Un fuego que inició un mochilero a la vera de la ruta 9, a la altura de Villa María de Río Seco en el norte de Córdoba, obligó a cortar esa carretera durante largas horas y a movilizar bomberos y aviones hidrantes para controlarlo, durante jueves y viernes.
Pero el saldo negativo que dejó este descuido del hombre de 33 años, que fue detenido por la Policía, fue mucho mayor: entre otras cosas, destruyó un campo modelo en investigación de alta genética ganadera.
Se trata de un establecimiento de 700 hectáreas que, desde hace cinco años, alquila el Instituto de Reproducción Animal Córdoba (Irac-Biogen), una entidad que se dedica a estudiar modos de mejorar la producción bovina mediante procesos de transferencia de embriones.
Humberto Tríbulo es uno de los miembros del Irac y relató a Agrovoz los pormenores del desastre que hizo el incendio.
Pérdidas
“Se quemó el 80 por ciento del campo; entre 500 y 600 hectáreas, que incluyen parte de monte nativo y algunas laderas con pasturas; principalmente, panicum coloratum y pasto llorón. Se perdió casi todo, además de 12 kilómetros de alambrado, que es lo más costoso”, señaló Tríbulo.
En ese establecimiento, el Irac tiene vacas en las que “siembran” embriones de alta genética que, una vez que se gestan y nacen, se evalúa su desarrollo y crecimiento en condiciones determinadas.
Por ejemplo, Tríbulo contó que están desarrollando una investigación en la que “parten” embriones y generan “gemelos” que luego crecen en situaciones diferentes (uno es destetado precozmente y alimentado con suplementación, y el otro permanece al pie de la madre hasta los seis meses) para ver cómo cambian sus características en función de estos aspectos.
“Teníamos alrededor de 160 vacas y las estuvimos clasificando. A 80 las mandamos a remate a a Jesús María, porque no tenemos para darles de comer. Las otras son las que están preñadas y podemos mantener porque tenemos una reserva de silo de sorgo”, contó Tríbulo.
Y remató: “La verdad, nos hizo un daño terrible este mochilero. Estamos replanteando cómo vamos a seguir. El mayor daño es en los almabrados. Las pasturas, confiamos que cuando llueva y haya humedad suficiente, se pueden recuperar. Todavía no nos reunimos con la dueña del campo para ver cómo afrontamos esto”.
Fuente: Agrovoz | Por: Favio Ré | Fotos: Humberto Tríbulo