El mercado quiere tentar al productor a sembrar trigo

En un escenario de menor oferta total y una demanda externa muy sostenida, los precios para la entrega de trigo diferido a cosecha en enero 2019 escalaron a US$ 190/t sugiriendo que los compradores están dispuestos a resignar la baja estacional con tal de asegurarse la tenencia del grano.

Con ofertas abiertas en el recinto del Mercado Físico de Rosario a US$ 190/t por trigo 2018/19 a entregar en diciembre 2018 o enero 2019, igual valor que se paga por la entrega en julio de este año, desaparece la previsión de una baja estacional por el ingreso de la nueva cosecha. En otras palabras, los compradores están dispuestos a resignar una caída del precio pagado cuando la oferta se hace abundante, con tal de asegurarse la originación de la mercadería.
Esta campaña 2017/18 se caracteriza por una demanda muy sólida por trigo y harina, especialmente desde el mercado externo. No sólo Brasil ve caer su producción del cereal, aumentando su dependencia en abastecedores externos, sino que lo mismo ocurre en muchos de los proveedores alternativos a Argentina, como ser Paraguay y Estados Unidos. Al mismo tiempo, una fuerte sequía azota al trigo de invierno en Estados Unidos, quien podrá vender menos y a un mayor precio. Así, nuestro abanico de potenciales destinos de exportación excede por mucho al mercado brasileño, alcanzando regiones tan recónditas como África Subsahariana y el Sudeste Asiático.
Como prueba de la fortaleza de la demanda externa, las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior cerraron febrero a un nivel máximo histórico por encima de las 7 millones de toneladas, como puede verse en el gráfico adjunto. Además, la relación entre este trigo ya comprometido y las exportaciones totales estimadas para la campaña es la más alta en al menos 7 años, con excepción del peculiar año comercial 2012/13 sugiriendo que resta relativamente poco trigo “de libre disponibilidad”. Acorde con ello, los exportadores llevan comprados a marzo el volumen de trigo más alto registrado, con 8,7 millones de toneladas.
Esta demanda sostenida, a su vez, se enfrenta a un volumen de oferta más ajustado que la campaña pasada tanto por menor producción (recordemos que pese a las intenciones del sector productor de incrementar el área sembrada esta campaña, los excesos hídricos de mitad del año pasado echaron por tierra sus pretensiones), como así también por stocks iniciales más bajos, como puede verse en el balance de oferta y demanda presentado.
En este contexto es que se da una situación particular en el mercado donde los exportadores ofrecen por el trigo a cosecha para el nuevo ciclo 2018/19 el mismo valor en dólares que están dispuestos a pagar en el segundo semestre de este año, en torno a los US$ 190/tonelada.
En el segmento disponible, no se dieron ofertas abiertas en toda la semana aunque la referencia de la Cámara Arbitral rosarina aumentó en la semana $ 150/tonelada hasta los $ 3.650/tonelada, en parte arrastrado por la suba que mostró el cereal en el mercado internacional que teme por la ola de frío en Europa y la sequía que hostiga a Estados productores claves de Estados Unidos y que llevó al futuro más cercano de trigo duro de invierno en el Mercado de Kansas a su valor más alto en 8 meses (aumentó en siete días más de 20 dólares por tonelada, o un 11%, hasta los US$ 195/t).​​
La gravedad de la situación se ilustra en el Monitor de Sequía de dicho país, que mostró el día jueves que la sequedad extrema cubría el 33% de Oklahoma y 10% de Kansas, los dos principales Estados productores del cereal. Esta escasez de agua ya se materializó en las condiciones del trigo norteamericano: un informe publicado el lunes por el USDA reveló que en dichos Estados el porcentaje del grano que se encuentra en condiciones buenas y excelentes sólo es del 4% y 12%, respectivamente, mientras que los porcentajes de cultivos calificados como pobres y muy pobres ascendieron a 78% en el primer caso y 49% en el segundo, cerca de las peores calificaciones históricas. Este panorama puede verse ilustrado con mayor detalle en la tabla a continuación, donde se observa que en un conjunto de Estados que sumados aportan la mitad de la producción estadounidense de trigo, sólo una quinta parte del trigo sembrado se encuentra en las mejores condiciones, 25% menos que el año pasado.
Agravando el panorama, los dos países trigueros por excelencia, Canadá y Australia, ya venían descontando pérdidas de producción para la nueva temporada. De hecho, el International Grain Council estima que en la campaña 2018/19 caerán los stocks mundiales de trigo por primera vez en seis años, quebrando la tendencia de acumulación de inventarios a las que se había acostumbrado el mercado en el último lustro. El mensaje está claro, el mundo ve menos trigo en el horizonte y la demanda está dispuesta a pagar por torcer esa suerte.
Fuente: Franco Ramseyer-Emilse Terré BCR.