Identificación, diagnóstico y vigilancia de la “lengua azul”

Este informe da a conocer las características de la enfermedad de los rumiantes y camélidos.

La LA es una enfermedad infecciosa no contagiosa que afecta a rumiantes y camélidos, domésticos y salvajes, causada por el Virus de La Lengua Azul (VLA), y transmitida por insectos hematófagos del género Culicoides sp, comúnmente conocidos como jejenes.

La LA es considerada por la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) como una enfermedad de máxima importancia para el comercio internacional de animales y productos de origen animal y es de declaración obligatoria ante dicha organización y ante SENASA en nuestro país.

Es una de las 7 enfermedades que China, principal destino de las exportaciones de carne argentina, exige que se controle para la importación a su país.

Las pérdidas económicas asociadas con la presencia del VLA están relacionadas con restricciones en el comercio internacional de animales y productos de origen animal, pérdidas directas debidas a la enfermedad y costos por pruebas diagnósticas, cuarentena y programas de vigilancia epidemiológica

A diferencia de otras partes del mundo, tanto en Argentina como en el resto de Sudamérica, la información sobre la presencia del virus y sobre la enfermedad es escasa, como consecuencia de relevamientos aislados que no permiten detectar y comprender la circulación del virus en la región.

Si bien, en nuestro país no se han reportado casos con signos clínicos de la enfermedad ni en bovinos ni en ovinos, si se ha detectado serología positiva desde 1996 y el virus ha podido aislarse en 5 oportunidades.

Maria José Dus Santos es la responsable del proyecto de Lengua Azul y del laboratorio de Biología molecular del Instituto de Virología. En él se realiza el diagnóstico en muestreos de rutina siguiendo los lineamientos de la (OIE), regulatorias locales y/o regionales, remitidos por productores para obtener la certificación de semen bovino de libre de virus de Lengua Azul con validez internacional requerida para su comercialización. Las exigencias para el productor están asociadas a los productos y subproductos bovinos (semen, embriones) para exportación.

Para Dus Santos “es crítico generar información actualizada respecto a la situación del virus en nuestro país, de carácter descriptiva, diagnóstica y predictiva”.

Los últimos relevamientos en Argentina se realizaron en los años 1999-2001, de modo que no es posible conocer el alcance geográfico actual de la infección por el VLA. Asimismo, se desconoce aún que especies de Culicoides estarían actuando como vectores del virus.

La enfermedad ha evolucionado desde una forma exótica, con su origen en África, restringida en el pasado a regiones de clima cálido, a una ampliamente distribuida con la potencialidad de convertirse en endémica en áreas de clima templado.

Nuestro país es considerado “zona de incursión aleatoria” y en gran parte del territorio están dadas las condiciones ecológicas para el establecimiento permanente de los vectores. No obstante el VLA es sensible a los cambios climáticos y esto se convierte en un factor clave en la expansión de las fronteras conocidas. De hecho, la detección y aislamiento del VLA a lo largo de una década comprendida entre 1999 y 2010, son una muestra fundamental que el virus es una amenaza real.

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Es importante y necesario conocer e identificar la enfermedad en caso de que se presente y de esta manera tomar las muestras necesarias para su diagnóstico y confirmación en laboratorio.

La evolución de la enfermedad varía según la especie y la raza afectada, y a menudo está influenciada por las condiciones ambientales y la sensibilidad del individuo.

Los signos clínicos de la enfermedad se manifiestan preferentemente en los ovinos y en algunos rumiantes no domésticos como ciervo de cola blanca, pero no son comunes en bovinos y caprinos.

El diagnóstico del virus se realiza mediante pruebas de aislamiento viral, serológicas o moleculares en muestras de sangre de animales vivos, de órganos (bazo, hígado, medula ósea roja, sangre de corazón) de animales muertos y suero precalostral, además, de los órganos mencionados en el caso de animales abortados o congénitamente infectados.

El Código Zoosanitario de la OIE considera que en caso de ausencia de signos clínicos, el estatus de un país o de una zona situados en esta parte del mundo respecto del VLA debe determinarse por medio de un programa de vigilancia serológica y seguimiento continuo. Por esto es importante definir el área de distribución de la infección por el VLA y cumplimentar los requisitos para la aceptación internacional del resto del país libre de la infección de acuerdo a las recomendaciones de la OIE.

Por otro lado, para determinar el estatus de un área, región o país es necesaria la implementación de estudios epidemiológicos que permitan determinar la distribución geográfica de los orbivirus, los serotipos específicos y los patrones de transmisión del virus, incluyendo los hospedadores vertebrados y los vectores.

El alto costo de los kits diagnósticos disponibles, todos ellos importados, limita o anula la realización de grandes relevamientos epidemiológicos.

Victoria Magdalena Morel es becaria doctoral y forma parte del programa federal de becas co-financiadas INTA-CONICET, cuyo objetivo es formar profesionales post-graduados con énfasis en las áreas temáticas prioritarias para el INTA, para realizar tareas de investigación en las dependencias de dicho organismo. Victoria pertenece a la EEA Mercedes en Corrientes y está llevando a cabo un proyecto a través de su tesis doctoral, para el desarrollo de herramientas diagnósticas para la detección del genoma viral y de anticuerpos específicos para el VLA, cuya performance sea comparable con los de los kits comerciales, actualmente utilizados, pero a un costo accesible para el ámbito veterinario y de fácil implementación. “Esto permitirá realizar relevamientos estratégicos pudiendo clarificar el estatus epidemiológico real con respecto a la LA; determinar la prevalencia del virus de la Lengua Azul en el NEA en muestras bovinas y ovinas, conocer de esta manera las fronteras de circulación del VLA e identificar las especies de Culicoides que actúan como vectores del virus. En esta última actividad contamos con la colaboración de una entomóloga experta en la colecta e identificación de Culicoides, Mag. Cecilia Veggiani Aybar del Instituto Superior de Entomología “Dr. Abraham Willin” (INSUE), FCN e IML, UNT”, detalló Victoria.

Por su parte, Dus Santos destacó que “un diagnóstico adecuado permitirá el diseño e implementación de estrategias de prevención y control apropiadas para responder rápidamente frente a una emergencia epidemiológica minimizando los daños que un brote pudiera causar en el comercio de productos de origen animal, fundamentalmente en la región del Nordeste Argentino”

 

Fuente: INTA por Vanesa Loielo

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