Recomendaciones para el inicio de la cosecha gruesa. Puesta a punto del equipo.

Con el comienzo de la cosecha gruesa en toda el área productiva argentina, y considerando que durante la campaña 2017/18 la cosecha de cultivos como soja y maíz registro pérdidas de 2,27 y 1,27 millones de toneladas respectivamente y que dichas estimaciones para esta campaña 2019, presenta una tendencia alcista debido al aumento de superficie y a los resultados de las evaluaciones de pérdidas de cosecha preliminares registradas por especialistas del INTA, vale la pena repasar algunos conceptos fundamentales al momento de encarar esta tarea en el campo.

La velocidad La evolución tecnológica en los sistemas de trilla, separación, limpieza, autoguiado, registro de datos geoposicionados, etc., han revolucionado el concepto integral de cosecha mecánica de granos en Argentina y en el mundo, pero no ha podido modificar el hecho de que, en el cultivo más importante del país, la Soja, el primer elemento mecánico que toma contacto con el cultivo es la barra de corte y que el concepto, funcionamiento y factores que afectan su eficiencia siguen siendo los mismos. En los diseños de barra de corte utilizados en nuestro país (3” x 3”, 2” x 2”, y 1.5” x 15”), si bien presentan diferencias entre sí, la calidad del corte se ve directamente afectada por la velocidad de avance de la cosechadora. Mientras mayor sea la velocidad de avance, más largo será el recorrido de la planta, impulsada por la cuchilla, hasta el punton donde se efectúa el corte. Eso significa que el movimiento lateral y hacia delante de la planta será mayor, lo que incrementa directamente el desgrane de la planta y las perdidas por cabezal (el 70% de las pérdidas de cosecha en Soja, están provocadas por el cabezal de la cosechadora). Mientras menos humedad posea el cultivo al momento de cosecha, más tendencia al desgrane tendrá la planta frente al estímulo mecánico y más susceptible al aumento de velocidad de la cosechadora (Figura 1).

En el maíz

El cabezal maicero es una maquina diferente al cabezal sojero/triguero, pero la velocidad también afecta su desempeño en el lote. Si la barra de corte del cabezal es el elemento crítico en el cultivo de soja, las placas espigadoras lo son en la cosecha de maíz. En la eficiencia de uso de este elemento, hay una combinación de diferentes factores: Contenido de humedad, rendimiento, consumo de combustible y demanda de terminar el trabajo cuanto antes. Las placas espigadoras deben extirpar la espiga de maíz del tallo y dejar el resto de la planta en el terreno. Si no combinamos correctamente la velocidad de avance de la cosechadora con la velocidad de trabajo del cabezal, observaremos un efecto de empuje o de arrancado de la planta por parte del cabezal, lo que provocara caída de espigas del cabezal o bien arrancado de toda la planta. La forma de evaluar el trabajo de un cabezal un cabezal maicero desde el terreno, es posicionarse en la parte posterior de la máquina y observar el tipo de material que la misma despide por la cola. En un trabajo adecuado la maquina debería despedir únicamente marlos limpios (y enteros en una situación ideal) y restos de chala. Si la misma despide restos de caña y hojas, o si observamos tallos arrancados o cortados en la línea de siembra, eso significa que el cabezal maicero está trabajando mal y que la combinación velocidad de avance, separación entre placas espigadoras y velocidad de rotación del cabezal es inadecuada (Figura 2). Esta evaluación debe ser combinada con la metodología de medición de pérdidas de cosecha propuesta por INTA.

Minimizando daños y planificando recorridos

Durante el periodo entre la campaña de cosecha fina y el comienzo de la campaña de cosecha gruesa, deberemos sumar a las tareas de puesta a punto y refacción de componentes del equipo de cosecha, la rectificación de los elementos que toman contacto con los granos a lo largo de su camino por el interior de la máquina y hasta que los mismos son descargados en el silo o en el camión, para reducir el porcentaje de daño mecánico en los mismos. La rectificación de los elementos de trilla y de los mecanismos que mueven el grano (tubos de descarga, tornillos sinfín). El uso de los mismos en la campaña y el roce de los mismos con el flujo de granos (altamente esmerilante), provoca desgaste del metal y afilado de las superficies, lo que aumenta el porcentaje de daño mecánico sobre los granos. Este trabajo se debe realizar no solo en la cosechadora, sino también en los sistemas de descarga de la tolva. Y respecto a la tolva y su tractor, antes de comenzar el trabajo en cada lote, le da profesionalismo al trabajo si nos tomamos unos minutos en observar la forma del lote (ancho, longitud), la capacidad de nuestro equipo (ancho del cabezal, número de equipos) y cantidad de equipos de apoyo (tractores y acoplados tolva), para planificar un sector de descarga que este sincronizado con los momentos de llenado de la cosechadora, para evitar así la circulación innecesaria de los equipos de apoyo a lo largo del lote. Esto conserva las cualidades estructurales del suelo y disminuye otro tipo de pérdidas de cosecha: Las de reducción del rendimiento que veremos en la campaña siguiente debido a la compactación superficial del suelo (Figura 3).

La limpieza es no negociable

Si observamos los mapas de distribución de malezas resistentes de Argentina, y solapamos campaña sobre campaña, veremos cómo los primeros focos de contaminación coinciden con las principales rutas de circulación de norte a sur y este a oeste de nuestro país, por donde se mueven los equipos de cosecha de una zona de trabajo a la siguiente durante las campañas. Esto señala a las cosechadoras como uno de los principales vectores de contaminación y traslado de semillas de especies de malezas resistentes a herbicidas. Si consideramos el costo de un control químico curativo, en un lote agrícola, debemos darnos cuenta que invertir tiempo en limpiar la cosechadora de un lote al siguiente y de un campo a otro, es considerablemente más barato y es un tratamiento preventivo frente a la contaminación con malezas. Comenzar la limpieza realizando un soplado a conciencia, desde la barra de corte hasta el sistema de distribución de residuos (limpiando el interior de la cosechadora tanto como sea posible). A continuación, desmenuzar un fardo de heno y mediante el embragado del sistema de trilla y separación, hacer que la maquina se lo trague. El flujo de heno a través de la maquina arrastrara las semillas de malezas que hayan sobrevivido al primer soplado. Terminar el proceso con un último soplado a conciencia, nuevamente desde la barra de corte hasta la cola de la máquina (Figura 4).

 

No olvidar

La metodología de evaluación de pérdidas de cosecha es una herramienta fácil y sin costo que debe ser incorporada al trabajo de cosecha de granos. Es un excelente medio de apoyo desde el terreno, para trabajar en equipo con el maquinista y para colaborar con el mismo en la modificación de las regulaciones del cabezal, sistema de trilla, separación y limpieza a lo largo del lote, según va cambiando la expresión de las pérdidas de cosecha. La cosecha de granos en Argentina es un trabajo realizado por profesional extremadamente capacitado, el contratista de cosecha, que debe ser planificado y observado constantemente como una red de factores: clima, cultivo, cabezal, trilla, separación, limpieza, velocidad de avance, etc., que están en constante relación entre si y que pequeñas modificaciones en alguno de ellos, afectan a los demás, expresándose como cambios en los volúmenes de perdidas observadas sobre la superficie del terreno. Este trabajo fue realizado en forma conjunta entre las experimentales de INTA de Salta y Manfredi.

 

Fuente: INTA por José Peiretti

 

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