y la Dirección Provincial de Manejo del Fuego.
Durante el primer año, se obtendrán los resultados de sobrevivencia de las plantas introducidas en enriquecimiento y su crecimiento inicial. También estarán disponibles los datos de los costos de cada una de las estrategias implementadas.
“En los próximos tres años, es posible que tengamos resultados concretos en cuanto al crecimiento de los arboles introducidos como de aquellos monitoreados en regeneración natural y de la evolución de la ocupación del sitio”, estimó Balducci.
En virtud de los resultados registrados, “pretendemos brindarle al productor elementos que le permitan tomar decisiones para revertir las situaciones de degradación en sus bosques”, argumentó el técnico.
Incendios de magnitud
Según el Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) de Jujuy, la provincia posee un total de 1.208.943 hectáreas, de las cuales 832.334 hectáreas corresponden a Categoría II (amarillo) y están bajo mantenimiento de la cobertura boscosa y con uso productivo.
“En este último escenario, se desarrollan disturbios, como los incendios, y usos no planificados, que redundan en la degradación del bosque”, apuntó Balducci, quien añadió con franqueza: “De estas más de ochocientas mil hectáreas, depende gran parte de la industria forestal provincial y la ganadería de pequeños productores”.
Desde 2009 a la actualidad, en la Cuenca Caimancito –donde se realizan los ensayos– se incendiaron alrededor de 30 mil hectáreas, de las cuales cerca de 5.000 hectáreas fueron afectadas en forma recurrente entre 2009 y 2013 y culminaron en bosques absolutamente degradados con graves pérdidas productivas y de funcionalidad ecológica.
Los incendios ocurridos fueron de origen antrópico, probablemente por descuidos en el uso del fuego en las épocas secas del año. El período 2009-2013 se caracterizó por presentar precipitaciones por debajo de la media histórica e inviernos muy fríos con ocurrencia de heladas, con la consiguiente acumulación de material combustible que brinda condiciones para la propagación del fuego.
Fuente: INTA