Panorama sanitario de la soja – Campaña 2017/2018

La magnitud y gravedad de las enfermedades en general depende del grado de compatibilidad existente entre el hospedante (cultivo), el patógeno involucrado y el ambiente (temperaturas de aire y suelo, tipos de suelo, precipitaciones, humedad relativa, prácticas de manejo, etc.) y estas interrelaciones pueden ser modificadas con distintas prácticas introducidas por el hombre. El ambiente en la presente campaña se caracterizó por temperaturas máximas medias por encima de lo normal para los meses de verano. En cuanto a las temperaturas mínimas medias fueron levemente inferiores a lo normal, motivo por el cuál la amplitud térmica fue mayor. Las escasas lluvias durante los meses de enero, febrero y marzo, sumadas a la demanda atmosférica por altas temperaturas, provocaron además un fuerte descenso de la napa freática. A principios de la campaña la napa se encontraba cerca de la superficie (entre 1 y 1,2 m de profundidad), mientras que al final los valores superaron los 3,50 m de profundidad. Recién durante el mes de abril se registraron abundantes precipitaciones, generando recarga de agua del suelo.

En general, la implantación del cultivo en la zona fue buena registrándose en algunos lotes, problemas de “damping off” por hongos habitantes naturales del suelo, entre ellos, Phytophthora sojae, Rhizoctonia solani y Fusarium spp. En la mayoría de los casos no se realizó resiembra de lotes debido a que la incidencia de plantas afectadas fue baja.

Ascochyta, Phyllosticta, y Alternaria fueron los patógenos detectados en foliolos con muy bajas incidencias y severidades. Es de destacar que se presentaron muchos daños en foliolos por exceso de temperatura y falta de precipitaciones, como también en varios lotes se registraron síntomas de quemado en foliolos en estratos medios y superiores, similares a la sintomatología 0 50 100 150 200 250 0,0 5,0 10,0 15,0 20,0 25,0 30,0 35,0 Precipitaciones y temperaturas mínimas, medias y máximas Campaña 2017/2018 Precipitacion Temp Max Temp Min Temp media Nov Dic Enero Febrero Marzo Abril Precipitaciones mm Temperatura °C Octubre producida por Phyllosticta pero provocados por bacterias de los géneros Curtobacterium y Pseudomonas.

 

A partir de finales de enero, en sojas de primera comenzó a manifestarse el síndrome de la muerte repentina en algunos lotes pero con incidencias generalmente bajas. Esta enfermedad, causada por un hongo de suelo del genero Fusarium (F. tucumaniae), infecta sólo la raíz y sus síntomas foliares de clorosis y necrosis internerval son causados por toxinas traslocadas al follaje. El manejo de esta enfermedad se basa en la utilización de cultivares parcialmente resistentes. Todos los años los cultivares participantes de la RECSO son evaluados en un lote con presencia de este hongo, y su comportamiento es caracterizado considerando los datos de las últimas campañas. (Lenzi et al., 2018).

Dentro de las llamadas “enfermedades de fin de ciclo”, la más relevante tanto en sojas de primera, que se como las de segunda, en estadios vegetativos, fue la mancha marrón (Septoria glycines) con bajos niveles de severidad. A partir de enero, y hasta finales de febrero su progreso fue lento debido a las escasas precipitaciones y altas temperaturas registradas. En general pocos lotes llegaron al umbral de aplicación de fungicidas foliares (20% de altura de la planta) por lo cual en la mayoría de ellos no se registraron importantes incrementos de rendimiento Una de las patologías registradas en los últimos estadíos reproductivos, fue el “tizón de la hoja” por Cercospora kikuchii, cuyos primeros síntomas se dieron hacia mediados de marzo progresando rápidamente en severidad hacia fines de dicho mes. Los niveles de incidencia en plantas en algunos lotes fueron del 100%, pero con severidades que generalmente se mantuvieron de bajas a moderadas. Se considera a Cercopora kikuchii como el agente causal de esta enfermedad y de la mancha púrpura de la semilla, aunque recientemente se ha reportado la presencia de otras especies asociadas con estos síntomas (Cercospora flagellaris y Cercospora sigesbeckiae) (Albu et al, 2016).

La mancha ojo de rana (MOR) (Cercospora sojina) se hizo presente hacia mediados de febrero y se mantuvo con muy bajos niveles de incidencia y severidad hasta cosecha, debido a la falta de condiciones predisponentes para su progreso.

