Evaluación de estrategias de fertilización con fósforo y azufre en soja de primera

En las últimas décadas se produjo una reducción en los contenidos de fósforo (P) extractable del suelo asociada a balances negativos entre los aportes por fertilización y la extracción realizada por los cultivos. En el sudeste de Córdoba, en general se plantean estrategias de fertilización con N, P y S en los cultivos de trigo y maíz, con dosis aplicadas que en general no contemplan la extracción de nutrientes durante el ciclo completo de rotación. En este sentido, no resulta frecuente la fertilización del cultivo de soja, que ocupa la mayor proporción de la superficie sembrada. En base a numerosos estudios en la región pampeana se determinó que en el cultivo de soja es posible lograr el 90-95 % de rendimiento relativo con disponibilidades de P de 8 a 12,4 ppm. Por encima de este rango la probabilidad de respuesta es muy baja, mientras que por debajo del mismo (<8 ppm) se considera que la disponibilidad de P para la soja es baja y la probabilidad de respuesta es alta (Gutierrez Boem, 2008). A su vez, según un estudio realizado por Ferraris et al. (2003), para alcanzar un rendimiento relativo de 95 % en soja de primera, habría que garantizar una disponibilidad de S (suelo + fertilizante) de 14 kg ha-1 . De este modo, balances de P negativos en el sistema durante el ciclo de rotación, asociados a una baja frecuencia en la fertilización del cultivo de soja, permiten plantear la hipótesis de que la fertilización con P y S podría determinar incrementos en el rendimiento del mismo. El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto sobre el rendimiento y los parámetros de calidad industrial de diferentes estrategias de fertilización con P y S en el cultivo de soja de primera.

Materiales y Métodos

Se realizaron dos ensayos a campo durante la campaña 2017/2018, uno de ellos en La Laguna, provincia de Córdoba, Argentina (32° 46´ S; 63° 15´ W), en este el suelo corresponde a un complejo de series Oncativo 40%, Oncativo fase moderadamente alcalina en profundidad 30% y Manfredi fase salina en profundidad 30 %; (Ot3), de textura franco limosa, perteneciente a la clase de capacidad de uso IIIsc (Carta de Suelos de la República Argentina, Hoja 3363-15 Etruria, 1988), mientras que el otro se llevó a cabo en Justiniano Posse, provincia de Córdoba, Argentina (32° 45´ S; 62° 38´ W), en este, el suelo corresponde a un Argiudol típico serie Monte Buey (MB), perteneciente a la clase de capacidad de uso IIc (Carta de Suelos de la República Argentina, Hoja 3363-16 Justiniano Posse, 1978). El cultivo antecesor en ambos casos fue maíz de siembra temprana. Los análisis realizados previo a la siembra mostraron suelos con contenidos de materia orgánica muy bajo en La Laguna y adecuado en Monte Buey; pH bajo y conductividad eléctrica adecuados en ambos casos, siendo el fósforo (P) extractable bajo en Justiniano Posse y muy bajo en La Laguna (Gambaudo y Fontanetto, 2009), (Cuadro 1).

En ambos casos, al momento de la siembra, los primeros horizontes del perfil se encontraban a capacidad de campo, con presencia de napa freática a 2,1 y 2,3 m en La Laguna y Justiniano Posse respectivamente. En La Laguna la fuente utilizada correspondió a una mezcla física (9,6-41,6-0 18 S) compuesta por 80 % de fosfato monoamónico (MAP) y 20 % de Sulfugran (90 % de S). Se establecieron cuatro tratamientos (T) correspondientes a diferentes estrategias de fertilización (Cuadro 2).

Mientras que en Justiniano Posse la fuente utilizada como fertilizante fue superfosfato simple (0-20-0 S 12 Ca 20) y en este caso se establecieron cinco tratamientos (T) (Cuadro 3).

