El segundo día del 18° Encuentro Nacional de Monitoreo y Manejo de Plagas, Enfermedades y Malezas, que organizó la empresa cordobesa “Halcón Monitoreos”, fue el de los talleres, teóricos y prácticos, los cuales tocaron temas cruciales de la agricultura actual y también vinculados a las tecnologías agrícolas.
Uno de los puntos sobresalientes de los cursos fue el vinculado con las aplicaciones aéreas con drones: “Tecnología de aplicación con dron de defensivos agrícolas” fue el título, cuyo principal expositor fue el asesor privado en tecnologías de aplicación de productos fitosanitarios en todo Latinoamérica, Esteban Frola. Acompañando al experto, también participaron del taller, las empresas SIGMA y Akron, además de la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (FeArCa).
El taller de drones tuvo su parte teórica y luego práctica, cuando los asistentes pudieron salir al campo a capacitarse en regulaciones y calibraciones en vuelo, haciendo aplicaciones de calidad y utilizando tarjetas hidrosensibles.
Una de las preguntas con las que Frola desafió a quienes lo escucharon fue: “¿Volar un dron es lo mismo que aplicar con un dron?”
Frola tiene una larga trayectoria en el asesoramiento de aplicaciones, tanto terrestres como aéreas, ya que lo hace desde el año 1997. Actualmente, asesora a empresas agropecuarias de toda la Argentina en cultivos intensivos y extensivos, así como también en diferentes producciones en países latinoamericanos.
La respuesta que planteó el experto encontró una rápida respuesta del público: “No es lo mismo aplicar con un dron que volar un dron para hacer tareas de monitoreo o relevamiento”, dijo, con cierta obviedad.
De esta forma, Frola recayó sobre los aspectos más ventajosos de utilizar un dron en aplicaciones agrícolas.
“Sin dudas, con estas pequeñas unidades de aplicación perdemos capacidad de trabajo frente a una pulverizadora terrestre o a un avión, pero son muy útiles para trabajar en situaciones puntuales como parcelas chicas o en pendiente”, subrayó, diferenciando las tecnologías.
Otros de los aspectos que diferencian a estas tecnologías son los costos, por ello, el uso de los drones, mayormente, se adopta en producciones intensivas de alto valor comercial, en la producción a campo de semilla de cultivos extensivos, o bien, en las prácticas de ensayos que hacen las empresas semilleras en pequeñas parcelas o plots.
“Actualmente, está instalada la idea que en el futuro inmediato se harán todas las aplicaciones con drones y ello no es así. Es una alternativa puntual para situaciones productivas específicas”, advirtió el experto, recayendo que las aplicaciones con dron pueden cotizarse hasta siete veces más que una aplicación terrestre.
Otro de los aspectos que destacó estuvo referido a los cuidados que deben tenerse en la preparación del caldo de aplicación, un aspecto clave cuando se hacen aplicaciones de bajo volumen.
“En el caso de los drones es muy importante la prueba de compatibilidades ya que no es lo mismo preparar un caldo disuelto en 50 litros, para el tanque de una pulverizadora, que uno hecho en 10 litros, como es el caso del tanque de los drones agrícolas”, explicó Frola