En algunos lotes también se detectó la presencia de podredumbre húmeda del tallo (Sclerotinia sclerotiorum). Las precipitaciones registradas durante los últimos días del mes de diciembre, el achicamiento del distanciamiento entre surcos y las altas densidades de plantas, ocasionaron en algunos lotes un gran desarrollo vegetativo. Esto generó condiciones de alta humedad y temperaturas frescas favorables para el desarrollo de esta enfermedad afectando a cultivares de grupos de madurez cortos, que en general escapan a esta problemática. Por otra parte, también se detectó hacia finales de la campaña una alta prevalencia de cancro de tallo (Diaporthe phaseolorum. Las plantas afectadas presentaban hojas necrosadas. En la parte inferior del tallo, usualmente en alguno de los primeros nudos resultaban visibles lesiones marrón rojizas en el punto de inserción de ramas y pecíolos. Estas lesiones se extiendían longitudinalmente dando lugar a cancros de color castaño rojizo, en la mayoría de ellos difusos y con ausencia de picnidios. Al abrir las plantas las médulas totalmente tomada, con la típica coloración marrón En el mundo, esta enfermedad es causada por dos variedades del hongo Diaporthe phaseolorum. Durante la campaña 1996/1997 el cancro del tallo del sur de los EEUU (Diaporthe phaseolorum var meridionalis Syn. Diaporthe aspalathi) causó importantes pérdidas de rendimiento, especialmente en las provincias del norte argentino, que con la posterior incorporación al mercado de cultivares con genes de resistencia su prevalencia e intensidad disminuyó rápidamente. El cancro del tallo del norte de los EEUU (Diaporthe phaseolorum var caulivora Syn. Diaporthe caulivora) fue citado por primera vez en nuestro país en 2001 y desde entonces, se ha observado en diferentes áreas, principalmente en la provincia de Buenos Aires, con distintas incidencias y severidades, siendo el sur de esta provincia la que presentó las mayores incidencias (hasta 70%).

 

La incidencia de plantas dentro de los lotes evaluados en el sudeste de la provincia de Córdoba, fue de 1% hasta un 30%. Hasta el momento los aislamientos de plantas enfermas recolectadas han resultado positivas al cancro del norte de EEUU: Diaporthe caulivora, sin embargo, es probable que Diaporthe aspalathi (cancro del sur) también esté presente. Frente a esta problemática, en la localidad de Corral de Bustos (provincia de Córdoba) se evaluaron los cultivares de GM IV C, IV L y VC. Los cultivares que presentaron los menores índices de incidencia fueron: ACA 4220 IPRO, MS 4,0 IPRO, SY 4×1 RR, DM 40R16 STS, AW 4326 IPRO, CZ 4908 IPRO, DM 4612 RR, SY 4×9 RR, ACA 4949 IPRO, CZ 4,97 RR, HO 4919 IPRO, ACA 4660 RG, AW 4736 IPRO, DM 46R18, Bioceres 4,91, 47 MSO1 STS, SPS4x4 RR, ID 13-152, CZ 5407 IPRO, NS 5258 RR, SRM 5037 RR, LDC 5.3, SY 5×1 RR, DM 50i17, DM 53i53, GYT 5300 RR, 50 MSO1 STS, CZ 5107 y ACA 5350 GR . Colletotrichum sp y Phomopsis sp se observaron en tallos y vainas cuando el cultivo llegó a madurez. Las lluvias abundantes de abril produjeron un retraso en la cosecha, y la calidad de la semilla cosechada resultó dañada en muchas regiones agrícolas. El poder germinativo (PG) promedio en la zona pampeana antes del temporal fue de 89%, según datos del Mapa de Calidad de Soja relevados por la Asociación de Laboratorios Agropecuarios Privados (ALAP). Pero luego del evento climático esa cifra descendió a 81%.

En las muestras de semilla recolectadas y analizadas luego de este temporal, se encontró especialmente Fusarium sp y en menor medida Phomopsis sp y Cercospora kikuchii, Tal como ocurrió la campaña pasada, las muestras recibidas con mayor frecuencia se basaron en plantas y/o foliolos con distintas sintomatologías provocadas por fitotoxidad de herbicidas, fungicidas, y/o aceites o coadyuvantes, debido al difícil control de malezas tolerantes y/o resistentes y a la aplicación de productos en momentos inadecuados. Las proyecciones climáticas mencionan la probabilidad de un año “Niño” para la campaña 2018/2019, por lo tanto para reducir pérdidas importantes de rendimiento a causa de enfermedades en el cultivo de soja se sugiere:

– Seleccionar cultivares con buen comportamiento frente a las principales enfermedades detectadas en la región y en el lote a sembrar.

– Analizar la calidad de las semillas a utilizar y realizar el tratamiento de las mismas con fungicidas curasemillas.

– Realizar siembras con densidades y espaciamientos adecuadas para evitar el vuelco.

– Monitorear el cultivo periódicamente, y una vez alcanzado el umbral de alguna de las enfermedades denominadas de “fin de ciclo”, seleccionar el adecuado fungicida y realizar aplicaciones oportunas.

 

Fuente: INTA por Silvia Graciela Distefano, Lisandro Germán Lenzi, Laura Carolina Gadban