En la Laguna, en los tratamientos en que se aplicó al voleo se utilizó una fertilizadora marca Altina HP 3918 con distribución neumática mediante difusores ubicados sobre un botalón, garantizando una adecuada distribución espacial del fertilizante. Mientras que se sembró con una sembradora Bertini 32000 en surcos distanciados a 0.525 m. Incorporando el fertilizante en la línea de siembra en T1 y T3. En Justiniano Posse se utilizó una sembradora Gherardi G600 a 0,35 m de distancia entre surcos tanto para la aplicación del fertilizante en pre siembra (sobre el suelo) como para la aplicación durante la siembra (incorporado en la línea). La siembra se realizó el 10 y 29 de octubre de 2017 en Justiniano Posse y La Laguna respectivamente y el cultivar utilizado en ambos casos fue DM 40R16. El diseño empleado fue en bloques completos con tres repeticiones. La unidad experimental presentó 25 y 31,5 m de ancho en la Laguna y Justiniano Posse respectivamente y un largo de 400 m en ambos casos. Las mismas se condujeron bajo un control total de malezas, plagas y enfermedades. La cosecha se realizó en una franja central de cada parcela con cosechadoras automotrices equipadas con cabezales draper de 12,2 m de ancho de labor y se determinó rendimiento en grano corregido según la humedad de comercialización (13,5 %). Se efectuó el análisis de cada muestra cosechada en el laboratorio de Calidad Industrial de Cereales y Oleaginosas de la EEA Marcos Juárez, donde se determinaron los porcentajes de proteína y aceite. Las variables se analizaron mediante análisis de la varianza utilizando el software estadístico Infostat (Di Rienzo, 2016). Cuando se detectaron diferencias significativas entre tratamientos se realizaron las comparaciones mediante el test LSD de Fisher.

Resultados y discusión

Las precipitaciones totales durante el periodo octubre-abril fueron de 522 y 544 mm en La Laguna y Justiniano Posse respectivamente (Cuadro 3). Sin embargo, la campaña 2017/2018 se caracterizó por presentar precipitaciones escasas durante los meses de enero, febrero y marzo. En este sentido, la presencia de napa freática constituyó una fuente de agua valiosa para el cultivo.

Los niveles de rendimiento obtenidos resultaron elevados, así el promedio de todos los tratamientos evaluados fue de 5701 kg ha-1 en La Laguna y de 6042 kg ha-1 en Justiniano Posse. El análisis de la varianza en ambos sitios determinó que no se produjeron diferencias significativas (p<0.05) de rendimiento entre los distintos tratamientos evaluados. Sin embargo, en La Laguna se manifestó una tendencia positiva en el rendimiento cuando el cultivo fue fertilizado. Así, el testigo sin fertilización (T0) alcanzó un rendimiento promedio de 5474 kg ha-1 , siendo el más bajo del ensayo, mientras que, los tratamientos con aporte de fertilizante obtuvieron rendimientos superiores a T0, no manifestándose diferencias entre las distintas estrategias de fertilización (Gráfico 1). No así en el caso de Justiniano Posse en el que se obtuvieron rendimientos estables entre los diferentes tratamientos evaluados (Gráfico 2).

Los porcentajes de proteína promedio de todos los tratamientos fueron de 33,46 y 33,12 % mientras que los de aceite fueron de 23,63 y 24,76 % en La Laguna y Justiniano Posse respectivamente.

Al igual que en el caso del rendimiento, no se determinaron diferencias significativas (p<0.05) en los contenidos de aceite y proteína entre los distintos tratamientos de fertilización. Sin embargo, en ambos sitios de evaluación, los tratamientos con mayor aporte de nutrientes (T2 y T3 en La Laguna y T3 y T4 en Justiniano Posse) presentaron valores levemente superiores a T0 (sin aplicación de fertilizante) en ambos parámetros (gráficos 3 y 4).

 

Consideraciones finales

No se manifestaron diferencias significativas de rendimiento entre tratamientos en ninguno de los dos sitios experimentales, sin embargo, la tendencia positiva observada en La Laguna determina la necesidad de continuar evaluando esta práctica en ambientes de la zona. No se observaron efectos consistentes de la fertilización sobre los porcentajes de proteína y aceite, sólo un leve incremento de ambos parámetros en los tratamientos con mayor aporte de nutrientes, sin embargo, estas diferencias no resultaron significativas.

 

Fuente: INTA por Luis Federico Pagnan, Lisandro Errasquin, Juan Bertram, Martín Sánchez, Carolina Daniele, Martín Capello,