Carlos Villavicencio, en J. J. Castelli, es productor apícola de material vivo desde 1993, desde su infancia tuvo pasión por las abejas fue el 01 inscripto en SENASA como criadero de material vivo en el NEA. Hoy tiene la cabaña apícola Abeja Kimsa y forma parte de la “Asociación de Cabañas Apícolas Productoras de Material Vivo Certificado”, desde la cual se exportaron a Francia 250 reinas el pasado mes de abril.
En el marco del VI taller de la Asociación y con motivo de realizarse una jornada abierta a apicultores de la zona en la Agencia del INTA en Juan José Castelli, el día sábado 26 de mayo, Carlos Villavicencio relató sus inicios, vivencias y proyecciones a futuro.
Al comienzo era una apicultura rústica, consistía en la caza de enjambres, se trabajaba con una colmena racional, con las medidas y los cuadros que corresponden, pero el principio era muy rudimentario (…), además la abeja de la zona era de una agresividad extrema, cuando uno quería hacer un trabajo más racional la agresividad de las abejas limitaba muchísimo el trabajo, explica Carlos. Luego, a mediados de los ´90, a través de INTA se vincula con PROAPI (Programa Nacional Apícola del INTA) que estaba trabajando en Tandil con una cuestión sanitaria, una enfermedad empezaba a diezmar colmenas; él ya había comenzado con las abejas, pero su interés estaba en producir material vivo, producir reinas, celdas reales; primero porque me gustaba y segundo, porque en la zona no existían productores que hicieran ese trabajo. Tal es así que cuando yo registro el criadero en SENASA yo tengo en número 01, es el primer criadero del NEA.
El desarrollo de su actividad en cuanto a la tecnología comenzó con PROAPI, se comenzó a traer genética desde la prov. de Bs. As., había necesidad de genética de alta limpieza (por los problemas sanitarios) esto hizo que el vínculo sea más estrecho. A partir del 2003 se arma un protocolo y se comienza a trabajar con material vivo certificado. Carlos explica, esto significa certificar el trabajo que sale de las cabañas, comprende un protocolo, inspección sanitaria, un manejo determinado de las colmenas, el uso de la genética que nos envía INTA, el no uso de antibióticos en las colmenas, llevar registros, control de no tener loque americana, ningún tipo de bacteria, bacteriosis o signos clínicos en las colmenas. Este trabajo sobre el aspecto sanitario a la larga terminó redundando en un mejor manejo de las colmenas. Todo eso a través de ese paquete tecnológico, llamado sendero tecnológico que el PROAPI nos facilitó y que lo armamos un poco entre todos.
La red de cabañas conformada en Asociación de Cabañas Apícolas Productoras de Material Vivo Certificado se conformó hace cuatro años y actualmente, la constituyen cabañas de Jujuy, Tucumán, Mendoza, Buenos Aires, Entre Ríos, Córdoba, Santa Fe, Corrientes, Chaco. Una vez al año realizan un encuentro donde ajustan los trabajos, intercambian tecnologías, experiencias e invitan a participar a apicultores de la región. Tenemos un sentido común en el trabajo, en el manejo de las colmenas, en la calidad del material que sale y la vinculación con INTA (…) implica una relación más de compromiso, también se fue acentuando la relación entre las cabañas, estamos trabajando fuerte en el tema de exportación de reinas. Este año se logró un trabajo pequeño, incipiente, se lograron exportar a Francia unas 250 reinas.
Los encuentros los mantiene activos a nivel intelectual, siempre hay conocimientos nuevos que van apareciendo; hay aspectos técnicos para ajustar, cada cabaña cuenta su experiencia y es muy enriquecedor. El material vivo es de mucha dedicación a campo y al mismo tiempo es de aislamiento porque estás trabajando todo el año con tu ambiente, tus abejas, y después te juntas con otras cabañas y ves que tenés problemas que son compartidos, eso ayuda y alivia a entender los procesos.
Concluye Carlos describiendo el trabajo que es un objetivo fundamental de INTA, la extensión. Nosotros también somos difusores de esa tecnología porque con nuestros clientes que nos compran material vivo enseñamos las cosas que vamos aprendiendo en el taller o la vinculación técnica que tenemos con INTA. Somos la parte a campo, concreta, un modo de extensión de INTA. A pesar de tener un sentido comercial, dado que vivimos de eso, el impacto central es la difusión de tecnologías con los productores que nos compran material vivo, eso a la larga fue mejorando y mejora la actividad.
En esta oportunidad, el 26 de mayo, se tratará abiertamente un aspecto que se viene haciendo cada vez más complejo, la relación entre la abeja con el ambiente. Cada cabaña tiene experiencias diferentes y esas experiencias (formas de manejo), se van modificando porque el clima se va modificando, la abeja es tan dependiente del clima, que constantemente tenés que hacer ajustes, lo que se llama cambio climático (excesos de lluvia, sequías), afirma Carlos, esto ha ido influyendo en los rindes de miel en las colmenas, y que influye obviamente en el aspecto económico, en el financiamiento después.
Fuente: INTA por Marina Buschiazzo