En la región subtropical de Formosa, las altas temperaturas durante el verano representan un desafío significativo para los productores avícolas. Especialistas del INTA han proporcionado pautas esenciales para sostener la rentabilidad de los establecimientos avícolas mientras se asegura la productividad de los animales. Según Alejandro Bettella, especialista del INTA Formosa, enfrentarse a estas condiciones extremas requiere un enfoque estratégico que abarca desde el diseño adecuado de las instalaciones hasta la implementación de rutinas de alimentación específicas.
Uno de los aspectos críticos en el manejo avícola en climas cálidos es el diseño de los galpones. Bettella destaca que la correcta orientación de los gallineros es fundamental para mitigar los efectos del calor. Se sugiere que los laterales de los galpones sean de alambre tejido para optimizar la ventilación y minimizar la exposición directa al sol. Además, el uso de materiales locales y asequibles como postes de madera y plásticos reciclables puede contribuir a la estabilidad y confort de las aves.
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La disponibilidad de agua potable, fresca y limpia es esencial. En condiciones extremas, las gallinas pueden consumir hasta 4 litros diarios, lo que subraya la importancia de contar con tanques de agua instalados en la sombra. Asimismo, la alimentación balanceada es crucial para maximizar la productividad. Desde el inicio de la vida de las aves hasta su fase productiva, cada etapa de desarrollo requiere dietas específicas que aseguran la salud y capacidad productiva. Cumplir con estos requerimientos es vital; de lo contrario, se puede comprometer la calidad y frecuencia de puesta de los huevos. Por lo tanto, los productores deben ajustar constantemente sus estrategias para garantizar el bienestar y la eficiencia de sus gallinas en climas calurosos.