Elaboración artesanal de un “Biofertilizante líquido”

La Agroecología nos facilita herramientas tecnológicas para el diseño y el manejo de sistemas productivos, con el objetivo de lograr alimentos saludables mediante la implementación de tecnologías de insumos biológicos y de tecnologías de procesos, lo cual nos permite alcanzar altos indicadores de sustentabilidad, con bajo grado de vulnerabilidad y elevada resiliencia para enfrentar a las consecuencias relacionadas con el cambio climático.

Los modelos de producción de alimentos saludables con un enfoque agroecológico consideran que la nutrición vegetal tiene que ser natural, diversificada y permanente, lo cual es posible a través de la utilización de materiales de origen mineral, vegetal y animal para lograr un crecimiento armónico de las plantas cultivadas, aumento del sistema de defensas naturales ante posibles ataques de plagas y enfermedades y mayores y mejores cosechas. Para lograr una nutrición vegetal equilibrada, se recomienda la elaboración artesanal de abonos orgánicos sólidos y líquidos mediante la utilización de recursos locales que permitan reducir los costos de producción, mejorar los resultados económicos y disminuir las externalidades ambientales de los sistemas productivos. Por este motivo, se aconseja realizar la producción de un biofertilizante líquido a nivel predial para aplicarlo en forma foliar sobre las plantas cultivadas, tanto en los sistemas intensivos (horticultura y fruticultura) como en los extensivos (agricultura y ganadería) con excelentes resultados productivos y económicos.

El biofertilizante líquido es un insumo biológico elaborado a partir de la fermentación anaeróbica de diferentes materiales de origen mineral, vegetal y animal. Sirve para mejorar la fertilidad de los suelos y la nutrición de las plantas cultivadas mediante el aporte de minerales, vitaminas, microorganismos y fitohormonas. Permite aumentar la resistencia natural de las plantas.

¿Qué materiales permanentes son necesarios?

Un tambor plástico de 200 litros de capacidad con tapa y suncho metálico

Una manguera transparente de ½” de diámetro y de 50 cm de largo

Un niple para la manguera de ½”

Una abrazadera metálica para la manguera de ½”

Una botella descartable de 1 litro

Un agitador de madera

¿Cuáles son los ingredientes necesarios?

40 kg de estiércol fresco de vaca

3 kg de ceniza tamizada

1 kg de melaza o azúcar

2 litros de leche cruda o 4 litros de suero de quesería

150 gramos de levadura

Procedimiento para la elaboración

Se realiza un orificio en la tapa del tambor plástico para instalar el niple a presión para que quede bien sellado y no permita la entrada de aire. A partir de esta válvula, se inserta un extremo de la manguera transparente, mientras que el otro se coloca en el interior de una botella descartable. Esta botella contiene agua (3/4 partes de su capacidad) y se sujeta con un alambre fino a la tapa de plástico. De esta manera, se arma la trampa de agua que permite la captura de los gases de la fermentación anaeróbica y, además, evita el ingreso de aire al interior del tambor.

Una vez finalizado el armado de la trampa de agua, se siguen los pasos siguientes:

1- Agregar unos 100 litros de agua

2- Incorporar el estiércol fresco de vaca y la ceniza de fogón

3- Mezclar con fuerza todos los ingredientes con la ayuda del agitador de madera

4- Agregar la leche cruda, o bien, el suero de quesería

5- Disolver la melaza (o azúcar) y la levadura en un balde de 20 litros de capacidad

6- Incorporar esta mezcla al tambor y agitar en forma enérgica todos los ingredientes

7- Agregar agua de buena calidad hasta completar los 180 litros de capacidad del tambor plástico

8- Colocar la tapa y cerrar el tambor en forma hermética con la ayuda del suncho metálico

9- Armar la trampa de agua con la manguera y la botella descartable

Fermentación anaeróbica

El proceso de fermentación sin la presencia de oxígeno debería durar unos 30 días, como mínimo, colocando el tambor plástico a la sombra, o bien, bajo techo para protegerlo de la exposición directa de los rayos solares y de las lluvias. Los gases de la fermentación generados en el interior del tambor salen a través de la manguera y producen burbujas en el agua contenida en la botella descartable. Transcurrido este tiempo, se podría abrir el tambor para verificar la calidad del biofertilizante. El bioinsumo debería presentar un olor agradable (a fermentación alcohólica), en la parte superior se podría formar una nata de colores claros (blancos, amarillos) y el líquido debería tener un color ambar transparente. En el caso que el olor sea horrible (a huevo podrido), se forme una nata superficial de colores oscuros (azul, violeta, negro) y el color del producto sea verde oscuro, son indicadores malos y se recomienda desechar el producto.

Formas de conservación

Superado la etapa de fermentación y realizado el control de la calidad, el biofertilizante tiene una vida útil de 12 meses. Para su correcta conservación, se recomienda guardarlo en bidones plásticos oscuros, previo filtrado con un lienzo para retener las impurezas y evitar

que se tape la boquilla de la pulverizadora. Además, es conveniente colocar una etiqueta donde se detalla el tipo de bioinsumo, los ingredientes, la forma de uso y la fecha de elaboración.

Formas de aplicación

El biofertilizante se diluye al 3, 5, 7 y 10 % en agua, dependiendo del estado de salud del cultivo. Por ejemplo, si se decide aplicar al 5 %, se necesita 1 litro de biofertilizante más 19 litros de agua para una mochila de 20 litros de capacidad. En el caso de iniciar un proceso de transición agroecológica, se recomienda utilizar el bioinsumo a una mayor concentración y con menores intervalos de tiempo de las aplicaciones, prácticamente en forma semanal. Por otra parte, se sugiere aplicar el biofertilizante de manera foliar, antes de las 10 hs y después de las 17 hs, evitando los momentos del día con máxima insolación y elevadas temperaturas y agregando una sustancia adherente (por ejemplo, azúcar o ceniza al 1,5 %) con el objetivo de lograr una mayor eficiencia de aprovechamiento.

 

Fuente: INTA por César Ivan Gramaglia

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