La cadena de soja y la necesidad de una mirada más allá de la coyuntura económica

La necesidad de contar con una Ley de Semillas, el nuevo paradigma que abre el desarrollo tecnológico aplicado al agro, las políticas públicas en materia impositiva y el desarrollo industrial fueron abordados desde distintos eslabones de la cadena en el Seminario Acsoja 2018.

 

“Logros de la Cadena” fue el panel que abrió el Seminario Acsoja 2018 que se desarrolló en la Bolsa de Comercio de Rosario con referentes de empresas y cámaras del sector participando de un contrapunto en torno a la consigna convocante: realizar un “Balance de un cuarto de siglo y los desafíos para el mediano plazo”. Los disertantes fueron Roberto Urquía (AGD); Joaquín De Grazia (Granja 3 Arroyos); Obdulio San Martín (Don Mario); Alberto Padoán (Vicentín / BCR); Gustavo Grobocopatel (Los Grobo); Rosana Negrini (Agrometal); y Julián Echazarreta (ACA). Desde todos los puntos de la cadena. Aunque la incertidumbre económica en el plano coyuntural y el efecto de la última sequía fueron temas obligados, los discursos pusieron más énfasis en las críticas al gobierno nacional por la aplicación de aranceles diferenciales a la soja en el esquema de retenciones, en el impulso de una nueva Ley de Semilla y en la necesidad de apostar al desarrollo investigativo para comenzar a compensar la ventaja que competidores como Brasil y Estados Unidos sacan al país.

Urquía fue el primero en señalar este último déficit desde el punto de vista de la molienda de soja. Dijo que junto al desarrollo de la soja en el país en los últimos 15 años se triplicó la capacidad de molienda pero advirtió sobre el impacto negativo que el arancel diferencial representa para acompañar esta tendencia en el escenario internacional atento al posicionamiento de los competidores para satisfacer la demanda de proteína de soja. “Espero que desde el Ministerio de Agroindustria rectifique rápido este rumbo y que entienda que hay una lucha en el mundo para agregar valor y sumar fuentes de trabajo. Los países llevan materia prima y agregan valor dentro de sus fronteras”, dijo, y sentenció: “El mundo hoy es una jauría, nadie abre sus mercados, todos protegen las producciones de sus países. Si nosotros abrimos el mercado no nos van a responder de la misma forma: nos van a violar y a llevarnos todo”. Al respecto, Urquía citó el leitmotiv del presidente Macri para graficar las consecuencias que puede tener seguir con estas políticas: “Eso de ser el supermercado del mundo parece que la gente que lo acompaña no lo entiende”, agregó. Por otro lado se refirió a los problemas de calidad que tiene el poroto de soja y que se expresa en un escaso aporte de proteína. Recordó que la industria aceitera descascara la soja para aumentar la proteína y llegar a mercados que la demandan. “Si exportamos solo porotos tendremos mucho rechazo de los de mala calidad. Es importante tener una industria eficiente, cubriendo su capacidad de molienda para ser competitiva”, dijo y graficó el potencial que hay en la industria aceitera argentina mencionando que se espera una molienda de 30 mil toneladas diarias mientras Estados Unidos 5 mil y Brasil 4 mil. Para cerrar, destacó el trabajo que viene realizando el país en materia de infraestructura y logística. En ese sentido consideró importante el avance en puertos y destacó el trabajo que hace Santa Fe utilizando biodiesel para el transporte urbano de pasajeros.

 

Por su parte, Joaquín De Grazia abordó, en base a la experiencia de Granja 3 Arroyos, la importancia que tiene el desarrollo tecnológico de la soja en la nutrición aviar y destacó los saltos cualitativos y cuantitativos que significó la incorporación de genética en la producción de pollos, lo que permitió mejorar la competitividad nacional e internacional. “Los mejoramientos genéticos vinieron acompañados en la mejora en la nutrición y en los estudios. Eso nos hace apostar a que la soja siga siendo un gran aliado para la nutrición aviar”, dijo. Según precisó, el mayor mercado de comercialización de proteínas es el aviar, con 11 millones de toneladas, y se lo reparten entre Brasil y Estados Unidos. En ese mercado, Argentina está incluida pero en una porción minoritaria, junto con Tailandia y Turquía. “El pollo es proteína animal transformada desde la proteína vegetal. Tenemos que hacer lo suficiente para estar en la primera plana del mundo en materia de esta proteína, y la soja aporta mucho”, consideró.

Así también, Obdulio San Martín, del Grupo Don Mario, centró su discurso en ponderar la necesidad de que Argentina cuente con una nueva Ley de Semillas que brinde un marco que acelere el desarrollo científico aplicado a la semilla. Tras recordar que el Grupo Don Mario trabaja en la investigación y el desarrollode la soja, aseguró que la política de esa firma es “ofrecer las plataformas que crean valor al productor”. Al respecto dijo que el objetivo es el mejoramiento vegetal por medio de la asociación con otras empresas en el agregado de valor y destacó la experiencia en Estados Unidos, donde se encuentran probando trabajos genéticos en distintas zonas. Al igual que los disertadores que lo precedieron advirtió sobre la ventaja que llevan Brasil y Estados Unidos tanto en rinde por hectáreas como en materia de reconocimiento intelectual por el desarrollo genético. Según informó, en materia de inversión destinada al mejoramiento de germoplasma brecha es notoria: por cada dólar que se invierte en Argentina, en Brasil se invierten 2,5 y en Estados Unidos 5. “En Reconocimiento a la investigación para el mejoramiento, en Argentina nos quedamos atrás con nuestros competidores”, lamentó.

