Un equipo de investigadores del Instituto de Virología del INTA logró detectar y secuenciar por primera vez en Argentina el genoma completo del virus de las alas deformadas (DWV, por sus siglas en inglés), una amenaza global para la apicultura por su capacidad de debilitar y colapsar colmenas enteras.
El estudio, realizado en la provincia de Entre Ríos —una de las principales zonas productoras de miel del país—, forma parte de los proyectos del Programa Apícola Nacional y del Centro de Investigación en Ciencias Veterinarias y Agronómicas del INTA. La apicultura tiene un alto impacto económico en 22 provincias argentinas, lo que impulsa la investigación científica para proteger esta actividad estratégica.
El virus DWV está asociado con la aparición de abejas con alas deformadas y una drástica reducción en su esperanza de vida. “Si no se controla, puede provocar el colapso de la colonia y la pérdida de unidades productivas”, explicó Fernanda González, especialista del Instituto de Virología.
Durante el trabajo de campo, se analizaron 145 colmenas en distintas zonas de Entre Ríos, tanto en áreas de monocultivo (citrus y eucaliptus) con manejo apícola migratorio, como en regiones de floración de pradera con manejo estacionario. El virus fue detectado en el 62,06 % de las colmenas (90 de 145). La mayor prevalencia se observó al inicio de la temporada en colmenas migratorias, con un 86,2 % de casos positivos, de los cuales el 37,9 % fueron clasificadas como débiles. En contraste, los apiarios estacionarios presentaron solo colmenas fuertes o medias, con un 44,11 % de infección.
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El DWV puede transmitirse de múltiples formas: de la reina a su descendencia, entre abejas adultas, o por medio del ácaro Varroa destructor, también presente en el estudio. En condiciones óptimas, las abejas pueden portar el virus sin síntomas, pero factores como el estrés, la mala nutrición o la presencia de ácaros pueden desencadenar infecciones severas.
Además del DWV, los investigadores lograron secuenciar el genoma completo de otro virus relevante: el Black queen cell virus (BQCV), que afecta la producción de nuevas reinas.
“El conocimiento generado en este trabajo es fundamental para proteger a las abejas, esenciales tanto para la producción de miel como para la polinización de cultivos”, destacó González. “Implementar buenas prácticas en el manejo de las colmenas puede marcar la diferencia entre una colonia saludable y una pérdida total”.
Este avance científico refuerza el compromiso con el desarrollo de herramientas que mejoren la sanidad apícola y aseguren la sostenibilidad de una actividad vital para las economías regionales.
Fuente: INTA Informa