La construcción de una potencia exportadora

En 30 años de fortalecimiento institucional y articulación de políticas públicas y privadas, el Jugo de Uva Concentrado (JUC) o mosto argentino pasó de ser un producto complementario a un actor central. La producción casi se triplicó y hoy Argentina es el mayor exportador en volumen y el segundo en facturación del mundo. El potencial latente y su proyección futuro a partir de una exitosa planificación estratégica.

El Jugo de Uva Concentrado (JUC) o Mosto de Argentina es un caso de éxito. Es la historia de cómo un sector integrado, que definió y articuló políticas públicas y privadas, pasó en solo 30 años de ser un productor periférico a convertirse en el mayor exportador mundial en volumen y el segundo en facturación, según datos relevados al 2020.

La exitosa performance del JUC argentino coincide con los 30 años que en 2021 cumple la Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto de Uva (CAFEM), institución gremial empresaria que nuclea e integra a más del 90% de los fabricantes de Argentina.

“Desde la cámara estamos muy orgullosos de haber llegado a este 30 aniversario y de la evolución que ha tenido un producto como el JUC o mosto que comenzó siendo marginal en la industria vitivinícola, pero que con el transcurso del tiempo ha sabido construir un espacio importante en volumen y facturación de exportaciones”, explicó Fernando Morales, actual presidente de CAFEM, para quien a futuro hay grandes expectativas y oportunidades concretas de crecimiento.

“Cuando se creó la CAFEM en 1991, ya Argentina comenzaba a posicionarse como un jugador importante en la producción de JUC blanco principalmente. En ese momento las empresas empezaban a ver como necesario la integración en una entidad gremial empresaria para enfrentar los desafíos y las demandas de los compradores externos”, recuerda Sergio Colombo, miembro fundador y ex gerente de la Cámara Argentina del Mosto.

“Si bien, en los años ’80 ya Argentina empezó a hacer sus primeras exportaciones de mosto, en aquellos años era considerado incluso por la propia industria como un subproducto de la vitivinicultura. Pero con el transcurso de los años y la mayor demanda externa, Argentina comenzó a consolidarse como un productor constante y confiable. Así se consolidó este nuevo negocio donde Argentina es un player importante”, explica Colombo antes de admitir: “hoy no me imagino una industria vitivinícola sin el rol fundamental que tiene el mosto”.

Cuando se fundó la Cámara Argentina del Mosto en 1991, en Argentina se producían por año 148 millones de litros de mosto (sumando el total de Sulfitado, Concentrado y Virgen). Al 2020 (último año completo relevado) el país elaboró 442 millones de litros. Esto es un crecimiento acumulado del 198,5%, según datos aportados por el Observatorio Vitivinícola Argentino.


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En tanto, entre 1992 (dato más antiguo del que se tiene información) y 2020, las exportaciones de JUC de Argentina en volumen crecieron 249,1% al pasar de 38.777 toneladas a 135.387 toneladas. Mientras que, en facturación las ventas al exterior de JUC pasaron de U$S41,25 millones en 1992 a U$S138,08 millones en 2020. Esto es un crecimiento consolidado en el período del 234,7%.

En 30 años la vitivinicultura argentina desarrolló un negocio y se posicionó como líder a nivel mundial. Hoy Argentina es el mayor exportador mundial de mosto o JUC en volumen y el segundo en facturación, solo superado por España, según datos del Observatorio Vitivinícola Argentino (Ver infografía) y el mosto argentino llega a Estados Unidos, Japón, Canadá, Arabia Saudita, Sudáfrica y China entre otros países.

Con el transcurso del tiempo y una demanda por alimentos más saludables de parte de los consumidores de todo el mundo, la industria del JUC se fue diversificando y haciéndose más sofisticada para atender la demanda externa. “Se han ido desarrollando y consolidando nichos que a futuro tienen un enorme potencial para seguir creciendo como son los mostos orgánicos, las certificaciones religiosas, mostos blancos y tintos, aromáticos y de distintos tipos”, explica Sergio Colombo.

“El JUC es un producto de una importancia clave y de extraordinaria nobleza que, por un lado, permite incrementar las exportaciones del sector vitivinícola puesto que tiene una gran demanda mundial por ser un alimento sano; mientras que, a la vez, presta un gran servicio a la industria del vino al absorber una parte importante de la producción de uvas, lo que permite mantener el equilibrio en los distintos mercados y tener precios razonables para toda la cadena”, José Alberto Zuccardi, presidente de la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR).

Hoy, el mosto es estratégico para la vitivinicultura argentina puesto que toma, año tras año, aproximadamente el 25% o 30% del volumen total de la cosecha de uvas, lo que permite “equilibrar” los stocks de vinos y por ende influir positivamente sobre los precios del mercado. Además, las empresas del sector emplean a unas 600 personas de forma directa y la oferta de uva para mosto proviene de alrededor de 5.000 pequeños y medianos productores de distintas provincias; y se enfoca en variedades “cerezas o criollas”. Y un dato importante: es un sector generador neto de divisas ya que el 90% de lo producido se exporta originando una facturación de entre U$S130 y picos de hasta U$S200 millones por año.

Los mayores importadores mundiales de mosto concentrado de uva producido en la Argentina son Estados Unidos (capta 35% de las exportaciones locales), Japón (21%), Sudáfrica (18%) y Canadá (9%). Le siguen: Chile, Turquía, Rusia, Países Bajos, España, China, Arabia Saudita, México y Colombia.

El JCU es un endulzante versátil y por su naturalidad es usado por diversas industrias como alimentos, jugos, vinos, dulces, mermeladas y repostería. Es justamente el requerimiento de los consumidores del mundo por alimentos y bebidas más saludables lo que impulsa la demanda por el JUC argentino y alimenta las proyecciones de crecimiento a futuro.

Sobre esta base y el trabajo articulado entre el sector privado y el público, liderado por las empresas, la Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto de Uva y la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR), se proyecta un crecimiento constante de las exportaciones de mosto según las metas y los objetivos trazados en el Plan Estratégico Vitivinícola (PEVI) en su actualización al 2030, para alcanzar las 150 millones de toneladas exportadas por un valor estimado en torno a los U$S150 millones.

“Hay un gran futuro por delante y para ello estamos trabajando en distintas opciones de crecimiento de nuestras exportaciones como programas de desarrollo de mostos de nicho orgánicos, tintos, de uvas varietales; y en diversificar mercados como ha sido recientemente Arabia Saudita, al tiempo que buscamos fidelizar los destinos tradicionales a través de discusiones arancelarias, sistemas generales de preferencias o mediante acuerdos de libre comercio”, explica Fernando Morales de la CAFEM y admite: “Sabemos que el mosto ha cumplido expectativas mucho más allá de las que estaban planteadas en un principio y hoy con nuestro presente estamos haciendo un gran aporte al desarrollo de las economías regionales, en especial en las provincias de San Juan y Mendoza.

 

Fuente: Cámara Argentina del Mosto

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