Análisis de dinámica freática frente a abundantes lluvias en función de uso del suelo

Durante la segunda quincena de octubre las precipitaciones acumularon unos 95 mm y recompusieron el contenido de humedad del suelo que se había perdido durante los últimos meses. Las precipitaciones ocurridas durante los días 10, 11 y 12 de noviembre del corriente año acumularon 157 mm, un abundante volumen de agua coincidente con el total de precipitaciones que se debieran acumular durante todo el mes de noviembre en un año medio. El hecho de haber precipitado en pocos días genera un repentino ingreso de agua al suelo, que rápidamente satura los primeros horizontes de suelo y se reduce la velocidad de infiltración generando charcos en los sectores bajos que demoran más de 5 días en infiltrar totalmente. En esos casos si el cultivo se encuentra implantado como es el caso del maíz actualmente, éste sufre estrés por anoxia radicular que si se mantiene le puede ocasionar la muerte. Por la fecha de ocurrencia de estos eventos puede ocurrir que el cultivo de soja se encuentre recientemente sembrado y el efecto de las grandes precipitaciones provoque que la semilla se reubique más profundo que donde fue posicionada por la sembradora e incluso se genere un planchado en la superficie del suelo que perjudique la normal emergencia de este cultivo y en algunos casos se deba resembrar.

En lo que respecta al agua subterránea, una vez que se han saturado los primeros horizontes el remante de agua que no es retenido continua su camino en profundidad hasta alcanzar el techo de la capa freática donde se deposita ocasionando un ascenso del nivel. La cantidad de agua que ocasiona el ascenso freático depende en gran medida de la porosidad del suelo, la profundidad de napa, el contenido de agua del suelo al momento de la lluvia y éste en gran medida de la recarga por precipitaciones previas y del consumo que hayan generados los cultivos en el periodo previo a estas lluvias. Por esto la cantidad de agua destinada para recarga freática es variable, pero si se deja constante el tipo de suelo, precipitaciones y sólo se varia el uso del suelo se pueden observar en el gráfico n°1 la diferente respuesta de la capa freática ante las precipitaciones.

Es importante observar la humedad del suelo previa a estas precipitaciones que ocurrieron durante la segunda quincena de octubre 95mm que recargaron el perfil de agua del suelo, lo cual se detalla en el gráfico n°2.

En función de esto y analizando la respuesta freática en cada cultivo ordenado de mayor a menor se puede detallar lo siguiente:

– La mayor respuesta fue en el lote destinado a soja, el cual se encontraba recientemente sembrado y aún no emergido, por lo cual la única descarga de agua se debe a la evaporación directa del suelo que en este caso es muy baja. El agua se conserva y se requieren menos cantidad de milímetros de agua para saturar los horizontes y el remanente de agua para recarga freática es mayor.

– Continuando con el orden de respuestas, le sigue el lote de trigo/soja 2°, el cual al momento de las lluvias se encontraba finalizando su ciclo. El flujo de descarga de agua se debe a la evaporación directa del suelo reducida por presencia de cobertura en superficie. La recarga de agua ocurrida en octubre recuperó la humedad del perfil de suelo y el cultivo de trigo ya no se encontraba consumiendo agua, por lo que no logró reducir el contenido de humedad posterior a las primeras lluvias, ocasionándose un aumento del nivel freático muy importante.

– El lote de maíz también experimentó un ascenso, pero en menor medida que los anteriores debido a que el flujo de descarga de agua del suelo se debió no sólo a la evaporación directa del suelo, sino también a la transpiración del cultivo que al momento de la lluvia se encontraba en estadio fenológico v6.

– En contraposición a los anteriores casos, el lote con alfalfa no experimentó modificaciones en la profundidad de napa ya que prácticamente la totalidad del agua precipitada fue retenida por el suelo.

Reflexión final:

La dinámica freática en la pastura de alfalfa no se vio modificada ante este evento de precipitaciones abundantes, por ello esta estrategia puede ser de utilidad a la hora de buscar herramientas de mitigación de los eventos climáticos extremos. En el plano netamente agrícola, si bien todos los sistemas de cultivo sufrieron un ascenso importante, la posición final de la napa nos marca diferentes escenarios productivos para la próxima campaña. En el caso de soja, la posición final de la napa es de 72cm lo cual la hace muy riesgosa para el normal desarrollo del cultivo en un año Niño, pero podría ser una excelente oportunidad para un año donde escaseen las precipitaciones. En cambio, los lotes de trigo/soja 2° y maíz la posición final de la napa fue de 1.62 y 1.96 metros respectivamente. En ambos lotes las profundidades de napa son óptimas para la producción y tienen menores riesgos que en el de soja. Esto fue posible ya que el consumo de agua del trigo durante el invierno/primavera y el del maíz durante la primavera generaron mayor espacio para almacenar agua que en el caso del lote de soja.

 

Fuente: INTA por Pablo Bollati