En un año que arrancó con incertidumbre en el sector agropecuario, por la falta de lluvias y el aumento del precio del dólar, es importante reflexionar y analizar el negocio ganadero en el corto y el mediano plazo.
Sin dudas, en este contexto, uno de los caminos que muestra mejores perspectivas es la exportación. La modalidad recomendada apunta a realizar sistemas de recría largos, en donde los kilos producidos a pasto sean económicos e ingresar los animales una vez desarrollados, para su terminación.
Hay varios aspectos para tener en cuenta, como por ejemplo el alto precio del maíz de los últimos meses, que tocó un pico de 3600 pesos la tonelada y el hecho de que no hay un panorama claro de una disminución del precio del principal componente de la dieta de terminación.
Por otro lado, a raíz del estancamiento del precio del gordo tanto de consumo interno como de exportación desde fines de diciembre hasta la fecha, sumado a la inflación y la suba del dólar, los productores se abocaron a la producción de ciclos cortos de animales para el consumo interno.
Girar el capital en un menor período de tiempo y aprovechar la mayor eficiencia de conversión del alimento que poseen los animales más chicos resultaba en una mayor renta. Como consecuencia, solo el 12% de los corrales está ocupado por novillos de exportación y entre un 6 y 7% vacas.
Pero ahora bien, el precio de los animales de exportación se encuentra similar al precio del consumo interno como consecuencia de un año de sequía, que le sigue a las inundaciones del año que lo antecedió. Esto trajo una reducción crítica de las reservas forrajeras de la mayoría de los establecimientos, forzando a estos a desprenderse de las categorías más improductivas y de difícil mantenimiento, como lo son las vacas que se encuentran vacías y las vacas viejas antes de ingresar al invierno. Las mismas son productos de exportación para China, mercado en crecimiento.
Al encontrarse una gran oferta de estas categorías y la especulación sobre la necesidad del productor de venderlas, se produjo un descenso del valor aumentando el margen del frigorífico. Como consecuencia, se produjo un amesetamiento del valor del novillo de exportación por encontrarse los frigoríficos cubiertos de animales en su capacidad de faena.
A mediano plazo, se espera que el escenario se modifique, cuando la oferta de vacas disminuya y los frigoríficos exportadores tengan que salir a comprar novillos en un mercado donde estos no se encuentren en abundancia y deban cumplir con clientes extranjeros con cuotas como la 481.