La Argentina desarrolló un sistema productivo basado en la agricultura de conservación de los suelos que da respuestas a los desafíos que plantea el cambio climático.
Tenemos frente a nosotros una gran oportunidad. Debemos ser protagonistas en el armado del ámbito necesario para lograr acuerdos con todos los actores interesados en el futuro de nuestra nación. Vivimos la era exponencial, donde todo cambia a una velocidad en constante aumento. Sabemos que tenemos las capacidades para liderar estos aportes en diversas actividades a nivel mundial; el agro es sin dudas una de ellas.
El avance tecnológico trajo consigo importantes cambios y se prevén otros que alterarán significativamente en el mediano plazo la manera en que entendemos el trabajo, el comercio, los servicios, la interacción entre las personas, la participación ciudadana, entre tantos otros aspectos de la realidad. Claramente continuamos evolucionando hacia una sociedad de mayor complejidad, en la que el ingreso al mercado laboral requiere la mayoría de las veces de mayores capacidades y habilidades humanas, gran parte de ellas en continuo desarrollo y expansión. Es decir, se prevé un reemplazo casi total por parte de la robótica y otros mecanismos similares, de la mano de obra cuyas tareas son repetitivas y sistemáticas. Al mismo tiempo la demanda laboral requerirá aspirantes con numerosas habilidades, conocimientos y especialización. En este nuevo contexto, ser conscientes de lo que implica la propiedad intelectual y el respeto por esta se vuelve equiparable a las condiciones dignas y justas de trabajo.
La Argentina fue capaz de desarrollar un sistema productivo que hoy el mundo reclama, un sistema productivo bajo agricultura de conservación de los suelos, del ambiente y de las personas involucradas, que continúa evolucionando y mejorando día a día a través de la implementación de prácticas sustentables de gestión ambientales, sociales y productivas. Es un sistema capaz de dar respuestas concretas para la mitigación del cambio climático y para la conservación de los agroecosistemas en un planeta donde la población mundial pasó de mil a más de siete mil quinientos millones de personas en los recientes 200 años y en el que además no se anticipan crecimientos significativos del área productiva.
Las biotecnologías agrícolas fueron aliadas claves en todo este proceso de desarrollo y lo serán aún más en el futuro, donde el crecimiento horizontal estará acotado y se requerirá una mayor eficiencia productiva por unidad de superficie. Es importante destacar que este sistema productivo de agricultura de conservación argentino, cuyo desarrollo cuenta con más de cuarenta años, sufre embestidas basadas en la desinformación y el desconocimiento.
Este modelo productivo requiere ser mostrado y comunicado a escala global; los consumidores a través de los mercados reclaman muchas de las acciones que en la Argentina ya se vienen realizando, junto a otras que si bien ya están implementadas, evidentemente requieren escalar y expandirse. No obstante, ya existe un gran camino recorrido y allí mismo reside una gran oportunidad que sería injusto desaprovechar. Muestra de ello es el galardón recibido durante 2017 por parte de FAO hacia nuestra institución; nada menos que el premio mundial Glinka “guardianes del suelo”.
Al mismo tiempo, hoy muchos países solicitan el conocimiento técnico argentino en producciones sustentables y requieren nuestros desarrollos en maquinaria agrícola y en biotecnologías para aplicar en sus propios agroecosistemas.
Herramientas
Dicho lo anterior, resulta bastante claro que este tema excede a la semilla, ya que de lograr una legislación acorde con nuestros tiempos, estaríamos mostrando al mundo un claro posicionamiento en cuanto a la valoración del conocimiento y la ciencia aplicada en la Argentina; herramienta indispensable para estimular a muchos jóvenes emprendedores con altísimo potencial que sin dudas generarán mucho trabajo. “No le teman a la tecnología, crea mucho más trabajo del que destruye”, suele decir Jack Ma, dueño de Alibaba.
La sustentabilidad social es clave. Nuestra Misión Aapresid consiste en “impulsar sistemas productivos sustentables de alimentos fibras y energías a través de la innovación, la ciencia y la gestión del conocimiento en red“; es decir, esos tres pilares: la innovación, la ciencia y el conocimiento forman parte de nuestro ADN institucional para lograr sustentabilidad ambiental, social y económica; conceptos que consideramos medulares para estar a la altura del momento histórico mundial en el siglo XXI.
Fuente: Aapresid