El problema exige que trabajen juntos tanto el Estado y los productores.
“La langosta, en las diferentes versiones que nos afectan, como la ‘quebrachera’ y la Schistocerca, es un problema que nos ataña a todos y es por ello que los diferentes sectores están trabajando con nosotros, para seguir luchando contra este flagelo que afecta a las provincias del norte argentino”, dijo Héctor Medina, Coordinador del Programa Nacional de Langostas y Tucuras, al disertar el jueves pasado en la Expo 2018 sobre las “Características generales de la Langosta y la Tucura Quebrachera” y de las acciones ejecutadas en la última invasión de langostas.
“Es una plaga voraz (la langosta) que amenaza a los cultivos, campos de pastoreo y montes naturales de distintos sectores productivos. Sus agrupamientos, llamados ‘mangas’, son capaces de consumir una cantidad de cultivos equivalentes al alimento que necesitan 2.500 personas en un día”, dijo.
Red oficial de control
El Senasa estableció una red de monitoreo oficial, que permite la identificación temprana de focos en ‘estadios juveniles’ y el control en el momento oportuno, con el objetivo de disminuir su reproducción, evitar la dispersión, lograr una merma del nivel poblacional y mantener a la población de insectos en su hábitat natural, y eso está en pleno funcionamiento, con maquinarias y mochilas de nuestro organismo, donde que se suman los productores, Municipalidades y Comunas Rurales que colaboran con nosotros para seguir luchando con esta plaga”, agregó.
Un aliado fundamental para lograr controlar nacimientos, agrupamientos de ninfas y hasta mangas de adultos es “el productor, que debe denunciar su presencia”, como así también de cualquier persona que visualice estos insectos.
Fuente: La Gaceta