 

A su turno, Padoán subrayó que hay en la cadena de la soja una esperanza de que este año la campaña dé revancha y se sobreponga al castigo de la sequía con buen clima y una cosecha que se estima en unos 130 millones de toneladas. No obstante, puso el acento en el “amesetamiento respecto al crecimiento del resto de los países productores de soja” que se viene registrando desde hace más de 10 años.“Todos crecen y nosotros muy poco”, dijo, y consideró que este fenómeno obedece a varios factores, entre los que no dejó de lado la desactualización de la Ley de Semilla. “Vamos a estar en la Cámara de Diputados para dar nuestra posición sobre este proyecto. Hay que respetar la producción intelectual, la investigación. Eso explica el desarrollo de otros países”, dijo, y consideró que la Argentina hizo un gran esfuerzo económico para cancelar la deuda con los fondos buitres pero que la falta de atención a un tema como la inversión en investigación genética es nuestro “default tecnológico”.

 

Grobocopatel fue el encargado de plantear como urgente la necesidad de que la cadena de soja se acople a las exigencias de un nuevo paradigma que supone un salto superador el que se inició con la siembra directa y que se vislumbra con el avance de la robótica, la inteligencia artificial y las nuevas formas de hacer negocios, entre otros avances. “Es imperioso Ir hacia un nuevo modelo de pensamiento. Más allá del aumento de productividad con menores gastos, estamos entretenidos gestionando la turbulencia que vivimos y no en construir el nuevo paradigma que va a cambiar la base de la producción agrícola”, sentenció. En materia de biotecnología habló de la revolución del pasaje de lotransgénico a la edición génica y afirmó que hablar de transgénico va a ser antiguo, “tan antiguo como hablar del fax”. Destacó que la edición génica baja los costos, democratiza, y que permite que cada laboratorio pueda generar sus propios productos y aumentar asíla oferta de productos. Al definir a la nueva generación de siembra directa basada en la robotización sostuvo que no hay que pensarla desde los tractores no tripulados sino directamente sin tractores, con robots que siembren. “Podemos pensar en robots impresos en 3D” y lanzó el término “desJohnDeerehización”. “Sin dudas es posible que la agricultura genere nuevos negocios adyacentes a esa actividad. Toyota existe en Argentina porque había agricultura. La robótica, la tecnología de aplicación, la uberización, la inteligencia artificial y el comercio electrónico fueron algunos de los ejemplos que enumeró como modelos con grandes perspectivas en el agro. “La captura de este valor agregado va a estar en manos de los pioneros, y nosotros estamos distraídos atajando los penales que nos tiran desde todos lados. Con políticas erradas damos oportunidad a los competidores de jugar en primera en este nuevo paradigma”, concluyó.

 

Luego, Rosana Negrini habló en representación de la tradicional fábrica de maquinarias Agrometal. “Nosotros hacemos fierros y no somos multinacionales. Vendemos máquinas fabricadas aquí y somos empresas familiares en pueblos del interior del interior con mucha responsabilidad social en la zona nuestra”, dijo, y explicó que en momentos de crisis como éstos los esfuerzos se centran en cuidar los empleos más que destinar recursos a mayor inversión. Aun así, destacó el interés que hay por avanzar en tecnología y mejorar la capacidad productiva en la propia empresa, llegando al caso de que hoy en la planta cuenten con más ingenieros que operarios.  Explicó también que una de las diferencias más grandes que tienen con las multinacionales es la incapacidad para juntarse entre las empresas nacionales para hacer alianzas y compartir conocimiento. “No nos pasamos ni datos. No sabemos cuánto produce cada una”, lamentó. Al referirse a la coyuntura, mostró un cuadro sobre maquinarias agrícolas del Indec en unidades nacionales e importadas: bajas del 30 por ciento en cosechadoras, del 18 en pulverizadoras, y 16 por ciento en implementos. “Todos los sectores bajaron este año porque es una industria muy ligada a la economía. Depende del ánimo del productor, a su situación”, subrayó.“La falta de financiamiento bancario fue drástico, aparte de la sequía. A diferencias de otros años este año vendemos sin financiación bancaria. Y eso sumado a la incertidumbre económica, a que nos cambian las reglas con el dólar y otras cuestiones. Este año nuestros clientes están a la espera”, expresó. Por último pidió por la unidad de los empresarios argentinos del sector para ser más fuertes y consideró que las nuevas generaciones ayudan mucho en ese objetivo.

 

Finalmente, Julián Echazarreta, de la Asociación de Cooperativas Argentinas, recordó que la demanda de proteínas crecerá el 70 por ciento para 2050 y que se requiere menos área sembrada y mayor capacidad alimentaria. Al respecto, dijo que para este reto global los argentinos contamos con recursos naturales, con enorme capital humano, y que tenemos la industria oleaginosa más importante del mundo (aunque tenemos inconvenientes para que esta industria se vea amenazada como el diferencial arancelario). Para describir el potencial que tiene la cadena de la soja en este contexto precisó que para el yacimiento Vaca Muerta la mejor de las proyecciones con inversiones en marcha y por hacerse en 10 años sólo equivaldrá a la mitad de lo que se obtiene con todo los productos agrícolas. Echazarreta cerró el panel con un sostenido llamado a que se apruebe la Ley de Semillas. “Tenemos una normativa de 40 años que hay que corregir, sino no desarrollaremos nuevas tecnologías para mejorar la calidad proteica de nuestra soja. Necesitamos una ley que permita desgravar de impuestos la aplicación de fertilizantes. Todos los de la cadena tenemos deberes que hacer para posicionar nuestros productos y hacernos fuertes en el mercado internacional”, concluyó.

 

Fuente: Prensa Acsoja String-Agro