¿Cómo juegan el tipo de cambio, precios y costos? ¿Cómo están algunos de los Índices provinciales?

Como cada tres meses, FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina) presenta su Índice FADA. La medición de septiembre 2019 reveló que el 56,4% de la renta agrícola se distribuye en distintos niveles del Estado. Es decir que, de cada $100 que genera el campo, $56,4 van a los gobiernos: municipal, provincial o nacional. En este estudio, la renta es entendida como el resultado del valor de la producción menos los costos.

David Miazzo, Economista Jefe de FADA, explica que “las variables que entran en juego en el movimiento del índice son principalmente el precio, el tipo de cambio, los costos y los rindes”. Consultado sobre la distribución de lo que se queda el Estado, aclara que “ese 56,4% de participación del Estado está compuesto por impuestos nacionales, provinciales y municipales, algunos coparticipables y otros no”.

Los impuestos nacionales no coparticipables conforman el 55,7% del total de impuestos que afronta una hectárea agrícola en Argentina y son, principalmente, los derechos de exportación, a los que se le suma el impuesto a los créditos y débitos bancarios.

Los impuestos nacionales coparticipables entre el Estado nacional y los Estados provinciales son el 38,6% de los impuestos medidos. La mayor parte la ocupa el impuesto a las ganancias y el IVA.

Las provincias reciben parte de este 38,6% como coparticipación, y también recaudan diversos impuestos. Así, los impuestos provinciales son el 4,9% de los impuestos totales. Por último, los impuestos municipales conforman el 0,8% de los impuestos en el Índice FADA promedio nacional. El componente central de estos impuestos municipales son las tasas viales.

Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 56,4%, la participación del Estado en soja es del 62,1%, en maíz 48,9%, en trigo 43,9% y en girasol 61,1%. Las diferencias entre cada cultivo radican en los impuestos, como el caso de soja que tiene 18% más de derechos de exportación que el resto, y en la renta que genera cada cultivo, a menor rentabilidad mayor participación relativa de los impuestos.

Precios

Con respecto a junio de 2019, se observan mejoras en los precios de soja y trigo, y reducción sustancial en maíz. El precio disponible del maíz pasó de USD 171 por tonelada a USD 132, entre junio y septiembre de 2019, una caída del 22,8%. En el caso del trigo la mejora fue del 1,4%. Mientras que soja ganó un 3,9% y girasol un 11,6%.

Tipo de cambio

En los últimos 12 meses, el incremento del tipo de cambio fue del 48%, pasando de $38,50 por dólar a $57,00. En los últimos 3 meses, se incrementó un 31,3%.

Los costos en dólares se han mantenido relativamente estables. Mientras los costos en pesos (fletes y labores agrícolas) todavía no han alcanzado a copiar la suba del tipo de cambio. Es de esperar que en los próximos meses esta brecha disminuya, ya sea por la propia estacionalidad de la producción, pero también por el incremento del precio del combustible, que es el principal insumo de estas actividades.

El componente en pesos, también suele tener una alta relación con el dólar por dos motivos: la rápida transmisión de la devaluación a los precios que hay en una economía inflacionaria como la argentina; y porque dentro de los costos pesificados está, por ejemplo, el flete cuyos costos dependen en gran medida del precio del combustible y este está ligado directamente al precio del petróleo y del dólar. Lo mismo con las labores. Además de que el valor de los camiones y maquinaria también guarda correlación con el tipo de cambio.

Costos

Nicolle Pisani Claro, Economista de FADA, comenta: “el índice analiza la estructura de costos de los cultivos según sean en pesos o dólares. Se identificó que un 60% de los costos de una hectárea de soja están estrictamente dolarizados mientras que el restante 40% están pesificados. Esta relación en junio era 57%-43%, pero al aumentar el tipo de cambio real, hace que los componentes pesificados tengan menor peso relativo”. En el caso del maíz, los costos dolarizados ascienden al 67% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 33%.

Si se considera el costo de la tierra dentro del esquema de costos, los costos dolarizados en una hectárea de soja pasan a representar el 74% mientras que en una de maíz alcanza el 71%.

Para profundizar en cada caso, se analizan los costos involucrados en una hectárea de maíz, para tomar como ejemplo. En el cálculo del índice se toma desde el valor FOB al resultado después de todos los impuestos. Por ello, se consideran los costos de exportación (fobbing), comercialización, transporte, seguros, administración y producción.

Al analizar los costos resaltan dos puntos. El primero, los gastos de fobbing representan entre el 13% y el 16% de todos los costos involucrados en una hectárea de maíz. Resulta llamativo que estos gastos representen lo mismo que cuestan los fertilizantes, tanto en maíz como en soja.

El segundo punto, son los fletes, donde se puede ver claramente cómo se va incrementando la participación a medida que uno se desplaza hacia el interior. En el caso del maíz, el flete representa el 15% de los costos en Buenos Aires, en Córdoba el 18%, en San Luis el 19% y en La Pampa el 18%. En Santa Fe, como el grueso de la producción se encuentra relativamente cerca de los puertos, representa el 10%. Cabe aclarar que, en la medición de junio, antes de la última devaluación, los fletes tenían una participación relativa entre 5% y 10% superior, de acuerdo a la provincia.

Así, entre fobbing y flete, suman entre el 26% y el 31% de los costos de una hectárea de maíz, sin considerar el costo de la tierra.

Índices Provinciales: Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, San Luis y La Pampa

Mientras el índice FADA nacional es de 56,4%, Córdoba registra un 57,7%, Buenos Aires 58,4%, Santa Fe 56,1%, La Pampa 60,5%, y San Luis 56,4%.

David Miazzo explica las variables que entran en juego: “En estos resultados se conjugan los rindes, los impuestos provinciales y locales y los fletes. También influye la participación de cada cultivo en el área cultivada de cada provincia. Así, por ejemplo, el bajo número de San Luis se explica, en parte, por la mayor proporción de maíz con respecto a soja en su área cultivada”. “Para cada caso se utilizaron los rindes promedio de las últimas 5 campañas”, aclara.

Los impuestos provinciales y municipales varían en cada uno de los casos, para tener una visión general concluimos en que todas las provincias analizadas se paga impuesto inmobiliario rural En Buenos Aires, La Pampa y San Luis se pagan Ingresos Brutos. La alícuota es del 1% en los casos de Buenos Aires y San Luis, y 0,5% en La Pampa. En Córdoba y Santa Fe la actividad está exenta. Buenos Aires y Santa Fe tienen tasas municipales, mientras que La Pampa tiene las guías cerealeras. Córdoba y San Luis no tienen imposiciones a nivel local. San Luis y La Pampa tienen impuestos al estilo de aduanas internas.

 

Fuente: FADA

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